La divertida anécdota en el WC de San Sebastián que los turistas no consiguen ver

Hay anécdotas divertidas que gracias a las redes sociales salen fuera del círculo habitual de amigos y familiares y se expanden a miles de personas. Y más si las populariza una cuenta con 13 millones de seguidores, como es @cabronazi, con vídeos que mezclan diversión y curiosidades que ven miles de s cada día. Es lo que le ha ocurrido a una cuadrilla de amigos que visitaban recientemente San Sebastián.

«A mi amiga le entraron ganas de mear y no encontraba dónde». Así comienza el breve vídeo difundido por Sergio Ortiz, enfermero residente en Bizkaia, que se ha viralizado hasta superar las 80.000 reproducciones. Las imágenes muestran el mar Cantábrico desde el Paseo Nuevo donostiarra y continúa la locución: «tras buscar un rato decidió esconderse detrás de esto».

La cámara muestra desde lo lejos como la amiga de Sergio se refugia para orinar detrás del pequeño edificio ubicado junto a la falda del monte Urgull, cerca del parking. «Mi amiga. Su escondite. Lo que resultó ser su escondite», dice el autor del vídeo antes de mostrar la parte delantera de la construcción que los habituales paseantes de este rincón de San Sebastián conocen bien: un servicio público con lavabos y urinarios, es decir, un WC amplio y perfectamente acondicionado.

Un servicio público que quizá no sea tan evidente para los turistas que visitan la capital guipuzcoana, a juzgar por la confusión de estos amigos, que fueron incapaces de descubrir a tiempo que podían hacer sus necesidades en un espacio habilitado para ello en lugar de en el monte y en público. Lógicamente el chasco posterior de la chica protagonista fue importante. «Estas fueron sus declaraciones después» y el vídeo muestra su aspecto entre avergonzado y resignado, eso sí, entre risas y sin acertar a decir palabra alguna:

El vídeo tiene ya más de 80.000 reproducciones y 450 comentarios que continúan con el tono de humor del vídeo, introducido por los creadores de @cabronazi como «me declaro fan de tu amiga». La gran mayoría de participantes en esta publicación de Instagram son comprensivos con la amiga: «no me extraña que no lo viera, si parece el armario de escobas del Guggenheim». «He pasado delante mil veces y no sabía que era un lavabo», dice otra.

«Podríamos ser nosotras perfectamente» es la frase más repetida para comentar la simpática anécdota. Hay quien se identifica tanto que reconoce ser de los que «buscan su móvil en la oscuridad con la linterna del móvil o las gafas de sol con ellas puestas».

También hay quien intenta crear polémicas al «denunciar» que los rótulos están en euskera y la gente de fuera no los entiende, algo que no es cierto ya que no hay ninguna rotulación visible a media o larga distancia de este WC (sí se ve al acercarse el pictograma que lo identifica). Además de alguna crítica a esta ausencia de rotulación exterior, hay respuestas de donostiarras y habituales del Paseo Nuevo que comentan que es relativamente frecuente ver a personas actuar de la misma manera al no reconocer la función del edificio. Y no falta quien alaba el diseño de estos baños: «ni las peores mareas vivas del Cantábrico lo dañan».