Chailly con la Filarmonica della Scala de Milán, dos leyendas para el Kursaal

Será la primera vez que el público donostiarra verá a Chailly al frente de la orquesta italiana en el Kursaal. En sus dos anteriores visitas, en 1997 y en 2001, el maestro italiano dirigió a la Concertgebouw de Ámsterdam. La primera vez contó con Arcadi Volodos como solista del 'Concierto nº 2 de piano' de Rachmaninov en un programa que se completó con obras de Keuris y Stravinsky. En su segunda visita también dirigió a un prestigioso pianista, Jean-Yves Thibaudet, el 'Concierto en sol' de Ravel, completando el encuentro con otra obra de este compositor y Stravinsky. Esta vez vuelve a revisitar al creador de Ziboure con sus dos suites de 'Daphnis y Chloé' y ofrecerá su visión de la música romántica con la 'Quinta' de Tchaikovsky.

Riccardo Chailly debutó en la Scala en 1978, si bien siendo aún estudiante, fue nombrado asistente de Claudio Abbado. No hay orquesta que no haya dirigido o teatro de ópera en el que no haya dejado su impronta. Fue titular de la Concertgebouw entre 1988 y 2004 y ha trabajado de forma regular con las orquestas más importantes del mundo, como la Filarmónica de Berlín o la Sinfónica de Chicago, sin olvidar sus compromisos con la Gewandhaus de Leipzig, de la que ha sido responsable desde 2005 y con la que mantiene una estrecha relación, y la Orquesta del Festival de Lucerna, donde sustituyó a su mentor, Abbado y de la que continúa siendo director musical.

Chailly es un maestro del que se destaca su claro gesto, su pasión o su fogosidad. Su manera de entender la música la resume él mismo como «no hay nada en el mundo que odie más que la rutina». En un documental en medici.tv, asegura que «la música debe conservar su espíritu y su alma, pero también debe ser capaz de mantener una dosis de sorpresa y distracción. Debe proporcionarnos un tema de conversación y nunca implicar simples repeticiones estériles». Dirige siempre con partitura y se muestra muy activo desde el atril. Transmite brío y vitalidad con una batuta clara, de dibujo amplio y con un especial cuidado del ritmo.

En cuanto a la Orchestra Filarmonica della Scala de Milán, fue fundada en 1982 por músicos que participaban en las producciones operísticas de La Scala, por lo que su origen se remonta a 1778, año en que se inauguró el teatro. Ha sido un pilar fundamental en la historia de la ópera, participando en los estrenos mundiales de títulos tan famosos como 'Nabucco' y 'Otello' de Verdi, 'Norma' de Bellini o 'Madama Butterfly' de Puccini. Ha contado con directores legendarios como Arturo Toscanini y desde 1982, año en que Claudio Abbado la sacó del foso del teatro, ha brillado también en el repertorio sinfónico.

La lista de grandes maestros con los que ha tenido relación es interminable: Leonard Bernstein, Carlo Maria Giulini, Giuseppe Sinopoli, Daniel Barenboim o Riccardo Muti, que fue su director principal entre 1987 y 2005. En la actualidad y bajo la dirección de Riccardo Chailly, la orquesta ha ampliado aún más su repertorio y ha intensificado su presencia internacional, así como sus grabaciones discográficas.