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efe
Miércoles, 3 de mayo 2017, 17:16
La desaparición en el Algarve de la niña británica Madeleine McCann, de cuya ausencia de cumplen este miércoles diez años, vuelve a abatirse sobre los portugueses, quienes han convertido el caso en una obsesión tras una década de preguntas sin respuesta.
La víspera del aniversario ha llenado los medios lusos de cronologías de aquella trágica noche en Praia da Luz, una zona turística del sureño Algarve en la que el matrimonio McCann pasaba sus vacaciones junto a sus tres hijos: Madeleine, de tres años, y los gemelos Amelie y Sean, apenas bebés.
Maddie, que desapareció mientras sus padres cenaban con unos amigos en un bar a pocos metros del apartamento en el que se encontraban los niños, es un enigma de fuerte impacto en Portugal, donde los británicos representan un cuarto del total de turistas que reciben y la seguridad es uno de los principales reclamos.
Los padres de Madeleine McCann no han perdido la esperanza diez años después. "Puede que no sea tan rápido como queremos, pero se está haciendo un progreso real y creo que necesitamos darlo todo, y solo tenemos que seguir con el proceso lo que haga falta, durante el tiempo que sea necesario", dijo la madre, Kate McCan, en una entrevista a la BBC.
"Mi esperanza de que Madeleine esté ahí fuera sigue siendo la misma que hace casi diez años", aseguró su madre.
"Desde que la Policía Metropolitana empezó su investigación, nos han quitado una gran presión, individualmente y como familia", dijo el padre Gerry McCann. "Después de la investigación portuguesa inicial cerrada, esencialmente, nadie, nadie más estuvo haciendo algo realmente activo para intentar encontrar a Madeleine", añadió.
Kate McCann, de 49 años, publicó en su cuenta de Facebook un mensaje esta semana diciendo que la pareja y sus dos hijos estaban dándose "apoyo mutuo para las dos próximas semanas". "La mayoría de los días son iguales al resto, un día más. El 3 de mayo de 2017 un día más. Pero diez años es algo horrible, tiempo robado", escribió.
Entre la tensa calma que parece rodear Praia da Luz, donde nadie quiere hablar, los diarios lusos publican especiales en los que se incide en el repaso a "las piezas que nunca encajaron", como destaca el semanario Expresso en un reportaje titulado "Esperando a Maddie".
En el Algarve, donde se esfuerzan por que el día transcurra como si de cualquier otra fecha se tratase, se impone el silencio de los testigos que aún residen allí, y la reconstrucción de los hechos se basa en las más de 12.000 páginas que deja el proceso.
Durante la investigación en Portugal se acumularon además 2.000 diligencias policiales, 500 búsquedas en la zona y casi veinte sospechosos, entre ellos los padres de Maddie.
El misterio, que se agrandó hasta convertirse en un fenómeno mundial, también trajo un conflicto jurídico entre el inspector responsable del caso, Gonçalo Amaral, y los padres de Maddie, señalados por el policía como autores del homicidio accidental de la pequeña, tras lo que habrían ocultado el cadáver.
La disputa llegará, diez años después de la desaparición, ante la Justicia europea, donde los McCann recurrirán la absolución de Amaral, al que habían demandado por difamación por el contenido del libro "Maddie, la verdad de la mentira", que defiende la tesis del detective.
Mientras, los portugueses volverán a repasar este miércoles minuciosamente las pistas que deja el caso: versiones contradictorias, ventanas abiertas y avistamientos de la niña en diferentes partes del mundo, a veces, a 4.000 kilómetros de distancia del lugar en el que se desvaneció.
Sigue la investigación policial
Por su parte, el comandante de Scotland Yard, Mark Rowley, ha afirmado recientemente que sigue habiendo "importantes posibilidades de investigación" que son de "gran interés" tanto para el equipo británico como el portugués.
Preguntado sobre si actualmente se encuentran más cerca de resolver el caso que hace seis años, cuando se iniciaron las pesquisas en Reino Unido, el policía dijo que "existe una línea de investigación con la que merece la pena seguir buscando". "Podría llevar a una respuesta pero hasta que no concluyamos la investigación no podremos saberlo", adelantó.
El comisario aseguró que, junto con sus colegas portugueses, están realizando un "trabajo clave" que no quieren estropear por filtraciones a la prensa. Así, no quiso facilitar más información sobre la naturaleza de las pesquisas, ya que revelar detalles públicamente "no ayudaría".
Sobre la hipótesis de que un agresor sexual pudiera ser el responsable de la desaparición de la niña, Rowley sostuvo que esa suposición había sido "una de las líneas clave de investigación".
"La realidad es que a día de hoy en cualquier área urbana si rastreas un perímetro considerable vas a encontrar muchos potenciales atacantes", afirmó.
Además, el británico reconoció que aún quedan muchas incógnitas por despejar del caso y que, por ello, "todas las hipótesis se mantienen abiertas".
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