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Partisano, llévame contigo. No consta que Marc Hirschi (Sunweb) tuviera tiempo para cantar 'Bella Ciao' cuando respondió al ataque de Julian Alaphilippe (Deceuninck) en la ... subida a Quatre Chemins, pero se fue con él. El joven suizo saltó al ataque del jefe de guerrilleros y entre los dos -secundados poco después por un excelente Adam Yates (Mitchelton- volvieron a poner sobre la mesa las dificultades que tienen los líderes de la general para descifrar el ciclismo de ataque, para comprender lo que se sale de la ortodoxia. El Jumbo-Visma pareció desarbolado y al Ineos ni se le vio.
Dos ganadores de la Clásica de San Sebastián -Alaphilippe (2015) y Yates (2018)- y un podio en el Boulevard -Hirschi, tercero el año pasado- agitaron la carrera en uno de esos ataques que no se explican con números. A dos segundos llegó el grupo con todos los favoritos. Delante, gestos de fuerza, frescura, rebeldía y pasión. Atrás, caras de extrañeza. Dos segundos, pero dos mundos.
Tan despistados parecieron los dos bloques llamados a gobernar el Tour, que se chocaron entre ellos. Un mal cruce entre Kwiatkowski (Ineos) y Dumoulin (Jumbo) subiendo la última cota acabó con el holandés en el suelo. Sin consecuencias, pero el desconcierto duró hasta el final. Magnífico final de etapa para el futuro del ciclismo, que necesita a los valientes.
Hace veinte días, Alaphilippe pasó volando junto a la cabina de teléfono del Poggio de San Remo. Un maravilloso ataque en la subida le había dejado solo en cabeza, pero pagó el esfuerzo en la bajada. El agotamiento le restó reflejos y fue atrapado por Wout van Aert (Jumbo), que luego le batió en la vía Roma y se anotó la Classicissima.
Ayer, apenas 40 kilómetros al oeste, el francés ofreció otro espectáculo de primera en Quatre Chemins. Y esta vez no cometió ningún error. De los cuatro caminos, eligió el de la victoria y se fue a por ella.
Bajaba Alaphilippe hacia Niza y parecía que bajaba hacia San Remo. El sol cayendo, el mar. Y Hirschi cantando 'si muero, entiérrame en la montaña a la sombra de una bella flor'. Cualquiera podía haber ardido en el fuego del jefe de mosqueteros, no así el suizo, que a los 22 años es otro exponente de la nueva generación. Excampeón del mundo sub-23, los entendidos llevaban tiempo hablando de él y los aficionados le conocen desde su magnífica Clásica de Donostia el año pasado.
Lo que se aprende en San Remo no se olvida y Alaphilippe gestionó de forma extraordinaria el final. No le importó ceder toda la ventaja al pelotón -llegaron a tener casi medio minuto-, pero controló a sus compañeros de aventura. Yates, en realidad, se controlaba solo: era el más lento, con diferencia.
El nuevo líder del Tour mantuvo la sangre fría hasta que arrancó a doscientos metros de la meta. Hirschi tardó una décima de segundo en responder y eso, ante un cazador de la talla del francés, cuesta la derrota. El suizo empezó a remontar cuando se le echo encima la línea de meta. La calculadora de Alaphilippe funcionó mejor que el reloj suizo de Hirschi.
KM. 94 Ventaja de 3:25.La escapada mantiene una amplia renta en el Turini, y Skujins, Postlberger, Asgreen, Cosnefroy y Gogl marchan en cabeza. Sin embargo, el pelotón acelera y les atrapa antes del inicio del col d'Eze, en el kilómetro 150.
KM. 150 Caída de Daniel Martínez El colombiano no ve una isleta en el descenso del col d'Eze y se va al suelo. Catorce kilómetros más tarde pincha Alejandro Valverde. Ambos cazan, pero el ganador del Dauphiné lo acusa en la subida final y cede 3:38.
KM. 173 Ataca Alaphilippe. El francés arranca en el col del Quatre Chemins y se lleva a rueda al joven Marc Hirschi. El Jumbo-Visma pierde el control, se suceden los ataques y es Adam Yates quien logra enlazar con los dos de cabeza. Abren hueco.
Celebró con rabia su victoria en el Paseo de los Ingleses, que aunque parezca increíble es la primera de la temporada para él. Alaphilippe elevó la pasada edición del Tour a una altura inimaginable, al proponer algo nuevo y original, y este año anunció antes de llegar a Niza que aquello no se repetiría, que fue algo único, que esta vez lucharía por las etapas.
La afición reza por que cambie de opinión, porque se vuelva a poner las pinturas de guerra, porque desafíe el orden establecido. Ya va de amarillo y la gente, ansiosa por creer lo que quiere creer, ya le vuelve a ver luchando por la victoria.
De momento, ayer interpeló a los líderes, que volvieron a demostrar su falta de cintura para responder a cuestiones complejas. Roglic (Jumbo) pareció deshacerse en medio del grupo. A Bernal (Ineos) ni se le vio. Pinot (Groupama) fue todo el día enfadado por su caída de la víspera y por algún lado saldrá esa mala gaita, pero no ayer.
Desde luego, todos tenían buenas explicaciones para no dejarse ver ayer. No se juega el Tour en la segunda etapa, pero ni esloveno ni colombiano suelen esconder sus bazas. Más bien, corren de una forma muy abierta, delante cuando quieren ganar. Un grupo de 33 corredores llegó detrás de los tres de cabeza, sin más perjudicados que Marc Soler (Movistar), Fabio Aru (UAE) y Daniel Felipe Martínez (EF).
Alaphilippe señaló al cielo y dedicó la victoria a su padre, Jo, fallecido a finales de junio. Le brindó un maravilloso ataque. Y tras él, Hirschi, dejándose llevar por el mejor de los guerrilleros. Un partisano auténtico.
Reacciones
Julian Alaphilippe | Deceuninck
«Defenderé el maillot con honor, combatividad y un gran equipo. Pero no vinimos aquí para ganar el Tour de Francia. Seguiremos a la caza de etapas. Esto no cambia en absoluto el plan inicial. Cuando vistes de amarillo hay que respetar el maillot y la carrera más grande del mundo».
Adam Yates | Mitchelton-Scott
«Hablé con Alaphilippe y Hirschi, y empezamos a trabajar juntos en el descenso. Había viento en contra al final y no fue fácil. Nunca gano al sprint, pero estoy feliz. Ha sido un buen día. Tal vez si hubiera habido una subida final....».
Mikel Landa | Bahrain
«He tenido molestias en las costillas. La verdad es que ha sido un día complicado. Por la mañana estaba mal, pero luego entré en carrera, por lo que estoy contento de haber salvado un día malo. Espero estar entre los mejores».
La Planche des Belles Filles ha presentado su candidatura para la organización del Mundial -que debía celebrarse en Suiza- y la UCI ya ha viajado para reconocer in situ el posible circuito.
Sin revelar qué ciudad acogerá la salida, el recorrido consistiría en un paso por el Col des Croix (3 km al 6%), cinco por el Col des Chevrères (9 km al 5%) y un último tramo de 3 kilómetros al 10% antes de terminar en La Planche des Belles Filles (5,9 km al 8,5%), escenario de la contrarreloj final de este Tour.
El anuncio oficial de la UCI de la nueva sede del Mundial se espera para el miércoles.
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