Para que nos enteremos

En medio de ese caos, una vez que decidió que no iba a abandonar la ciudad y claudicar, la joven se casó con su amigo el médico, y tuvo una niña, Sama, a la que dedica esta película en forma de carta íntima con todo lo que ha ido filmando, en un montaje espléndido.

El hospital que a duras penas mantenía en funcionamiento su marido con otros colegas, se convierte también en su hogar. Y la cámara de Waad al-Kateab, sin ningún efectismo, registra lo que acontece en ese entorno: niños que llegan con su hermanito moribundo en brazos porque le ha alcanzado una bomba; explosiones repentinas en cualquier circunstancia cotidiana; pero también salvaciones en el último minuto, convivencias emocionantes con otras familias y otras gentes solidarias.

Es duro de ver en algunos momentos, también muy emocionante. La cámara se eleva a veces para mostrar la destrucción inmensa, no para tratar de explicar o detallar un conflicto político. En 'Para Sama' se vive a ras de suelo, y en el interior del pensamiento, las aspiraciones, los sentimientos y los temores de una mujer que se entrega a su hija mientras entrega un documento único de una población masacrada sin que llegue ninguna ayuda. Para Sama y para que nos enteremos.