Borrar
En el mostrador. Jorge Pascual, ataviado con el delantal de carnicero, declama uno de sus poemas ante Asier, uno de los clientes. Iñigo Royo
Performance

Y en el Día de la Poesía, el verso se hizo carne

El poeta Jorge Pascual y el charcutero Borja Santos se aúnan para llevar a cabo una insólita acción poética en una carnicería de Amara

Alberto Moyano

San Sebastián

Jueves, 21 de marzo 2024, 01:00

Cuando el poeta declara que ha puesto las vísceras y las entrañas en sus versos suele ser una licencia literaria, pero en esta ocasión es literalmente cierto. El escritor Jorge Pascual (León, 1981) celebrará hoy el Día Internacional de la Poesía con una acción artística propia de las vanguardias y el surrealismo: leerá sus composiciones en la carnicería amaratarra Félix Santos, cuyos productos irán envueltos en un papel con seis poemas impresos. El establecimiento se convirtió ayer para DV en un 'Ateneo de pechugas de pollo, filetes y embutidos' ante una clientela que escuchó primero y ovacionó después los versos declamados de carrerilla por el propio vate.

Éxito de la acción poética

El carnicero ha despachado ya 2.000 envoltorios de los 4.000 que ha impreso con los poemas manuscritos

La acción poética que cristalizará hoy en la carnicería de la calle Felipe IV ha sido de gestación lenta. Hace unos meses el carnicero Borja Santos le pidió a su cliente y vecino Jorge Pascual dos poemas: uno, para regalárselo a sus padres con motivo de sus Bodas de Plata. Otro, para su mujer. Fue un dicho y hecho. A cambio, el poeta se llevó una chuleta como agradecimiento. Y en vista del éxito, acordaron que Jorge Pascual, de profesión celador en el Hospital Donostia y con varios poemarios publicados, le cediera los manuscritos de seis de sus composiciones que, tras pasar por manos del diseñador Martxel Montero, se convirtieron en papel para envolver la carne. El carnicero imprimió 4.000 y a día de ayer, ya había despachado más de la mitad. Y la clientela, encantada, porque como confesaba una compradora, «quién me iba a decir cuando me he levantado de la cama que hoy me leerían un poema».

La propuesta

«La idea es que la sangre y la carne manchen los versos del papel y la gente los lea mientras cocina»

Con un espíritu 'underground', y la intención de «'desacralizar' la poesía y despojarla de esa solemnidad que a veces la rodea», Pascual se entrega con entusiasmo al juego de recitar sus versos desde el mostrador del establecimiento. «La idea es que la sangre y la carne manchen los versos del papel de envoltorio y la gente lea los poema mientras cocina lo que ha comprado. O que los tiren a la basura directamente. El carnicero me ha dicho que mucha gente ni se ha dado cuenta de que hay versos impresos».

Y eso que el propio Borja Santos se encargaba de informar uno a uno a sus clientes de que hoy se celebra el Día Internacional de Poesía y de que con ese motivo se está llevando a cabo en la carnicería la acción poética. «Me gusta el absurdo, el surrealismo y la descontextualización de una poesía que en ocasiones se considera aburrida. Me gusta sacarla de los libros», asegura Pascual. En este caso, en el ánimo estaba «investigar, probar y jugar sin ninguna pretensión».

En cuanto al criterio de selección de los poemas, confiesa el autor de 'Periferias caminadas' que no hay. «De hecho, pensé en cambiarlos, aunque finalmente no lo hice».

El papel de envolver, con la reproducción de los seis poemas manuscritos.

Calles, paisajes y lo cotidiano

La temática es la habitual del poeta leonés afincado por amor en Donostia desde hace seis años y que ya ha desarrollado en poemarios como 'El viento ya está escrito' (Ediciones Menguantes) o 'Caminan las nubes descalzas' (Editorial Eolas): «El paisaje, la meteorología, la calle y lo cotidiano». Y entre sus influencias, todos los 'poetas malditos' –de Rimbaud a Baudelaire, pasado por Pedro Casariego–, y algunos consagrados –Octavio Paz o José Ángel Valente–. «Me gustan los que no están dentro del canon o, al menos, los que no hicieron en su vida lo que se esperaba de ellos».

Todo esto lo cuenta Pascual entre recitado y recitado ante una clientela que en su gran mayoría acepta «encantada» el 'regalo' de los seis poemas impresos en el papel de la carnicería. «Todo lo que sea difundir la cultura y, encima, en algo tan bonito como este papel», afirmaba María José, que se confesaba lectora habitual, «aunque para la poesía hay que encontrar el momento propicio».

Fernando, por su parte, valoraba que «en un mundo de broncas continuas es bonito que queden corazones sensibles». En cuanto a Arantxa, aseguraba: «Me parece muy bien la iniciativa y eso que no me gusta la poesía. Pero estas cosas populares son muy bonitas». Por el contrario, a Rocío le «encanta» este género y prometía leer los versos al llegar a casa –como prácticamente todos los clientes que pasaron ayer a mediodía por la carnicería–. ¿Todos? No: una clienta salió a la carrera del establecimiento al percatarse de lo que allí se estaba cociendo, mientras Jorge Pascual gritaba desde el mostrador: «¡La poesía es una agresión!».

Hoy, Día Internacional de la Poesía, proseguirá esta performance que fusiona rimas y carne. Será el mes que viene cuando Jorge Pascual inaugure en la Casa de Cultura de Okendo una exposición basada en su artefacto literario 'Periferias caminadas', creado a partir de su poema 'Los límites' y en el que aúna textos, fotografías y bocetos, y que fue seleccionado en el programa de micromecenazgo Meta! del Departamento Foral de Cultura.

'Sín título'

La lírica se cuela entre las rendijas del cotidiano mientras saludamos

al señor que camina debajo de nuestro portal o recibimos nuestro

pedazo de carne envuelto en un papel de estraza.

Sucede que nos ensimismamos cuando vemos los restos de las

migas de pan desaparecer, por unos pájaros que se posan en el

respaldo de la silla de la terraza donde tomamos café.

Hace frío porque pasa que sucede el viento y los ladridos de los

mismos perros que se conocen.

No hace siempre el mismo frío y a veces nuestras palabras se

conocen distintas y nos salen en silencio.

No se olvide del pan, se ha dejado las vueltas, ¿quiere una bolsa?

No, gracias, me envuelvo yo solo el recuerdo.

Tenga un buen día, disfrute de lo que queda de lluvia. Mañana hará

sol, parece.

No me acuerdo de su nombre, Jorge, yo Borja encantado; soy su

carnicero de confianza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¿Tienes una suscripción? Inicia sesión

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Y en el Día de la Poesía, el verso se hizo carne

Y en el Día de la Poesía, el verso se hizo carne