Un vecino por cada decisión

Es una petición de los vecinos». La frase, con los hombros encogidos, es recurrente entre los responsables políticos cuando quieren justificar una decisión en el ... sentido que sea. Es demasiado habitual que limitaciones o ampliaciones, construcciones o derribos, que incluso la inacción, cuente con un supuesto grupo de vecinos que lo respalda o lo promueve. Pero no parece probable. ¿Cuántas obras se han reclamado hasta la saciedad sin que el Ayuntamiento moviera una pala? ¿Cuántas se han emprendido, algunas con presupuesto millonario, sin que nadie las hubiera pedido? Hay que reconocer, sin embargo, que es recurrente y exitoso argumentar eso de que «nos lo han pedido los vecinos», sea cuando se quiere eliminar un parque de perros o quitar mesas a las terrazas de una calle recién estrenada. Porque el político de turno solo tiene que encoger los hombros una vez más, quitarse responsabilidad de la espalda y dar a entender que pertenece a una ciudadanía que cree y confía en la participación de sus vecinos cuando toma sus decisiones. ¿Cuántas quedan en un cajón? Esa sí que es una petición de quienes queremos saber de dónde se sacan los políticos a esos vecinos anónimos que justifican sus decisiones y las convierten en una norma.