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I. Beltrán de Heredia
Lunes, 8 de julio 2019, 13:56
Que las desigualdades en cuanto a ingresos existen y persisten, y que todos conocemos casos cercanos, son realidades indiscutibles. Pero encontrarse con la constatación ... de que los trabajadores peor remunerados del mundo necesitarían deslomarse durante tres siglos para ganar lo mismo que los empleados mejor pagados es una afirmación apabullante que debería mover conciencias.
La Organización Mundial del Trabajo, cuyo rigor parece fuera de dudas, es quien ha llegado a esta conclusión en un informe hecho público a principios de este mes de julio en el que alerta asimismo de que a mayor pobreza en un país, más desigualdad salarial.
El trabajo, profuso en cifras, recoge además que el 10% de los trabajadores con los salarios más altos recibe casi la mitad de las remuneraciones mundiales, o que el 20% de los empleados con las remuneraciones más bajas (unos 650 millones) percibe menos del 1% del ingreso laboral mundial, en un mercado global donde el sueldo mensual medio de ese 10% más rico alcanza los 7.475 dólares –unos 6.652 euros– y el del 10 % más pobre apenas llega a 22 dólares (19,50 euros).
El organismo internacional aclara que los datos analizados concluyen que la desigualdad de los ingresos laborales a escala mundial ha disminuido desde 2004. «Sin embargo, esto no se debe a una mejoría de la desigualdad en los países; en realidad está aumentando», trasladan desde la OIT que explica esa falsa conclusión por el efecto distorsionador de «la creciente prosperidad en las economías emergentes, específicamente China e India». Las conclusiones reales señalan que la desigualdad « sigue siendo un problema extendido en el mundo del trabajo».
El informe elaborado por el Departamento de Estadística de la OIT recaba información de 189 países y se basa en la mayor colección mundial de datos armonizados procedentes de estudios sobre la fuerza de trabajo. Presenta además dos nuevos indicadores para evaluar las principales tendencias en el ámbito laboral, a nivel nacional, regional y mundial. El primer indicador ofrece, por primera vez, cifras comparables a escala internacional del porcentaje del PIB que va a los trabajadores – en vez de al capital– a través de los salarios y las ganancias. El segundo analiza la manera en que el ingreso laboral está distribuido.
Así, constata que a nivel mundial la proporción del ingreso nacional que va a los trabajadores está disminuyendo, pasando del 53,7% en 2004 al 51,4% en 2017. «Los datos muestran que en términos relativos, el incremento de los salarios laborales más altos se asocia con pérdidas para todos los demás. Los trabajadores de la clase media y los que perciben los ingresos más bajos están viendo disminuir sus ingresos», asegura Steven Kapsos, responsable de Análisis de datos de la OIT
Al analizar la distribución del salario medio entre los países, constata el organismo del trabajo que la parte recibida por la clase media (suponen el 60% de los trabajadores) descendió entre 2004 y 2017, pasando de 44,8% al 43%. Al mismo tiempo, la proporción recibida por las personas mejor remuneradas –son el 20%– aumentó, del 51,3% al 53,5%. Los países donde los trabajadores de rentas más altas vieron su parte del salario nacional aumentar al menos un punto porcentual son Alemania, Indonesia, Italia, Pakistán, el Reino Unido y Estados Unidos.
Los países más pobres tienden a registrar los niveles más altos de desigualdad salarial, lo que agrava las dificultades de las poblaciones más vulnerables. En el África subsahariana, los trabajadores en el nivel más bajo de la escala, que son el 50%, recibe sólo 3,3% de los ingresos laborales, mientras que en la Unión Europea reciben el 22,9% de la nómina salarial total.
Roger Gomis, economista del Departamento de Estadística de la OIT, aclara que «la mayoría de los trabajadores del mundo subsiste con un salario notablemente bajo y para muchos tener un empleo no significa ganar lo suficiente para vivir. A nivel mundial, el salario promedio de los trabajadores en la mitad inferior de la distribución de los ingresos es de apenas 198 dólares –176 euros– mensuales y el 10% más pobre tendría que trabajar tres siglos para ganar lo mismo que gana el 10% más rico en un año».
La publicación de esta nueva serie de datos cumple con una recomendación del informe de la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT, que puso de manifiesto la necesidad de crear nuevos indicadores para medir de manera más precisa los progresos en materia de bienestar, sostenibilidad medioambiente e igualdad y de adoptar un enfoque centrado en las personas. Los nuevos datos serán utilizados para seguir los progresos hacia la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
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