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IÑIGO GURRUCHAGA
Lunes, 25 de febrero 2019, 17:02
«Fue un episodio asombroso, sin precedentes», escribe Henry Winter en 'The Times'. «El portero más caro del mundo debe ser castigado por su club. No sólo para que el Chelsea retenga algo de orgullo y la apariencia de orden sino por el bien general del juego. No debe permitirse que se repita tal sedición, 'hacer un Kepa', como se conocerá a partir de ahora. Entrenadores de base y maestros de escuela temerán que sea copiado».
'The Sun' bucea en las redes sociales para afirmar en un titular de sus páginas de Deportes que «los hinchas del Chelsea quieren que el club venda a Kepa», tras negarse a ser sustituido antes de la tanda de penaltis. El entrenador del equipo, Maurizio Sarri, y el exportero del Athletic, intentaron quitar hierro al incidente en la final de la Copa de la Liga, pero los medios no creen que se puede justificar como un malentendido.
El Chelsea neutralizó al Manchester City y fue superior en algunos tramos de la final, que terminó en empate sin goles tras la prórroga, pero el rechazo público de Arrizabalaga a ser sustituido cuando Sarri creyó que estaba lesionado y quiso cambiarlo por Willy Caballero antes de los penaltis ha borrado la impresión de que el trabajo del italiano, muy criticado en las últimas semanas, puede dar buenos resultados.
«El motín de Kepa es emblemático del barco de Sarri, que se hunde», escribe Barney Ronay en 'The Guardian'. El partido llegaba a su final ofreciendo solaz al entrenador por la disciplina de su equipo en la ejecución de sus tácticas. «Y entonces entró Kepa en escena», escribe. «El vestuario del Chelsea ha sido descrito como tóxico, un lugar en el que se avergüenza a los entrenadores, a los que se colocan cepos para ratas. Esto fue suave en comparación. Arrizabalaga diciendo al entreandor que le deje en paz como si fuese un pesado tío suyo».
El veredicto de Alan Shearer, ex goleador internacional y ahora comentarista en la BBC, es simple: «Kepa ha desautorizado a Sarri». La onda expansiva afecta también a Cesar Azpilicueta, un jugador que se ha ganado la iración de su hinchada y el brazalete de capitán. Su ausencia en el teatro truculento de la fallida sustitución es señalada como un fallo imperdonable del internacional español.
El Chelsea ha padecido durante años tensiones entre el vestuario y sus entrenadores. John Terry ejerció una influencia en el club superior a la que le correspondía como capitán. Diego Costa se negó a regresar de sus vacaciones hasta que fue vendido al Atlético Madrid. Eden Hazard y su quinta mostraron a sus colegas del Manchester United como puede una plantilla librarse de Jose Mourinho.
El propietario del club, Roman Abramovich, está ausente desde que las autoridades británicas le negaron la residencia permanente. La persistencia en sus tácticas de un Sarri teatral, con inglés pobre y fumador contumaz parece ser rechazada por jugadores importantes y buena parte de los hinchas. El Chelsea tiene ahora otro problema, qué hacer con un jugador de 80 millones de euros que ha asombrado a todo el mundo por su manera de desobedecer al entrenador. Por el momento avala la idea del malentendido y guarda silencio.
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