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Jesús Jalón, presidente de ONG Zaporeak, en la basílica de Magdalena donde será el concierto. I. CASTAÑO
Errenteria

«Esperamos que la gente siga aportando su granito de arena»

Jesús Jalón, Fundador y presidente de Zaporeak ·

El dinero recaudado en el concierto que ofrece esta tarde Eresmin Abesbatza en la basílica Magdalena a las 20.00 horas irá destinado a la ONG

IKER CASTAÑO

Errenteria.

Viernes, 27 de enero 2023

El concierto solidario organizado por Maria Magdalenaren Lagunak que ofrece hoy a las 20.00 horas la coral donostiarra Eresmin Abesbatza (con música sacra y canciones populares) en la basílica Magdalena tiene un protagonista: la ONG Zaporeak. Jesús Jalón (San Sebastián, 1952), actual presidente y uno de los fundadores de la organización, agradecería «la aportación del ciudadano con el fin de seguir dando 1.500 comidas diarias en los campamentos».

–¿Cómo llegan aquí teniendo la sede en San Sebastián?

–Desde hace tres años tenemos una colaboración con Eresmin Abesbatza para caminar juntos de la mano. Nos ofrecieron por primera vez acompañarles en un concierto que tuvo lugar en la parroquia La Paz de San Sebastián y acudimos sorprendidos. No había mucha gente, pero se recaudó dinero. Desde entonces, la mayoría de los conciertos que ofrecen cada año es para nosotros.

–Decidieron no poner coste a la entrada de los conciertos.

–Sí, nos parecía un poco violento. Si se pone entrada de alguna manera te obliga a pagar y decidimos que lo mejor era que la gente diera lo que quisiera y pudiera. A nosotros nos vienen bien estos conciertos porque nos siguen dando nombre. Lo que se recauda, que es bastante más de lo que parece, es más dinero que el que se sacaría con entradas.

–Para Zaporeak, Errenteria es...

–Un municipio con el que tenemos o. Los primeros voluntarios que fueron a Chíos eran de Irun y de Errenteria y como anécdota, la voluntaria más longeva era de Errenteria. Fue con 83 años, con su hijo y trabajó más que nadie. Asimismo, en estos momentos hay un cocinero en Lesbos de esta localidad. Estuvimos en Atlantikaldia, hace tres años la escuela pública de Errenteria nos dio un cheque de seis mil euros... Estamos agradecidos.

«El campamento donde estamos ahora es más pequeño y vamos a llegar al cien por cien»

–¿En qué situación se encuentran actualmente?

–Ahora se ha vuelto negativa porque al principio les daban la ropa limpia y al paso de dos tres días les mandaban a la península. Cuando se zanjó el acuerdo entre Europa y Turquía para no dejar salir a la gente, nos dimos cuenta de que los campamentos eran ya estables, no de paso. Tuvimos que cambiar la forma de repartir la comida, ya que era insuficiente. Nos volcamos en que la comida fuera nutritiva para su desarrollo, tanto para los niños como madres lactantes, enfermos... Queremos llegar a todos. Hace dos años se quemó Moria, eran veinte mil en un campamento de tres mil y llegas a los que puedes. En el campamento que estamos ahora es más pequeño y vamos a llegar al cien por cien. Son 1.500 comidas diarias y llevamos sin fallar uno pase lo que pase, incluso en la pandemia. Desde aquí tratamos de recaudar el dinero para que llegue a la isla.

–¿Cuál es el secreto?

–Hacemos lo que podemos y el voluntario responde, es un trabajo en conjunto. No esperábamos cuando empezamos en Chíos sacar tanto dinero y ya llevamos varios años desde la fundación. Primero tuvimos que coger cocineros de los campos de refugiados y actualmente tenemos cinco a sueldo: dos panaderos, dos cocineros y un coordinador.

–Por tanto, ¿hay motivos para superar esta situación?

–Confiamos en que sí. Sobre todo porque hace poco ha habido un cambio de director del centro de campo de refugiados y eso supone novedades. Nos llamó y fue de los pocos directores que se ha puesto en o. Hablamos con él, tuvimos una reunión y vino a la cocina nuestra con un nutricionista del campo. Les encantó cómo se trabaja y la comida que se envía. El nutricionista decía que somos un complemento ideal para la gente del campo, ya que comen mal. Han pasado de tres comidas a una. Damos comida sana, leche y fruta.

–¿Usted ha acudido alguna vez?

–Estuve hace poco para ver aquello cómo era y personalmente me dio pena. Ya me pasó en Chíos cuando fui la primera vez. Tenía que salir porque no podía estar ahí. El campamento es su casa y tienen que tener una intimidad.

«En ninguno de los conciertos que hemos hecho hemos bajado de 400 euros de recaudación»

–Volviendo al concierto de hoy. ¿Son iniciativas importantes?

–Sí, y más de lo que parece. En ninguno de los conciertos que hemos hecho hemos bajado de 400 euros de recaudación. Eso supone que a la mínima que Eresmin haga seis conciertos al año, ya son mínimo 3.000 euros. Estamos muy agradecidos, además nos han hecho un himno de homenaje, estamos muy contentos y orgullosos de que se hayan fijado en nosotros.

–¿Hará un discurso?

–No me suelo alargar mucho. Digo qué es Zaporeak, qué hacemos y en estos momentos cómo está la situación, que es muy preocupante. Cuando empezamos teníamos dudas, pero nos empuja a seguir con nuestros buenos y malos momentos. Estamos orgullosos del prestigio que estamos teniendo en Gipuzkoa. Somos conscientes que tenemos que dar de comer a los refugiados lo mejor posible con una comida sana y que tenga sus kilocalorías para el desarrollo.

–¿Quiere añadir algo?

–Esperamos que la gente siga aportando su granito de arena. Nosotros vamos a seguir dando de comer lo que podamos. Nuestra meta es dar lo máximo posible. Se dice fácil pero son 1.500 comidas al día. En Chíos estuvimos dando comida sin faltar un día. Nos respetan mucho. Damos de comer, que es lo fundamental. Hemos pasado de 1.300 comidas a 1.500 diarias y es un presupuesto que supone un gasto.

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Errenteria: «Esperamos que la gente siga aportando su granito de arena»