La 'cacería' y los 'forajidos'
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La hiperventilación del PP y el cierre de filas del PSOE colapsan la política española en un cuadro de polarizaciónEn la España de la polarización, la demonización del adversario y la agitación del odio son un poderoso combustible de movilización. La derecha en su ... conjunto ha logrado ese objetivo, que, a su vez, puede servir al que lo sufre a practicar el victimismo y a retroalimentarse en su estrategia de defensa. El PSOE, de hecho, denuncia estos días ser el objeto de «una cacería infame» contra Pedro Sánchez por parte de la derecha más radical, que incluye un acoso sistemático contra su secretario de Organización y diputado por Navarra, Santos Cerdán. Los socialistas dan por supuesto que vienen tiempos duros y han dado una consigna interna: cierre de filas y resistir a toda costa esta ofensiva por tierra, mar y aire. Los frentes judiciales en marcha dibujan un paisaje muy complicado para el presidente del Gobierno. El juicio oral contra su hermano y contra el presidente de la Diputación de Badajoz por supuestos delitos de tráfico de influencias y prevaricación por la presunta creación de un empleo público para que fuera ocupado por el primero lastra el discurso socialista de limpieza y regeneración. Pero, más allá de su dimensión mediática, es una asunto menor si se compara con el alcance que puede tener el caso Ábalos y el tufo de corrupción que proyecta. El juicio por el asunto de David Sánchez dirá si los indicios a los que se ha referido la jueza en su auto de procesamiento son pruebas sólidas o son meras conjeturas de un proceso que ha obtenido una notoria raíz política como denuncia inicial de Manos Limpias.
Sánchez se muestra dispuesto a sortear el temporal. La furia y el ruido que vienen distorsionan la acción de gobierno y la sombra del desacuerdo presupuestario, con la dirección de Podemos instalada en el maximalismo, auguran un estrechísimo sendero al borde del precipicio para la coalición PSOE-Sumar, al que le queda la resignación de sobrevivir en la inercia de un Gobierno sin mayoría y sin alternativa y bajo un desgaste abrasivo. Las críticas de los morados a la decisión del PSOE de apoyar el embargo de armas a Israel, por considerarlo hipócrita, o a la propuesta del PSOE sobre los incentivos fiscales a los arrendadores que propietarios de pisos que garanticen que sean asequibles, por pensar que solo favorece a los rentistas, son reveladores de esa huida hacia adelante que solo parece tener un objetivo: unas elecciones anticipadas que permitan mantener una cierta cobertura al espacio de Podemos aun a costa de dar la victoria al bloque de derechas.
El PP, mientras tanto, sigue montado en un caballo desbocado de hiperventilación. La retórica agresiva de su portavoz, Miguel Tellado, que ha hablado esta semana de un 'gobierno de forajidos' en relación al gabinete de Sánchez, forma parte de una sobreactuación extravagante en la que se incluye el 'gesto' de echar una bolsa con tierras contaminadas al escaño de la vicepresidenta tercera, Sara Aagesen, en el Senado, o una despreciable campaña de linchamiento machista en las redes contra la ministra-portavoz, Pilar Alegría.
El PSOE busca salir del córner con una abundante dosis de voluntarismo y un deliberado reforzamiento de su perfil que intenta un cambio de narrativa. Lo tiene difícil. Lo hace cuando al final vota en el Congreso por el embargo de armas a Israel, junto a sus socios de izquierda, pese a que el ministro Grande-Marlaska ha quedado desautorizado por un contrato de compraventa de 15.000 balas que no fue cancelado y del que ha tenido que dar explicaciones en el Congreso.
Otro capítulo sensible es la vivienda. Urgido por la gravedad de este problema social, el PSOE se dispone a poner en marcha una batería de medidas fiscales para incentivar un parque asequible de pisos alquiler. El conflicto exige soluciones complejas, a largo plazo, sometidas seguramente a la prueba del ensayo y del error. Los socialistas tienen enfrente a las comunidades del PP, empeñadas en boicotear la declaración de zonas tensionadas para limitar los precios de alquiler, la gran apuesta de la Ley de Vivienda.
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