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A. Iparraguirre
Viernes, 9 de mayo 2025, 11:02
El buitre leonado es el animal que protagoniza la mayoría de los ataques al ganado de Gipuzkoa. Así se desprende de una respuesta por escrito ... del diputado foral de Equilibrio Territorial Verde, Xabier Arruti, a una pregunta formulada el pasado mes de marzo por el grupo juntero Elkarrekin Gipuzkoa referente a los ataques de lobo y otros animales sufridos por la cabaña ovina y bovina durante los últimos cinco años en Gipuzkoa.
Arruti destaca que el pasado año se produjeron doce ataques de buitre leonado que afectaron a once ovejas, tres vacas, tres caballos y una cabra. Se produjeron en diez en Oñati, tres en Aretxabaleta, otros tantos en Antzuola, uno en Tolosa y uno en Eskoriatza. Por todos ellos se procedió a una compensación económica a los ganaderos afectados por un importe total de 3.010 euros.
Se trata de la cifra de agresiones más alta de los últimos cuatro años llevadas a cabo por estas rapaces carroñeras. Supone casi el doble con respecto a 2023, periodo en el que hubo siete. Las víctimas fueron siete ovejas, dos caballos y una vaca. Ocurrieron dos en Andoain, otros tantos en Aretxabaleta e Irun, y uno en Bergara, Oiartzun y Lezo. En 2022, por su parte, se contabilizaron cinco ataques a seis ovejas, dos vacas y dos caballos, Fueron tres Oñati, otros tantos en Azpeitia, dos en Antzuola y uno en Zizurkil y Aretxabaleta. En 2021 hubo dos ataques, a dos vacas y a una oveja. Dos en Elgoibar y uno en Aia.
El año pasado también se contabilizaron dos ataques producidos por jabalíes salvajes. Afectaron a tres ovejas y a una vaca. Tuvieron lugar uno en Antzuola y otro en Urkizu. Además, una agresión protagonizada por perros domésticos en la sierra de Aralar que se saldó con la muerte de veinte ovejas.
De otro lado, desde 2021 en Gipuzkoa no se ha registrado ningún ataque de lobo a la ganadería. El diputado foral remarca en su respuesta a Elkarrekin que tras casi un siglo de ausencia del cánido en el territorio, el último ataque documentado es de 1996. Ocurrió en el parque natural de Aralar y se trató de varios ataques contra el ganado ovino que había subido a la sierra. Se produjeron entre las chabolas de Doniturrieta Garaikoa, Doniturrieta Azpikoa, Kutisoro y Beaskin. El balance final fue de 32 ovejas muertas entre los meses de mayo y junio de ese año. Arruti destaca que desde entonces no se tiene constancia de la presencia del lobo en el territorio.
Volviendo a los buitres leonados, su población en Gipuzkoa ha experimentado en las últimas décadas un notable crecimiento, motivado principalmente por dos factores: la reducción de las causas de mortalidad «no natural» como fue el cese en su persecución con armas de fuego o venenos, y la importante disponibilidad de alimento, ya sea natural o a través de la creación de muladares.
La casuística de los ataques es siempre muy parecida. Generalmente, las denuncias se centran en ataques a animales que están pariendo y que se encuentran muy debilitados. Los buitres se amontonan para ingerir la placenta o cualquier otro resto que puedan encontrar, incluyendo el ejemplar recién parido si ha nacido muerto. Y si el animal está muy debilitado o no ofrece resistencia, las aves pueden acabar provocándole lesiones mortales y comiéndoselo».
Además, la mayoría de las denuncias analizadas se refieren a ataques a ganado muy debilitado, después de un parto, o enfermo. La agresión a ganado sano sería muy difícil para una especie que no tiene ni el pico ni las garras adaptadas y cuyo comportamiento, desde el punto de vista evolutivo, no puede cambiar de un día para otro, según los expertos, que mantienen que durante milenios estas especies han ofrecido servicios a los ecosistemas al eliminar los cadáveres que podrían constituir focos de infección y enfermedades y ha sido verdaderos aliados de los ganaderos.
El buitre leonado es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae. Puede llegar a los 10 kilogramos de peso, con una envergadura que supera los 2,5 metros (pudiendo alcanzar los 260 centímetros. Las plumas son de color ocre o canela en la mayor parte del cuerpo (dorso, zona ventral y mitad anterior de las alas), siendo este el motivo de su nombre común con el mote de «leonado». Estas plumas leonadas se tornan marrón oscuro o negro en las rectrices de la cola y extremo de las rémiges. La base del cuello está rodeada por filoplumas blancas a modo de gorguera.
El pico ganchudo, típico de las rapaces, y especializado en desgarrar tejidos, es pardo grisáceo en la base y amarillento pálido en los lados. Los tarsos y dedos son grises y grandes, aunque mucho más débiles que los de otras grandes rapaces, siendo las uñas cortas y romas. Esta circunstancia, a la que hay que añadir especialmente el gran peso y lentitud de estas aves, hace que sea prácticamente imposible que los buitres den caza o maten a otros animales, como sí hace el resto de las rapaces.
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