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Thibaut Pinot, en el suelo tras su caída a tres kilómetros de meta, con Miguel Ángel López a la derecha. AFP
Tour de Francia

Matisse tira los pinceles, da un portazo y se va

Kristoff es el maillot amarillo del Tour tras ganar al sprint en Niza una etapa marcadapor las caídas y un plante del pelotón

Sábado, 29 de agosto 2020, 22:50

Pasó el Tour por los mejores barrios de las colinas de Niza, para que el helicóptero enseñase bien las piscinas. Y pasó por delante del museo de Matisse, maestro del color, de la expresividad. Se mudó a Niza en busca de la luz. Si ve a los ciclistas pasar este sábado por la puerta de su casa tira los pinceles, da un portazo y se va por donde ha venido. Gris deprimente fue la primera etapa de este Tour de los milagros. Tan gris, que casi no dejaba ver el rojo de la sangre en los cuerpos de los ciclistas. Caídas y más caídas. Todas feas, además.

Un asfalto imposible, como si lo hubieran lavado con jabón, hizo que los ciclistas decidieran neutralizar la etapa, y ni aún así dejaron de sucederse las caídas. La última atrapó al artista del Tour, Thibaut Pinot, que dentro de lo que cabe tuvo suerte ya que besó el suelo a 2.900 metros de la meta, cien después de superar la distancia de seguridad. No perdió tiempo el hombre llamado a liberar a la carrera del yugo de las factorías Ineos y Jumbo.

La etapa fue el parte médico y el sprint. Ganó Kristoff, noruego de nombre de zar ruso o de oficial de caballería de una novela de Tolstoi. Niza es Rusia, también, con las cúpulas de la catedral ortodoxa de San Nicolás no lejos de la línea de meta, con yates de magníficos nombres en cirílico amarrados a los muelles, con champán del caro y tarjetas de crédito sin límite en las boutiques exclusivas. Los aristócratas rusos siempre fueron bienvenidos.

Ruso es Pavel Sivakov, una perla del Ineos. Y francés. El chaval casi se parte la crisma en dos caídas y si llegó a meta (fue el 172ª, a 13:04, solo 2:47 antes del cierre de control, que no superó John Degenkolb) fue porque el pelotón decidió parar. Sivakov, de 23 años, nacido en Italia, vecino de Andorra y pasaporte galo, debe ser uno de los escuderos de Bernal cuando la cosa se ponga seria. Su baja sería un contratiempo para el colombiano. En el bando de enfrente, probó la dureza del suelo de la Costa Azul George Bennett, uno de los pretorianos de Roglic, con lo que, por ese lado, empate.

¿Quién manda aquí?

A falta de ciclismo, hubo política. Tras la primera y catastrófica bajada de Rimiez, el Jumbo-Visma, capitaneado por el viejo general Tony Martin, ordenó que parase la carrera, que el pelotón marchase neutralizado. Roglic avaló la medida situándose junto al alemán.

Las apariencias engañan y no todo es lo que parece, pero atendiendo a lo que se vio, el equipo holandés se presentó como la primera autoridad de la carrera. Con Sivakov ensangrentado penando quién sabe dónde, Bernal metido también en algún lío -como Dumoulin, por otra parte- y Amador rodando por el suelo y jurando en arameo cada dos por tres, el Ineos no dio señales de vida.

Al Jumbo-Visma se le rebeló el Astana. Miguel Ángel López mandó seguir corriendo, pero se dejó el apodo de Superman en una curva. No vuela el colombiano; si no, habría evitado darse con la cara contra una señal de tráfico al perder el control de su bici. De milagro, salió ileso.

1ª etapa: Niza-Niza 156 km

  • KM. 98 Fin de la escapada. La primera fuga del Tour se forma con el banderazo de salida, con Cyril Gautier (Vital Concept), Fabien Grellier (Total) y Michael Schär (CCC). El pelotón la tiene controlada en todo momento y no consigue resistir cien kilómetros.

  • KM. 112 Caída de López. El Jumbo-Visma ordena neutralizar la marcha por la peligrosidad de la calzada, pero el Astana no acata la decisión y continúa, pero su líder se sale en una curva y choca contra una señal de tráfico. Sigue en carrera con la bici de Ion Izagirre.

  • KM. 153 Pinot, al suelo. Nada más superar la pancarta de tres kilómetros a meta, donde se tomaron los tiempos, el francés se ve involucrado en una montonera. Tiene el lado derecho del cuerpo afectado, pero en su equipo confían en que no tenga problemas.

  • KM. 156 Gana Kristoff. El sprinter noruego del UAE lee la llegada mejor que nadie y supera con claridad a los jóvenes Mads Pedersen (Trek) y Cees Bol (Sunweb). A sus 33 años, exprimió su potencia física para lograr su cuarta etapa de Tour y su primer maillot amarillo.

Había mandado dirigir la bajada a dos que saben lo que es la lluvia: Omar Fraile y Gorka Izagirre. Ion Izagirre, que rodaba tras el colombiano, paró y le dio la bici para que siguiera. Fraile no daba crédito. Roglic llegó a su altura y le pidió que parase. 'Sí, mejor será, a ver si se nos va a matar', debió de pensar el corredor santurtziarra. López no perdió la ocasión de volver a verse implicado en la caída de Pinot cara a meta. Tampoco es que el colombiano estuviera especialmente torpe, ya que la lista de los que rodaron por el suelo es casi tan larga como la clasificación: Bernal, Quintana, Porte, Mikel Nieve, los dos Bennett, Marc Soler, Ewan, Nizzolo...

En esas condiciones, no tenía más remedio que parar el Astana, pero su gesto también anuncia una toma de postura para lo que resta de carrera. Los kazajos, un equipo agresivo, no se someterán a la disciplina del núcleo duro del pelotón. Van por libre. La fe que tienen en López dentro de la formación celeste llama la atención.

Una etapa, bajo la lluvia y con plante del pelotón, no es suficiente para esbozar las líneas maestras del Tour, pero parece que el Jumbo-Visma tiene mucho interés en demostrar quién manda aquí. Su estilo no es original, sino que pretende derrotar al Ineos utilizando sus mismas armas: dominar la carrera, marcar el paso y rematar con su líder. Una táctica tan vieja y sencilla como difícil de llevar a cabo.

Bonito sprint

Debía caer el sol rojo anaranjado sobre el mar en Niza y el cielo estaba gris casi negro. Así se explica que un noruego adelantase a un danés en el Paseo de los Ingleses. Fue, pese a la ausencia de color, un bonito sprint, con Kristoff tirando de ciencia. Fue el que mejor se abrió paso y ganó con claridad. Cuarta etapa del Tour para él (dos en 2014 y una en 2018) y segundo maillot amarillo noruego tras Thor Hushovd (2004, 2006 y 2011).

Superó al campeón del mundo, Mads Pedersen (Trek), un ciclista muy prometedor. A los 24 años, el maillot arcoíris le ha llegado por adelantado, en reconocimiento a los éxitos que debe lograr en el futuro. En el peor año para lucir esa prenda, sin carreras, el danés ya ha conseguido levantar los brazos con esa camiseta legendaria. Logró una etapa en la Vuelta a Polonia. No va a ser un campeón del mundo que pase desapercibido.

Su triunfo quizá habría retenido a Matisse en casa. Algo se le habría ocurrido con los colores del arcoíris. Pero con un día como el de este sábado, el portazo era inevitable.

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