Ion Sánchez, con el patinete eléctrico al llegar a Santiago.

870 kilómetros en 'electroskate'

El arrasatearra Ion Sánchez ha completado, desde Irun y en 18 etapas, la Ruta Jacobea del Norte encima de su monopatín eléctrico

Aitor Ansa

San Sebastián

Jueves, 10 de junio 2021, 07:06

«El cuerpo se está recuperando de la tralla que le he metido». Son palabras de Ion Sánchez, que acaba de completar el Camino ... de Santiago por la ruta del Norte. Pero no lo ha hecho ni andando, ni en bicicleta, ni montado a caballo. Lo ha completado, nada más y nada menos, que encima de un 'electroskateboard', un monopatín eléctrico. «Quería realizar el Camino de Santiago del Norte por toda la costa en bicicleta, pero en Suiza tengo varios amigos que están utilizando este 'electroskateboard' y me planteé hacerlo así porque vi factible que se podía hacer», reconoce el arrasatearra.

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El periplo ha durado 18 etapas, con salida desde Irun y llegada a la icónica Praza del Obradoiro de la capital gallega. En total, 870 kilómetros de peregrinación. Pero el reto de este guipuzcoano de 38 años no era solo completar la Ruta Jacobea. También lo era surfear en las playas de las distintas localidades que atravesaba. Y lo hizo, aunque en su equipaje no había ni traje de neopreno ni tabla de surf. «Cada vez que llegaba a cualquier escuela de surf de cualquier sitio me proporcionaban el material adecuado para poder entrar a coger olas cuando les planteaba el proyecto que estaba realizando», confiesa.

El monopatín eléctrico ha permitido viajar a Ion Sánchez a una velocidad media de 35 kilómetros por hora hasta Santiago de Compostela, pero la travesía no ha sido nada sencilla. Al no contar con manillar, no está homologado para andar por carretera, lo que le obligó a realizar la ruta que hacen los viandantes, un terreno sinuoso para un medio de transporte como el suyo. «Me he encontrado con muchas dificultades, sobre todo en Euskadi y Cantabria. La zona de Jaizkibel, de Zarautz a Itziar... tuve que cargar con los 10 kilos del monopatín más los seis de la mochila», dice.

La lluvia de Noja

Como todo aparato necesitado de electricidad, la autonomía del 'electroskateboard' condicionó en gran medida la confección de las etapas. «En todos los sitios donde llegaba y les comentaba lo que estaba haciendo no he tenido ningún problema para cargarlo y poder seguir adelante. Tiene una autonomía de 30-35 kilómetros y en un par de horas se carga, lo que me permitía llegar hasta el siguiente pueblo», explica.

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El momento más crítico llegó en Noja, cuando una etapa de lluvia estropeó la batería del patinete. Tuvo que esperar hasta que Evolve, la empresa que le ha proporcionado el instrumento, le mandara una de repuesto para continuar con el viaje. «La electricidad y el agua no son buenos amigos, pensaba que mi aventura terminaba ahí», ite. Pero el sufrimiento desaparece cuando llegó a Santiago, algo que reconoce que desea hacer de nuevo. «Me gustaría volver a hacerlo en octubre, que es cuando empieza el mar Cantábrico a volverse bravo, pero con más calma».

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