La roja cambió el partido

Está claro que el partido se pierde por la doble amarilla a Asier Illarramendi. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que no fue justa, y no entiendo por qué el VAR puede entrar para revisar una tarjeta roja y no una segunda amarilla, cuando al fin y al cabo también es una expulsión.

Sí entró para corregir en la primera al árbitro, que se la iba a mostrar a Merino equivocadamente, pero no así para revisar la segunda, que no era. El VAR es de ayuda, sí, pero creo que también debería intervenir en casos de estos.

La decisión del árbitro le cambia completamente el partido a la Real. Imanol quitó a Guridi para meter a Zubeldia y darle un toque más defensivo al equipo y seguir llegando. De hecho, la Real tiene ocasiones, sobre todo una muy buena de Portu y, como buscaba, sigue llegando.

Cuando el entrenador retira a Isak y Oyarzabal para sacar a Zubimendi y Merquelanz, pretende refrescar el equipo y crear espacios, como forma de generar ocasiones. Pero, aunque lo intenta, la Real empieza a meterse atrás y permite al Betis dar un paso al frente que acaba por encerrar a los blanquiazules. Tras la expulsión de Sanabria –al que ya le habían perdonado la tarjeta antes–, el partido se iguala pero Canales consigue darse la vuelta solo en el borde del área y empata.

Con diez jugadores, los dos equipos sin embargo quedan de forma muy diferente sobre el campo. El Betis más compensado y la Real, mucho más defensiva, lo que Imanol trata de corregir dando entrada a Barrenetxea y Januzaj. Pero el partido se pone más claro para el Betis.

En la prórroga la Real empieza muy metida, con una doble ocasión que desbarata Yoel, pero no es lo mismo jugar con diez desde el minuto 46-47 que desde el 75 y el compomente físico se nota. Es imposible saber qué habría pasado si no expulsan a Illarra, pero fue lo que decidió el partido. La Real está eliminada, pero tampoco puede pensarse que todos los años va a llegar a una final. Ahora mismo, el equipo está justo para tanta competición.