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Gurutz Linazasoro, sentado en una silla en 'La casa del cerebro', situada enel paseo Bizkaia 17de San Sebastián.
Ciencia

Un hogar para el cerebro

Proyecto ·

El neurólogo Gurutz Linazasoro ha creado en Donostia un espacio abierto al público donde ha depositado parte de su biblioteca personal para su uso y disfrute

JAVIER GUILLENEA

Sábado, 12 de noviembre 2022, 07:17

G urutz Linazasoro coge un libro de la estantería. Se titula 'Compórtate' y lo ha escrito Robert Sapolsky. «Es una maravilla. Tiene una parte de neurobiología y otra de conducta que puedes leer independientemente», explica. Coge después otro, 'La transformación de la mente moderna', de Jonathan Haidt y Greg Lukianoff, que ayuda a «saber lo que pasa en el mundo». Y luego toma un tercer libro: 'No hay dos iguales'. En él, Judith Rich Harris explica por qué dos gemelos monocigóticos acabaron siendo tan distintos cuando cumplieron veinte años de edad. «Concluyó que lo que marca realmente es la tribu, los amigos. Esto generó en su día mucho revuelo».

Linazasoro sigue mostrando libros –«de todos he aprendido un montón»–, hasta que hay que frenarle un poco. Si por él fuera haría una reseña de los más de 600 volúmenes que forman el corazón de 'La casa del cerebro', un espacio recientemente abierto en San Sebastián que ha nacido con la modestia de ser «mucho más humilde que una biblioteca o una librería» y la ambición de convertirse «en un lugar de lectura, debate y divulgación» sobre cuestiones relacionadas con el cerebro. Es un lugar, dice el neurólogo, «al que se quiere dotar de una dimensión intelectual y social relevante, de primera magnitud».

'La casa del cerebro'

  • Dirección La casa del cerebro' está situada en el Paseo de Bizkaia, 17, en San Sebastián.

  • Horario De lunes a jueves, entre las nueve de la mañana y la una de la tarde. Gurutz Linazasoro acudirá los lunes por la tarde para cambiar impresiones con los visitantes.

'La casa del cerebro' es un proyecto personal de Linazasoro, que en un local que adquirió en el barrio donostiarra de Amara durante los meses duros de la pandemia ha depositado una parte de su biblioteca personal sobre neurociencia, genética, envejecimiento, evolución humana, sociedad, humanismo y racionalidad. Son publicaciones en castellano e inglés, en su mayor parte, aunque también en otros idiomas. El espacio ha sido habilitado para acoger una sala en la que los visitantes podrán leer los libros o revistas que deseen y en la que se celebrarán conferencias, debates e iniciativas de ciencia ciudadana. «Es un proyecto que pretende devolver a la sociedad lo que esta me ha dado y contribuir a mejorar la sociedad presente y futura», afirma Linazasoro, que mantiene la esperanza de que su idea reciba el apoyo de alguna institución. De momento, el esfuerzo económico para ponerla en marcha ha sido suyo.

A los casi 600 libros donados por Linazasoro se le sumarán más en el futuro. «Están a falta de catalogar», dice su propietario. Todos ellos podrán ser consultados por las personas que se acerquen a 'La casa del cerebro' y quienes se hagan socios podrán llevárselos prestados a su hogar. «El elemento central es el libro y la lectura con tres grandes ejes: pensar y dialogar, aprender y alimentar el cerebro».

La transformación de la mente moderna', uno de los 600 libros donados por Linazasoro.

Se trata de leer para saber más sobre el funcionamiento de un órgano que es un gran desconocido entre nosotros y sobre el que se dicen muchas cosas que son inexactas. «En Holanda se hizo hace años una encuesta entre profesores sobre los neuromitos y el 54% creía en ellos», recuerda Linazasoro. No es cierto, por ejemplo, que solo utilicemos el 10% del cerebro, ni que unos sean más auditivos, otros más visuales y otros físicos, por lo que hay que diseñar planes de estudio diferentes para los alumnos. Tampoco es cierto el efecto Mozart, según el cual escuchar la música del compositor austriaco o música clásica en general aumenta la inteligencia y otras capacidades cognitivas. Como tampoco lo es el mito que sostiene que el cerebro de los hombres y las mujeres es diferente. «Hay diferencias biológicas, pero si coges mil cerebros al azar no sabrías decir si es de chico o de chica».

El antídoto

«Leer es un antídoto», asegura Linazasoro. Previene contra los mitos y también contra el uso abusivo del prefijo 'neuro', que tan de moda está y que se utiliza para formar palabras nuevas y de supuesto pedigrí como neuromarketing, neuroeconomía o neuropolítica, «todo sobre bases biológicas no demasiado fundadas». Y sirve además para aprender a cuidar el cerebro como quien mantiene en forma cualquier otra parte del cuerpo. «Conocer el cerebro ayuda a cuidarlo», recalca.

La casa también estará abierta a jóvenes estudiantes que necesiten consultar libros especializados para sus trabajos o que quieran contar con el consejo de Linazasoro, que atenderá personalmente a los visitantes los lunes por la tarde. «No será una consulta médica», recalca para que no haya lugar a equívocos. Es un lugar donde el neurólogo, que ya ve en el horizonte su fecha de jubilación, quiere plantar la semilla de algo que no sabe muy bien cómo crecerá y se desarrollará.

Los objetivos son muchos y variados. Linazasoro quiere contribuir a convertir Gipuzkoa en un referente mundial de neurociencias, atraer talento e inversión, poner su grano de arena en la lucha contra el alzheimer o dar voz a asociaciones de pacientes con enfermedades neurológicas. Hay más objetivos y puede que no los consiga todos, aunque eso no le quita el sueño. «Nadie me va a pedir cuentas», asegura. «El mejor resultado –añade– será que dentro de diez años venga alguien aquí y me diga que estudió neurología gracias a 'La casa del cerebro'».

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