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Lunes, 13 de enero 2020, 08:15
La N-121-A (Pamplona-Behobia) contabiliza ya 15 víctimas mortales desde el año 2017. Hasta las dos nuevas del sábado, dos vecinas de Azpilikueta que se accidentaron el pasado 22 de noviembre suponían las últimas personas en perder la vida dentro de una carretera reafirmada como uno de los principales puntos negros del mapa foral. De hecho, una de cada siete víctimas de tráfico en Navarra se produce en dicha vía.
El accidente mortal de este sábado, sucedido en la variante de Olagüe, y el de las vecinas baztanesas de Azpilikueta, en Ostiz, se ubican dentro del tercer tramo de la N-121-A con más incidencias. Así se recoge dentro de un informe elaborado recientemente por el Área de Tráfico y Seguridad Vial de la Policía Foral, que inscribió 345 accidentes en la N-121-A entre 2017 y 2019 (ambos años incluidos). De éstos, 63 se registraron en el tramo de 11,5 kilómetros que discurre entre Ostiz y la boca sur del túnel de Belate, el de los dos últimos accidentes por muertes. Por años, este tramo albergó 12 accidentes en 2017, 26 en 2018 y 25 en 2019. Desde 2002, ocho personas han muerto en el mismo.
En su estudio, el Cuerpo autonómico fraccionó los 68,3 kilómetros de la N-121-A en seis tramos y dos de ellos acumulan más siniestralidad que el de Ostiz-Belate: el comprendido entre la salida norte del túnel de Ezkaba y Endériz (los primeros 11,3 kilómetros desde Pamplona a Behobia), con 94 accidentes en los tres últimos años, y los 14,7 kilómetros entre la boca norte del túnel de Almandotz y la gasolinera de Sunbilla, con 72 siniestros en ese periodo.
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