«Estamos desesperados, no podemos ni abrir las ventanas por el ruido y el polvo»

El malestar entre los vecinos que llevan soportando dos años de obras es más que evidente. «Hemos tenido las perforadoras trabajando a un palmo de distancia. Se ha empleado mucha maquinaria pesada con un ruido muy molesto», explica Ollo en la terraza de la casa en la que lleva residiendo más de tres décadas. A la contaminación acústica y la vibración se suma el polvo y la suciedad generada, «restos de cemento que se te metían en casa».

Esos trabajos tan cercanos a la vivienda destinados a habilitar dos nuevas vías ferroviarias junto a la nueva estación ya han finalizado. Pero la contaminación acústica no. «Ahora parece que tienes la megafonía dentro de casa. Imagínate con los avisos por cada tren que pasa y otros mensajes, como el del uso de la mascarilla, que ponen», critica.

Maite Azurmendi y su marido llevan cinco décadas viviendo en el paseo de Duque de Mandas. «Pero imagínate cuál es la situación que hasta nuestros hijos nos han dicho que así no podemos vivir y pasamos la mayor parte del tiempo en sus casas», relata. El piso de Azurmendi es un primero que da a la pasarela, «que está a dos metros, con todo ese trasiego de gente». En verano «ni hemos podido abrir las ventanas». Azurmendi cuenta que, como ellos, muchos vecinos tienen cierta edad «y no trabajamos, así que pasamos mucho tiempo en casa. Pero es que no se puede, en estas condiciones las viviendas son inhabitables. Estamos perdiendo la salud», cuenta, mientras critica la falta de información.

De hecho, tal es la desesperación que algunos vecinos no descartan iniciar algún tipo de movilización «porque en el Ayuntamiento nos dicen que la obra no es suya, pero la situación es insostenible».

Otro vecino que prefiere mantenerse en el anonimato reconoce que hay obras que hay que acometer «y que las obras generan molestias, pero habría que intentar minimizarlas». En su día algunos vecinos se reunieron en Tabakalera con representantes de Eusko Trenbide Sarea y del Ayuntamiento, «porque toda la información que nos llegaba, como la colocación de la pasarela, era por la prensa. La sensación que nos quedó tras la reunión es que estaba todo decidido».

Este vecino, que ni se plantea tener las ventanas abiertas, critica la cercanía de la pasarela, con unas escaleras y suelo que «reverberan bastante» y con trasiego de gente incluso de noche en una zona «un poco degradada y en la que ha aumentado la actividad delictiva». A su juicio, con la entrada de servicio de la nueva estación se va a generar un «embudo» en el ascensor y la pasarela. «Se van a formar colas».

La nueva megafonía en los nuevos andenes, ubicados en las que antaño eran dos vías en desuso, les ha dejado «alucinados. Es como si tuviese el megáfono en casa. Han empezado a las seis de la mañana. Yo me pregunto si no es suficiente con unos buenos es informativos. Y también si no hubiese sido más lógico haber habilitado los andenes en la zona de Tabakalera».

Además, critica que los vecinos han perdido plazas de aparcamiento por culpa de esta obra. «Quitaron plazas junto a los juzgados y en Mundaiz, y ahora han restado otras en Duque de Mandas para colocar la nueva parada de taxis. En otros casos similares el Ayuntamiento ha permitido a los vecinos aparcar en otras zonas».