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Críticas Literarias

'Muerte en Santa Rita' de Elia Barceló (Editorial Roca)

Elia Barceló y un 'noir mediterráneo' ·

Un bienvenido contrapunto al 'noir nórdico' y a sus inhóspitos escenarios de nieve y hielo

IÑAKI EZKERRA

Jueves, 2 de junio 2022, 13:41

La novela policíaca ha hallado en las dos últimas décadas un verdadero filón editorial en el denominado 'noir nórdico'. El detonante comercial fue, sin duda, la trilogía 'Milennium' del sueco Stieg Larsson, llevada al cine exitosamente en 2009, pero el género ya se venía fraguando desde inicios de la década de los años noventa con la serie narrativa de Henning Mankell protagonizada por el depresivo inspector Kurt Wallander.

Muerte en Santa Rita

Autora Elia Barceló
Editorial Roca
Páginas 378
Precio 20,90 €

Series televisivas como 'Bordertown', creada por el finlandés Miikko Oikkonen, o como 'Atrapados', del islandés Baltasar Kormákur, han llevado a su máxima expresión la escenografía del hielo y nos han acostumbrado a ver a policías o detectives haciendo su trabajo entre icebergs claustrofóbicos, aludes de nieve y auroras boreales. Frente a esa moda del frío, resulta más que bienvenida una novela como 'Muerte en Santa Rita', representativa de lo que podemos llamar, con todo derecho, 'noir mediterráneo', y en la que su autora, la alicantina Elia Barceló (Elda, 1957), nos introduce con una idílica y luminosa descripción primaveral de rosas de todos los colores, borlas amarillas de grandes mimosas, galanes de noche, bignonias, dipladenias, agapantos y jacarandas azules. El paradisíaco y botánico inventario corresponde al hogar que posee, en la imaginaria localidad de Benalfaro, Sofía, una escritora nonagenaria de espíritu extravagante y altruista que ha alcanzado el éxito cultivando, bajo distintos pseudónimos, la novela de intriga criminal y la de temática eróticosentimental. En esa pacífica y colorista finca, que se encuentra presidida por un caserón señorial, y que en diferentes épocas fue desde balneario de talasoterapia a sanatorio mental de mujeres, la peculiar anciana alberga a una variopinta colonia de estudiantes, jubilados y gentes de mediana edad que, o bien perdieron su casa, obien buscaban un tipo anticonvencional de vida. Uno de los indiscutibles aciertos del libro precisamente reside en la descripción de esa fauna humana, que la autora consigue hacer entrañable para el lector gracias a las genuinas personalidades que retrata una omnisciente pero cercana tercera persona, así como gracias también a las historias que hay detrás de ellas y a los diálogos con los que sabe transmitir o simplemente insinuar de manera ágil y gráfica unas y otras. En ese tranquilo escenario irrumpe la figura de Greta, una sobrina y traductora de los libros de la anciana, que ya tuvo la oportunidad de conocer la casa a una edad temprana, cuando se refugió en ella tras la separación de sus padres, y que ahora regresa tras su propio divorcio y tras los años que ha pasado viviendo en Alemania. El aterrizaje de este personaje en dicho escenario no resulta en absoluto problemático. Lo que sí pone a la comuna en guardia es otra inesperada e inquietante llegada: la de Moncho Riquelme, un antiguo amante de la propietaria, treinta años menor que ella y estrechamente relacionado con oscuros negocios e intereses hosteleros. Tras el anuncio de la boda de la anciana Sofía con el desasosegador intruso, este aparece muerto. De este modo queda planteado el argumento de la novela, que no se halla exento de reconocibles ecos de Agatha Christie: si no ha sido una muerte natural ni un accidente, cualquiera de los habitantes de la casa puede ser el asesino.

'Betseller' de calidad

'Muerte en Santa Rita' no es exactamente un 'thriller' cargado de suspense, sino un 'betseller' de calidad cuya receta responde más bien a la del 'cozy crime', un subgénero de la narrativa policíaca que se ha puesto muy de moda durante los últimos años en el ámbito anglosajón y que es la puraantítesis de las orgías de sangre tarantinescas. Sus personajes no son seres de apariencia temible y violenta ni sus escenarios se caracterizan por la tenebrosidad, sino que unos y otros resultan acogedores y amables. A menudo el propio agente encargado de investigar y resolver el caso es un aficionado, o sea lo contrario al detective bregado en peligrosas aventuras. En esta ocasión se trata de Robles, un comisario de policía retirado que sintoniza y se integra perfectamente en el cuadro de personajes simpáticos que componen el reparto, y que logran ganarse el afecto del lector: desde Candy, la insustituible secretaria de Sofía, hasta Miguel, el profesor de matemáticas y su esposa Merche, ambos ciegos, pasando por los jóvenes universitarios Nel, Elisa y Nines. Son esa empática nómina de personajes y el Edén mediterráneo en el que se mueven, los que actúan, paradójicamente, contra la tensión novelesca, y hacen que resulte 'acogedor' el propio crimen.

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'Muerte en Santa Rita' de Elia Barceló (Editorial Roca) | Crítica y Opinión