

Un viaje de nueve años y muchos madrugones
atletismo popular ·
La pasaitarra Nerea Hermo, que no se cansa de escuchar el despertador, es la primera mujer vasca en completar los 'Six Majors'Secciones
Servicios
Destacamos
atletismo popular ·
La pasaitarra Nerea Hermo, que no se cansa de escuchar el despertador, es la primera mujer vasca en completar los 'Six Majors'Son las 5.20 horas de un lunes cualquiera y el despertador comienza a sonar en casa de Nerea Hermo Múgica. La melodía del terror ... para muchos es para ella una bendición. Fiel a su cita con las aceras y el asfalto, no lo duda: se pone en pie, se prepara, se toma un café y un plátano y a disfrutar de su momento del día. Para la gran mayoría, un madrugón; para ella, en cambio, total desconexión.
A las 6.00 horas -y hoy también lo habrá hecho antes de que los lectores hayan tenido ocasión de sumergirse en estas páginas- llega el momento de correr junto a La Concha o el Urumea, luciendo con orgullo su camiseta del club Donostiarrak. «Da igual que llueva, haga frío, viento...». Los recorridos los modifica dependiendo del día -«aunque no demasiado», confiesa Hermo-, del mismo modo que esta mujer de 48 años ha ido durante los últimos años cambiando de maratón a completar.
Y el lunes de la semana pasada, en Boston, esta corredora guipuzcoana se convirtió en la primera mujer vasca en completar los 'Six Majors', los seis grandes maratones del mundo. «Es un orgullo, como también lo fue el hecho de ser en 2017 una de las primeras liebres femeninas de la Behobia-San Sebastián».
Vive en el centro de Donostia -aunque se siente más que orgullosa de ser de Trintxerpe- desde donde sale «cuatro o cinco días a la semana» a entrenarse. «El gusanillo de correr» le entró hace once años. «La verdad es que nunca había hecho deporte de forma regular. De vez en cuando iba al gimnasio y de joven montaba a caballo. Pero ahora que no me quite nadie la posibilidad de correr; me relaja, recargo pilas».
Fue hace nueve años cuando completó su primer gran maratón. Lleva un total de 19 carreras de 42,195 kilómetros. «En Nueva York, en 2013, corrí fuera de casa por primera vez. Estaba muy nerviosa. Tras aquel 'Major' llegaron cinco más, cerrando el círculo. «En 2014 nos fuimos a Berlín; en 2016, a Chicago; en 2018, a Tokio; en 2021, a Londres; y hace unos días corrimos en Boston. En todos he estado con Cristobal Bernabé, mi pareja. Es un planazo, y más aprovechando el viaje para hacer turismo».
Más allá de las marcas -en Chicago en 2016 completó el maratón en 3h28, su mejor registro en los 42,195 kilómetros-, Hermo es un ejemplo de que para hacer deporte se puede sacar tiempo, aunque cueste. «Soy competitiva y sí que me gusta ir mirando al reloj cuando corro en ruta. Pero soy consciente de que tengo una edad y que mejorar no tiene que ser el objetivo. Me pico con otros del club y a veces también conmigo, pero cada vez cuesta más. Lo importante es seguir y seguir».
Tiene tres hijos y fue tras nacer el último de ellos fue cuando decidió empezar a gastar zapatillas. «Nicolás tiene ahora doce años y dejé de darle pecho con un año. Fue en ese momento cuando pensé que tenía que hacer algo de ejercicio. Empecé con veinte minutitos. Poco a poco me fui enganchando y después me uní al grupazo de Donostiarrak», recuerda. «Han sido once años sin parar y con decenas de proyectos», sin dejar de lado, eso sí, el trabajo y la familia.
«Salgo de casa para correr a las 6.00. Y a eso de las 7.30 ya estoy en casa para despertar a los chavales, prepararles el desayuno, ducharme... Soy armadora en el puerto de Pasaia. Cuando llego a casa, ya por la tarde, intento dedicar tiempo a la familia. Nicolás, el pequeño, practica atletismo en la escuela de la Real Sociedad; Lucía y Marina, en cambio, hacen equitación».
Llegar a Boston fue una auténtica odisea, y no precisamente por las lesiones que ha tenido que superar durante la preparación. «La verdad es que en estos once años que llevo corriendo he podido tener continuidad. Nunca he tenido que dejarlo temporalmente. Molestias he tenido, pero no problemas graves. He tenido suerte en ese sentido», confirma Hermo.
3h55 hizo en Boston, pero lo cierto es que «llegar a meta era el objetivo; el crono poco me importaba. Y correr, después del viaje que tuvimos, fue ya todo un logro. Menos mal que Boston se corre en lunes, porque si no... Si llega a ser el domingo igual no hubiera podido salir».
«Por culpa de la niebla, el primer vuelo entre Hondarribia y Madrid salió más tarde y no pudimos llegar al que teníamos después entre Madrid y Boston. Nos recolocaron y de Madrid tuvimos que ir hasta Londres. Pues este vuelo también salió tarde... Vamos, un maratón de viajes. Por cinco aeropuertos pasamos y unas 48 horas más tarde de lo previsto llegamos a Boston», explica Hermo, ahora ya con una sonrisa.
