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El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, rechazó ayer la propuesta que elevará al Consejo municipal de Memoria Histórica uno de sus grupos de trabajo, que va a pedir que el Ayuntamiento solicite a la istración General del Estado la inclusión de la escultura del Sagrado Corazón del monte Urgull «en el catálogo de los símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática» con el objetivo de lograr su retirada y que «se recupere el monte Urgull, el castillo de la Mota y los diversos elementos que lo constituyen».
En este grupo de trabajo sobre la simbología franquista participan concejales de EH Bildu y Elkarrekin, de la asociación de vecinos Lantxabe, el sindicato LAB y de la Asociación de Víctimas del Genocidio de Donostia (Avicge), que expusieron el lunes en una rueda de prensa el dictamen que elevarán hoy para su debate.
Este grupo ha venido trabajando en el últimos meses y ha redactado una propuesta para suscitar el debate en la ciudad sobre el monumento del Sagrado Corazón, cuya construcción, entienden, está directamente vinculada con el franquismo. La construcción del monumento fue aprobada el 31 de mayo de 1939 en el Ayuntamiento, institución que aportó 100.000 pesetas para la obra, el diseño fue del arquitecto Pedro Muguruza Otaño, que también participó en la construcción del Valle de los Caídos, y el conjunto escultórico se inauguró en noviembre de 1950. El Ayuntamiento pidió hace unos años un informe sobre la cuestión. La Sociedad de Ciencias Aranzadi determinó que la primera propuesta de construcción del Sagrado Corazón data de 1926-1929, aunque años después las autoridades locales franquistas «pretendieron erigirla como exaltación al régimen dictatorial». No obstante, al no existir en Urgull símbolos o referencias de exaltación de la dictadura, el informe consideró que el Sagrado Corazón es un monumento «compatible con la Ley de Memoria Histórica».
Al ser preguntado ayer sobre la propuesta para eliminar la escultura del Sagrado Corazón, el alcalde indicó que «cada uno valorará lo que es más importante en cada momento en la ciudad y, la verdad, me parece que plantear esto da muestra de las inquietudes intelectuales de algunos». Goia mostró su rechazo a la iniciativa: «No estoy de acuerdo con esta propuesta. (El monumento) forma parte del 'skyline' de la ciudad, está perfectamente integrado en la misma y hay ciudadanos muy diversos que dan una diversa interpretación a ese símbolo».
El primer edil recordó las conclusiones del informe que hizo la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que estimó que el monumento es compatible con la Ley de Memoria Democrática al ser una iniciativa que surgió antes de la dictadura franquista y por no existir ningún signo de exaltación del franquismo en el monumento. «Se hizo en su día un análisis sobre cuál fue el origen y es anterior a la Guerra Civil. ¿Que después el Ayuntamiento le quisiera dar un significado franquista? Pues como a todo», concluyó Goia.
El alcalde citó, para apoyar su argumentación, que el nombre de la avenida de Navarra se le puso a esta calle de Gros «porque las tropas franquistas que asaltaron la ciudad entraron por allí. Pero hoy en día no entendemos la avenida de Navarra de esa manera».
La portavoz del PSE, Ane Oyarbide señaló que el Sagrado Corazón «es un elemento integrado en el paisaje urbano, artístico y simbólico de Donostia, que forma parte del imaginario colectivo y cuya interpretación actual nada tiene que ver con una exaltación del franquismo». «La sociedad donostiarra es lo suficientemente madura como para entender que no todos los símbolos religiosos o históricos que coexistieron con la dictadura deben ser eliminados; hay que saber contextualizarlos», concluyó.
El portavoz del PP, Borja Corominas, también rechazó la propuesta: «La extrema izquierda donostiarra lleva mucho tiempo presentando iniciativas para acabar con el Sagrado Corazón. Como excusa dicen que es un símbolo franquista, pero lo que les molesta es que en un símbolo católico que preside San Sebastián y esto no lo pueden soportar».
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La Asociación de Amigos del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús del Monte Urgull también quiso valorar ayer la propuesta de EH Bildu y Elkarrekin Podemos de demoler el monumento. «Ante el nuevo intento de algunos políticos de cuestionar el Sagrado Corazón», comenzó diciendo Javier Ganuza, presidente de la entidad, «queremos recalcar que es falso y carente de evidencia histórica vincular este monumento a ideologías o sentimientos políticos de ningún tipo, fuera de lo religioso». En su opinión, el origen del Sagrado Corazón es «la devoción popular al corazón de Jesús, devoción de gran importancia en Gipuzkoa desde mucho tiempo antes de su construcción».
Desde esta entidad, fundada en 1990 y que agrupa a 1.700 socios, recuerdan que las colectas para su construcción, impulsadas por el Apostolado de la Oración y los Jesuitas, empezaron en los años 20, comenzando su construcción en los años 40, siendo en 1950 cuando se llegó a completar.
Ganuza señala que «miles de personas a nivel particular, así como parroquias, empresas e instituciones reunieron para su financiación 1.798.591 pesetas, que fueron complementadas por otras dos partidas de 100.000 pesetas del Ayuntamiento y la Diputación». Entre los promotores, dijo, «hubo gente con muy diferentes sensibilidades políticas, ya que la única motivación que aunaba a todos era el sentimiento religioso».
Por ello, deja claro que «nos parece que esta iniciativa se quiere sustentar en un argumento artificial y tendencioso, y creemos que no tiene ningún fundamento».
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