
Vuelven las salpas, las falsas medusas «inofensivas»
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La presencia de estos pequeños seres, «que no son peligrosos», genera estos días curiosidad en las playas de GipuzkoaHa sido la comidilla de los últimos días en las playas guipuzcoanas. «¿Qué son estas bolitas transparentes que flotan en el agua?», se han preguntado ... muchos bañistas esta semana. La respuesta es simple: son salpas. Así lo confirmó ayer a este periódico el equipo de biólogos del Aquarium de San Sebastián, desde donde lanzaban un mensaje de tranquilidad «porque son seres invertebrados que no pican ni producen ningún tipo de reacción cutánea. Son inofensivos».
Entre el miércoles y ayer estas falsas medusas -son similares de apariencia- de pequeñas dimensiones generaron curiosidad e inquietud en arenales como La Concha y Ondarreta, donde varios bañistas acudieron a los socorristas para enseñarles estos seres «y consultar si eran peligrosos o no», explicaban desde BPXport, empresa que gestiona el servicio de socorrismo en la capital del territorio. «Por eso les insistimos mucho en que estuvieran tranquilos. Las salpas no son peligrosas, pero si alguien se encuentra alguna y tiene dudas lo mejor es dejarlas tranquilas y no tocarlas», avisaban.
Uno de esos bañistas curiosos las describía ayer a estos organismos marítimos «como unas bolitas gelatinosas y transparentes, del tamaño de un guisante. Se te pegan un poco al cuerpo, pero cuando las agarras se desintegran», relataba este donostiarra que se cruzó con ellas mientras se zambullía en aguas de Ondarreta. Ayer, mismamente, se recogieron varios ejemplares a la altura del Pico del Loro, la muga entre las playas donostiarras de La Concha y Ondarreta.
Lo que en un principio se creía que podían ser «huevas de pescado», según algunas personas que paseaban ayer por las playas de la bahía donostiarra, terminaron siendo seres vivos que pertenecen a un grupo animal llamado 'tunicados'. Son invertebrados, hermafroditas, se reproducen asexualmente y no se les considera peces. El hábitat natural de esta especie son tanto los mares ecuatoriales como los fríos y acostumbran a vivir solos, aunque también se les puede ver formando grandes colonias en mar abierto. Su presencia en los arenales guipuzcoanos esta semana ha estado precedida por su visita a las playas cántabras, donde se dejaron ver en El Sardinero, Mataleñas y San Juan de la Canal. Más allá del susto de algún bañista al verlas, todo se solventó cuando los socorristas cántabros informaron de que no existía ninguna amenaza, tal y como se podía leer ayer en la crónica del Diario Montañés.
En Donostia el último episodio masivo de salpas se produjo en diciembre, cuando cientos de estos seres invertebrados invadieron la orilla de la playa de La Concha, provocando una estampa insólita y espectacular para los curiosos que paseaban por la zona. El ayuntamiento confirmó en ese caso la presencia abundante de estos organismos y que «pudieron haber llegado debido a las corrientes marinas». Aquella mañana del 15 de diciembre se efectuaron las correspondientes labores de limpieza para retirarlas y dejar limpio el arenal lo antes posible.
Este invertebrado, además de ser inofensivo, tiene un rol importante en el medio marino, ya que se encarga de mantener limpio el mar gracias a que absorben una gran cantidad de CO2. Los expertos del Aquarium de San Sebastián aseguran que estos organismos se alimentan de fitoplancton, y cuando hay abundancia se reproducen rápidamente. Su presencia en la bahía de La Concha puede deberse a que haya «una gran cantidad de fitoplancton», explicaban el pasado mes de diciembre, «que les haya llevado a salir de las grandes corrientes siendo arrastradas por las olas hasta la costa guipuzcoana.
Desde que en junio del año pasado se avistasen de manera masiva en la costa guipuzcoana las temidas 'carabelas portuguesas', los bañistas del territorio están más atentos que nunca al agua cuando les toca darse un chapuzón. A pesar de que este mes de julio ha sido tranquilo y ha habido pocas incidencias relacionadas con estas denominadas 'falsas medusas', su posible presencia en aguas vascas obliga a los socorristas a estar siempre vigilantes, ya que su picadura puede provocar lesiones graves, dependiendo del tamaño del espécimen.
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