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«Empezaron los síntomas el pasado lunes», comienza a relatar el donostiarra Unai. Al principio fue un poco de malestar general, algo molesto, sí, pero ... nada especialmente extraordinario.«Pero luego estuve tres o cuatro días con fiebre alta», prosigue. Bajó a la farmacia a por un test de autodiagnóstico que confirmó sus sospechas: coronavirus. «Nunca me había contagiado hasta ahora y lo he pasado muy mal. Se me pasó la fiebre pero me he quedado con un cansancio general, mucho sueño y además he perdido completamente el olfato y el gusto. También tengo la cabeza con neblina que no me deja pensar claramente. Espero que se me pase pronto», relata a este periódico aún convaleciente desde su domicilio.
Es la situación que este donostiarra y muchos guipuzcoanos más han vuelto a atravesar durante las últimas semanas con la llegada del buen tiempo y el calor, que ha provocado un ligero aumento de la transmisión del Covid-19. Aunque a día de hoy el riesgo de contagio se mantiene bajo, en las últimas semanas se ha detectado un aumento de los casos y de hospitalizaciones. Como ha venido siendo habitual desde la pandemia, el repunte se produce porque en esta época del año aumentan los os y también las interacciones con otras personas.
La culpable, en parte, de esta situación es una variante, la NB.1.8.1, derivada de Ómicron, y que la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS) ya ha puesto bajo vigilancia esta misma semana, aunque por el momento, ite el organismo, el riesgo para la salud pública se considera «bajo». Según se desprende del último informe de la organización, este subtipo, identificado por primera vez en enero de este año, ya es responsable de más del 10% de todas las infecciones y es el principal responsable de los casos detectados en Hong Kong o China.
La NB.1.8.1 es una variante del SARS-CoV-2 derivada de la variante recombinante XDV.1.5.1, y su primera muestra se recolectó el 22 de enero de 2025. Pese a su rápido crecimiento, la OMS puntualiza que NB.1.8.1 solo presenta una evasión inmunitaria adicional mínima en comparación con la variante LP.8.1.
De momento esta nueva cepa no ha sido aún identificada en Euskadi por los sistemas de vigilancia centinela, que desde mediados de mayo publican mensualmente la situación de las principales infecciones respiratorias, entre ellas el coronavirus. El último boletín difundido por el Departamento de Salud pone de manifiesto que el Covid-19 está «en ligero ascenso las últimas semanas», con un aumento «más claro» en la semana 20 del año, fecha del último informe disponible.
De esta manera, mientras otras patologías como la gripe o la bronquiolitis se mantienen en «valores interepidemiológicos», la incidencia del coronavirus aumenta hasta los 4,7 casos por cada 100.000 habitantes, el doble que la semana pasada. A pesar de ello, lo valores continúan siendo relativamente bajos y normales para esta época del año a expensas del impacto que pueda tener esta nueva variante del patógeno en las próximas semanas.
Por el momento, no está comprobado que esta variante se propague más rápido o provoque afecciones más graves a la salud que otras. «Los datos actuales no indican que esta variante provoque una enfermedad más grave que otras variantes en circulación», ha señalado la OMS.
En cuanto a los síntomas, son los habituales del coronavirus. Los afectados pueden comenzar con fiebre, tos, dolor de garganta, mocos, dificultad para respirar, pérdida de olfato, de gusto o cansancio.
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