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Ya nadie se acuerda, pero hace tres semanas los ciclistas tomaban café en las terrazas de Durazzo esperando la salida del Giro. En las playas ... adriáticas albanesas, al sol de poniente, los Alpes quedaban muy lejos. Hay nieve en el Colle delle Finestre, decían los periódicos de Turín. Metro y medio, y sigue nevando. La penúltima etapa del Giro peligra porque el tramo sin asfaltar del coloso piamontés podría ser intransitable. Qué lejanas sonaban esas noticias en el paseo de Dürres, antes de cruzar el mar. Pero han pasado 18 etapas y el Giro ya está al pie de la gran cordillera.
La corsa rosa afronta sus dos etapas decisivas, este viernes en el valle de Aosta y el sábado con el coloso Finestre, Cima Coppi de esta edición con sus 2.178 metros de altitud. Isaac del Toro (UAE) llega al momento de la verdad como líder, a sus 21 años. Frente al mexicano se alza la inmensidad y defiende apenas un puñado de segundos frente a dos rivales correosos como Richard Carapaz (EF), segundo a 41, y Simon Yates (Visma), tercero a 51. Nada cuando falta por subir el Colle delle Finestre, donde el inglés perdió 39 minutos y el Giro en 2018. La carrera no ha vuelto a este puerto desde entonces.
Pero antes, este viernes toca examen de francés. La primera gran etapa alpina se disputa en el valle de Aosta, con tres puertos importantes: Col Tzecore, Col de Saint-Pantaléon y Col de Joux, topónimos en el idioma dominante en el valle hasta hace no tanto y todavía de uso muy habitual en las calles. La etapa tiene 4.950 metros de desnivel acumulado, el mayor del Giro. Es un recorrido incómodo, porque Saint-Pantaléon y Joux son puertos muy diferentes, para distintos tipos de corredor. El primero es escalonado, con rampas durísimas que se alternan con falsos llanos; el segundo, una rampa constante cerca del 10%.
Antes de la meta, los ciclistas aún tendrán que superar Antagnod, un muro corto pero con el 11% de desnivel, y el final en busca de la meta en Champoluc, todo en subida con el último kilómetro empedrado. Allí se habla el walser, una lengua germánica difícil de entender incluso para los alemanes. Eso a Nico Denz (Red Bull-Bora) le da igual porque ganó ayer y ya tiene el Giro hecho. Fue el mejor de la gran escapada del día –el pelotón de los favoritos llegó a 14 minutos– y al de la Selva Negra le da igual que le hablen en italiano, en francés, en alemán o el walser. Es su tercera victoria de etapa en el Giro, tras las dos que logró en 2023.
Ya para el sábado queda la gran etapa de la edición 2025, con el intimidante Finestre. El recuerdo de Chris Froome reventando el Giro en sus rampas sin asfaltar sigue fresco, sobre todo en Simon Yates, la víctima aquel día. Sus ocho kilómetros finales de sterrato ofrecerán algunas de las mejores imágenes de la carrera, con la multitud controlada por las brigadas de 'alpini' con sus gorras tocadas por una pluma en el lado izquierdo haciendo un pasillo a los ciclistas.
Finestre presenta una pendiente prácticamente constante del 9,2% (máxima del 14%) en sus 45 curvas. El descenso es complicado, estrecho, y a su término se afrontará la subida, tendida, hacia la meta de Sestriere.
Ya solo quedará la visita del domingo al Papa en el Vaticano, asunto de la máxima importancia, y la coronación del ganador junto al Circo Máximo.
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