El viaje, eso sí, mereció la pena. «'Que no me lesione, que no me lesione...', pensaba los días previos al maratón y también mientras corría. En el kilómetro 40 ya empezaron a caer las primeras lágrimas. Estaba emocionada porque sabía que ya iba a completar los 'Six Majors'».
Hermo no recibió una única medalla en Boston. Fueron dos. Y una de ellas, la que acredita que ha llegado a la meta de los seis grandes (Nueva York, Berlín, Chicago, Tokio, Londres y Boston), siempre tendrá un valor añadido para ella. «Hay que solicitarla antes de correr, acreditando que has completado los cinco maratones previos. Te dan un dorsal especial que llevas en la espalda. Y en la meta, tras recibir la del maratón que se está disputando, los voluntarios llevan a quienes portan ese dorsal a una carpa en la que es la otra medalla la que te ponen. Y la fiesta, claro, es tremenda porque estamos todos los que acabamos de cumplir el objetivo».
Aunque en menor medida, también disfrutó en Nueva York en 2013. «Eso sí, fui sin geles durante prácticamente toda la carrera. Y eso que a mí me gusta tomar uno cada cinco kilómetros. Cristóbal se torció el tobillo al poco de empezar y me dijo que siguiera, que él ya llegaría. De lo que no nos dimos cuenta fue de que él era el que llevaba los geles...».
Y en cada maratón, como es normal, más de una anécdota. 42,195 kilómetros dan para mucho. «En Berlín, apreté antes de tiempo. Pensaba que la meta estaba justo debajo de la Puerta de Brandeburgo, pero no. Faltaban entre 200 y 300 metros. Se me hicieron eternos». En Chicago, concentración en busca de marca desde el primer metro.
«En Tokio, mientras veíamos la Expo y mirábamos a ver qué atletas corrían, vimos que entre los españoles me habían metido a mí en primer lugar como semi-élite. Fue gracioso verme en la salida con atletas africanas». Fue en 2018.
Tres años después, en Londres, falló el plan. «Cristóbal y yo salíamos en cajones diferentes. Quedamos en encontrarnos en la séptima milla. Había tanta gente que no nos vimos. Pero llegamos los dos».
Los metales de los maratones importantes los tiene visibles en casa; el resto, en cambio, «en un cajón». Pero lo cierto es que Hermo no solo cuenta con medallas 'finisher' de carreras de 42,195 kilómetros. También ha participado en otro tipo de pruebas, alguna de ellas más dura incluso.
«Entre el año 2016 y el 2018 me dio por el triatlón; desde distancias sprint hasta los más largos. Acabé varios. Hice seis medios Ironman y, ya que estaba, acabé en Alemania un Ironman». 3,86 kilómetros de natación en mar abierto, 180 de ciclismo y un maratón corriendo. Casi nada.
No piensen que tras completar los 'Six Majors' se han acabado los retos para ella. Ya tiene otro en mente. «Una nueva chaladura para la que tendré que entrenar duro, aunque aún quede un año», apunta la corredora guipuzcoana.
¿Cuál es el objetivo? El maratón des Sables, del 21 de abril al 1 de mayo del año que viene. ¿Y en qué consiste? Hermo lo explica: «Son 250 kilómetros por el desierto del Sahara, por Marruecos... Son varias etapas. Cada participante lleva su propia mochila con la comida. Ahora me tocará empezar a correr también por la arena, por el monte... Tengo justo un año para prepararme».
Como se ha visto durante la última década, no hay reto que se le resista a Nerea Hermo. Seguro que este tampoco. Su despertador seguirá sonando a eso de las 5.20 horas; una melodía alegre para ella.
Nerea Hermo comparte sus recuerdos de las 'Six Majors' que ha completado:
2013
«Era mi primer gran maratón, la primera vez que salía para correr. Recuerdo cómo en el km 5, Cristóbal, con quien corría, se torció el tobillo. 'Tú tira que yo ya llegaré', me dijo. Pero él tenía mis geles. Corrí sin ellos».
2014
«Qué duros se me hicieron los últimos metros. Aceleré cuando vi la Puerta de Brandeburgo. Pensaba que la meta estaba justo debajo. Pero no... Quedaban entre 200 y 300 metros y se me hicieron realmente eternos».
2016
«Hizo mucho calor. Lo tuve que dar todo. Llegué vacía a meta. Me puse a llorar. En aquel maratón salí concentrada desde el primer kilómetro en busca de mi marca personal y la logré. Hice 3h28. Era más joven que ahora...».
2018
«Me gusta visitar las enormes expos que se montan los días previos a los maratones. EnTokio, fuimos a mirar el tablón con los dorsales para ver qué españoles corrían. Y junto a la bandera, la primera en el grupo de semi-élite era yo».
2021
«Cristóbal y yo salíamos en cajones diferentes. Quedamos en encontrarnos en la séptima milla, pero con tanta gente fue imposible. No nos vimos y cada uno tuvo que hacer su carrera. A Londres fuimos varios del club Donostiarrak».
2022
«El de Boston es un maratón duro y mi mayor miedo era lesionarme durante la carrera y no poder completar los 'Six Majors'. ¡Pero lo logré! Tengo que confesar que en el kilómetro 40 ya se me salían las lágrimas; fue emocionante».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Cork busca turistas en el norte de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.