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Julen Ensunza
Martes, 11 de abril 2023, 07:08
Cuando Jon Rahm, con apenas seis años, dio sus primeros golpes en el Club de Golf Martiartu, en las cercanías de la Universidad de Leioa, ... su profesor Jorge Losada tuvo claro que se trataba de un niño «especial». Y que «si se lo proponía podía hacer algo grande» en este deporte. A eso se le llama tener ojo clínico. La capacidad de «aprendizaje, imitación en la ejecución y punto competitivo» del mocetón de Barrika a tan corta edad «se salían de lo normal» y le cautivaron desde el primer instante.
Por todo ello, por las circunstancias previas a la disputa de Augusta y, porque conoce cómo se las gasta el número uno del mundo cuando desata toda su furia en el verde, Losada confiaba que Rahm podía enfundarse esta vez la ansiada chaqueta verde que antes habían conseguido Severiano Ballesteros, Txema Olazabal y Sergio García completando un cuarteto de oro. «Se lo dije a mis alumnos. Cuidado con Jon que cuando está cabreado y tiene tiempo para limpiar la mente es imparable». El profesor vizcaíno, que ahora trabaja en el campo de golf Santa Marina de Cantabria que diseño Severiano Ballesteros, volvió a dar en el clavo en su predicción.
Y es que, considera que han existido similitudes en la forma en la que el campeón de Barrika encaró el US Open de 2021 -primer 'Major' que conquistó- y el Masters de Augusta logrado la pasada madrugada. «En ambas tuvo tiempo para aclarar ideas y llegar fresco que es muy importante. De hecho, antes del Abierto de Estados Unidos se retiró del Memorial por covid y permaneció encerrado quince días y en esta ocasión quedó apeado a las primeras de cambio del Mundial Match Play», recuerda. «Si a eso le sumas las ganas de resarcirse, su innata ambición y la solidez que ha mostrado en su juego, además del gran trabajo físico que hay detrás...», detalla respecto a ambos éxitos.
Y, ¿a partir de ahora qué? El hombre que guio los primeros pasos de Rahm en Martiartu desde los seis hasta los diez años no tiene dudas al respecto: «Lo mejor está por llegar». Por edad, juego y dominio de la situación debería ser así. El número uno mundial tiene sólo 28 años y «es a partir de los 30 cuando un golfista profesional se encuentra en plenitud física, mental y de experiencia», avanza. Además, el de Barrika «ya se ha quitado de encima la presión de ganar un 'Major', algo que persigue a los jugadores, y eso le permitirá afrontar las finales con otra actitud». El futuro es suyo y «esperemos que nos dé otra sorpresa en el Abierto Británico», concluyó Losada que mantiene todavía una gran relación con Rahm, aunque no han coincidido en persona desde 2021.
El cariño es mutuo. De hecho, el de Barrika siempre ha reconocido que los Losada -Jorge y Luis- «me vieron crecer» en Martiartu y Larrabea, donde su familia tenía alquilado un apartamento. En el campo alavés, a tiro de drive de Legutio, pulió algunos de sus fundamentos técnicos. Los hermanos Losada no son los únicos que piensan que el número uno del mundo prolongará su reinado en el tiempo. Eduardo Celles, otro de los que moldeó a Rahm en sus inicios hasta que se marchó a la Residencia Blume y después a la Universidad de Arizona para seguir creciendo, también coincide en que «tenemos Jon para rato si las lesiones le respetan».
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De hecho, en el mensaje de felicitación que le envió tras adjudicarse el Marters de Augusta, Celles ya le marcó medio en broma un nuevo reto al de Barrika. «Ya sólo quedan 16 para igualar a Nicklaus», en clara referencia a los 18 'major' logrados por el estadounidense considerado por muchos como el mejor golfista de la historia.
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