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'Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile'. Matxin trata de sintonizar Radio Giro en la subida al Colle delle Finestre, en ... vano. Todo son ruidos, como si alguien hablara en latín, un idioma muerto. En este remoto valle, a más de 2.000 metros de altitud, no hay cobertura. La emisora del coche del equipo UAE no funciona en el momento decisivo del Giro de Italia. Isaac del Toro, el mejor corredor, el más brillante, el más fresco, el más joven, se encamina hacia la derrota. Y pierde. 'La vida es breve, el arte largo, la ocasión fugaz, la experiencia confusa, el juicio difícil'. La crónica de la etapa reina del Giro de 2025 la escribió Hipócrates hace 2.500 años.
La vida es breve. Isaac del Toro (UAE) tiene 21 años y es el hombre fuerte del Giro. Entre Roma y él, solo se levanta el Colle delle Finestre, para firmar una de esas victorias que pasan directamente a los libros de historia, ganar el Giro en la primera oportunidad y tan joven como el mismísimo Fausto Coppi.
El arte, largo. Simon Yates (Visma) va camino de los 33 años. Ha ganado una Vuelta a España y ha perdido un Giro en circunstancias dramáticas aquí mismo. Conoce la ley del camino que sube a la Finestre. Las mismas rampas de tierra que en 2018 le sepultaron, hoy le van a entregar la gloria. El destino sale al encuentro del inglés, siete años después. Con una cabalgada impecable sobre el error de juventud de Del Toro y de cálculo del UAE, no solo recortó la desventaja de 1:21 con la que salía, sino que llegó a Sestriere con 5:13 sobre sus dos rivales y hoy ganará el Giro con 3:56, una diferencia incoherente con las cortas diferencias entre los mejores que se han visto en la carrera.
La ocasión, fugaz. RichardCarapaz (EF) corre para ganar. Explosivo y correoso, como siempre, castiga desde el pie de La Finestre al joven líder que, sin embargo se defiende. Yates cede a cada arreón y luego vuelve. El escalafón está claro. Pero el inglés mantiene la lucidez para ver su oportunidad. Se da cuenta de que Del Toro, seguro de su victoria, solo tiene en cuenta a Carapaz, de que no maneja un mapa panorámico. Yates comprende que ese marcaje es su gran ocasión, la única, y la aprovecha.
La experiencia, confusa. Del Toro se da cuenta tarde de la situación y no reacciona. En varias ocasiones, los dos primeros de la general se acercan mucho a Yates, pero la maglia rosa no se decide a cerrar el hueco, solo se ocupa de vigilar a Carapaz y deja un cabo suelto. La situación no es evidentísima, tiene matices, claroscuros, pero tampoco parece que nadie alerte del peligro al chaval de 21 años sin experiencia. Cuando se revela la gravedad de la situación ya es tarde. El UAE, el equipo más poderoso de la carrera, está desarbolado y nadie puede echar una mano al líder. En cambio, el magnífico Wout van Aert espera a Yates al otro lado de la montaña, para guiarle con su paso imponente hacia la meta. Del Toro pide entonces ayuda a Carapaz y el ecuatoriano se la niega con la cabeza. Tres veces no. Cuando la carrera llega al llano, vuelve la cobertura. Radio Giro, como en aquella San Remo de Coppi, ya emite música, a la espera de los siguiente en llegar a meta. Pasan más de cinco minutos hasta que asoma Del Toro, con todo perdido.
El juicio, difícil. El desarrollo de la etapa invita a pensar que el UAE perdió el Giro, pero eso quizá significaría quitar mérito al triunfo de Yates, lo que resulta improcedente. Cierto que Del Toro había sido el ciclista más brillante, que tenía el triunfo en la mano y que ayer no pareció menos fuerte que el inglés. Pero ahí estriba la grandeza del deporte, en que nunca se puede descartar lo imposible. «Ganó el más inteligente», zanjó Carapaz en la meta. «No el más fuerte».
Yates ganó el Giro en el mismo lugar de su mayor derrota. La Finestre quita y la Finestre da. Aunque pasen siete años. Las lágrimas de un ciclista de 33 años, que ya había ganado una Vuelta a España, trece temporadas de profesional, 34 victorias, un contrato millonario de especialista para ayudar a ganar el Tour a Vingegaard, calibran la importancia del triunfo.
Ha perdido el Giro, pero Del Toro sale de la carrera como figura. Tiene 21 años, pero la vida es larga y su arte, cualquier cosa menos breve.
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