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Antonio Monroy, un madrileño de 53 años, ha conseguido un hito académico sin precedentes: ostenta el récord mundial de títulos universitarios, con 13 carreras, dos doctorados y tres posgrados. Su afán por el conocimiento lo ha llevado a pasar por todas las áreas, desde Ciencias Empresariales hasta Historia del Arte. En la actualidad, cursa cuatro grados más: Nutrición, Marketing, Geografía e Historia y Comunicación. Sin embargo, este incansable estudiante considera que la universidad ya no es lo que era. «No es lo mismo estudiar ahora que hace 30 años», asegura convencido. «El nivel de exigencia ha bajado muchísimo. No dudo de las buenas intenciones que perseguía el plan Bolonia, pero ha resultado ser un auténtico fracaso educativo», sentencia.
Con trece carreras, dos doctorados y tres posgrados, Antonio Monroy (Madrid, 1971) ha superado al que hasta ahora ostentaba el récord mundial en títulos universitarios, el italiano de 77 años Luciano Baietti
Monroy recuerda sus inicios en la universidad, hace tres décadas, cuando con una hora diaria de estudio le bastaba para aprobar una carrera. «Cuando empecé a estudiar hace 30 años, con una hora al día me daba para sacar una carrera. Ahora, con una hora al día te puede dar para sacar varias, tres, cuatro, cinco…». Asegura que sus alumnos de ADE «no saben multiplicar, que no se sabe las tablas de multiplicación». «En mi época eso era impensable, tenías que hacer integrales triples, derivadas dobles, cálculos de álgebra complicadísimos… Es que no tiene nada que ver», explica en declaraciones a ABC y La Voz de Galicia.
Pese a su crítica al sistema educativo actual, Monroy reconoce que la tecnología ha simplificado el a la información. «Yo creo que la tecnología lo que ha hecho ha sido facilitar las cosas», ite. Recuerda que en sus tiempos los estudiantes debían pasar horas en la biblioteca buscando información en «libros polvorientos». Hoy, en cambio, «lo metéis en Google y os salen 200.000 resultados. Que lo tenéis aquí, en el móvil, en casa».
Este singular estudiante no se considera un «empollón». Desde joven ha llevado una vida social activa y ha practicado deporte. Compagina su pasión por el estudio con su trabajo como profesor universitario, su negocio en el sector inmobiliario y su familia, pues tiene tres hijos.
Monroy atribuye su éxito a su tenacidad y a su facilidad para el estudio. «Lo que pasa es que yo tengo una facilidad bastante grande para estudiar, no me cuesta más de una hora al día», confiesa. Para él, estudiar es «una afición como otra cualquiera». Además, cree que «las facultades que tiene uno se deben aprovechar». Aunque confiesa un truco: «esforzarse más que los demás».
Su motivación inicial para obtener tantos títulos fue un homenaje a su tío, quien siempre confió en que Monroy lograría batir el récord mundial. El afán de superación también ha sido un motor en su trayectoria. «Claro que tengo un gen competitivo que me anima a seguir estudiando, a seguir siendo el mejor y superarme», reconoce.
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