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Joseba Zabaleta aboga por tomar precauciones para evitar el contagio. Y en caso de exposición, insta a someterse a un test y a no cerrarse en sí mismo si su resultado es positivo.
Día mundial de la lucha contra el sida

«El sida es algo que se vive en soledad»

Un test positivo en VIH cambió «la vida» hace 17 años de este oiartzuarra, que mantiene a raya el virus y da la cara para que otros dejen de padecer en la intimidad

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Jueves, 1 de diciembre 2022, 06:37

El mismo día que el bombardeo de Gernika», un 26 de abril pero de 2005, a Joseba Zabaleta también le cayó una bomba encima cuando su médico de cabecera le dio el resultado de una de las analíticas a las que se sometía de forma periódica: «Positivo en VIH». El bombazo le dejó «en shock» y vio su vida fundida a negro. A los dos días le debían hacer una segunda prueba para confirmar o no el primer resultado, y «esas 48 horas» en una trinchera de dudas «fueron horribles. Piensas que te vas a morir, y te preguntas cómo has podido infectarte, qué ha podido fallar. No sabes qué hacer...». Cuando el resultado del segundo test ratificó el primero, se le cayó «el mundo encima». Diecisiete años después, este oiartzuarra de 50 años ha firmado la paz consigo mismo. Aún no sabe qué falló en «todas las medidas de precaución» y «ya ni» le importa porque hace «vida normal» y mantiene a raya el virus, que duerme indetectable en su organismo. Sin embargo, revive aquella pesadilla «cada 1 de diciembre», el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, «una enfermedad que el 99,9% de quien la padece la vive en soledad».

A Joseba también le «costó mucho» salir de sus tinieblas, «años», aunque «desde el primer momento» se vio obligado a dar la cara. Primero, ante su pareja, «un pilar» con el que sigue compartiendo su día a día. «Tuvimos que hablar y negociar mucho», confiesa. Apostaron por convivir juntos con el virus, al que han logrado mantener hermético en el organismo de Joseba, lo que «demuestra que las medidas preventivas funcionan». Además, la carga vírica en su caso siempre fue baja, y «desde 2009» resulta «indetectable».

Al contrario que «mucha gente» a la que la vida abofetea y de pronto se ve en una batalla contra el sida o el VIH, Joseba no se encerró y buscó «ayuda». «A la semana» se presentó en la sede de Harri Beltza, la asociación contra el sida con sede en Oiartzun, donde escuchar testimonios de personas contagiadas «en los años 90 y que tenían su familia, su pareja y su trabajo», le permitió darse cuenta de que «no te vas a morir, de que se sale adelante». Y entre su familia, sus amigos y Harri Beltza, «asumimos el shock».

En estas terapias –al principio grupales y luego individuales–, se percató de que en el fondo era un afortunado por no haber vivido situaciones «muy duras» que oía en otras personas. «Yo he tenido siempre –subraya– el apoyo de mi gente y no he tenido problemas de salud, ni me he sentido marginado ni estigmatizado» por padecer un virus que no suscita el rechazo de hace 30 años, pero aún despierta ciertos recelos «por desconocimiento y, probablemente por ello «el sida es una enfermedad que el 99,9% de quien lo padece lo vive en soledad».

Joseba decidió ofrecer su rostro para visibilizar el VIH «hace 4-5 años», cuando ya no tenía «personas a las que proteger», como sus padres o los de su pareja. Pero antes ya había dado el paso de hacer pública su situación. El impulso se lo dio «una entrevista en Euskadi Irratia. Sería 2007 y yo iba conduciendo, sé en qué curva iba cuando una mujer dio a conocer que tenía cáncer de mama, otra de esas enfermedades íntimas, que cuesta verbalizar. A mí me ayudó mucho».

Y ahora él trata de echar una mano a otras personas que acuden a la sede de la asociación oiartzuarra, donde casi a diario comprueban lo que cuesta dar el paso de pedir asesoramiento o hablar de la enfermedad. «Todas las semanas sucede que alguien llama y le salta el contestador pero no se atreve a dejar ningún mensaje». Y «a menudo» alguien que acude a alguna actividad –terapia, yoga masaje...– reconoce que «varias veces» se dio la vuelta en la puerta de la asociación antes de decidirse a entrar por primera vez.

«Falta mucho por hacer»

Como «cada 1 de diciembre», Joseba revivirá este jueves aquel instante que de abril de 2005 que «marcó» su vida. Lo hizo «para mal» porque «algo falló», pero también «para bien» porque «me hizo tomar más conciencia de todo, de mi cuerpo, de mi mente, de mi conciencia. Una situación límite así te lleva a reflexionar. Por ejemplo, cuido más mi cuerpo: hago deporte, bicicleta, nadar, caminar... y llevo una alimentación sana».

Los avances de la medicina han facilitado mucho el tratamiento para controlar el VIH. «En mi caso, al tener una carga vírica tan baja, no tuve que medicarme hasta 2009. Y a los tres meses de empezar a tomar tres pastillas al día, el virus se hizo indetectable». Y así sigue, ahora con una sola píldora al día que le «recuerda» su enfermedad, aunque él intenta «olvidarse de ella» hasta que cada seis meses se somete a un test. «No podemos olvidarnos del VIH mientras no haya una vacuna», algo que no ve cercano. «Este virus es más complicado que el Covid», asume. «Dicen que se está cerca de conseguirla, pero llevamos años oyendo lo mismo», añade.

Al contrario que la medicina y la investigación, la sanidad, en su opinión, ha dado pasos atrás. «Todos vemos cómo está Osakidetza ahora mismo. Falta personal y no dan abasto», lamenta, lo que se traduce en «muchas carencias» en la atención «a nivel psicológico, emocional, sentimental... El número de suicidios ha subido mucho, y no es algo casual. Algún día habría que analizarlo».

En el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, Joseba Zabaleta lanza un mensaje final: «Lo más importante es la precaución y también un diagnóstico precoz», por lo que anima a quien se haya visto expuesto al virus a que «se haga una prueba». Y en caso de que su resultado sea positivo, «hay que pedir ayuda» y evitar formar parte de ese 99,9%, que vive esta enfermedad en soledad.

ECDC y OMS alertan del aumento de casos de VIH sin diagnosticar

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron este miércoles un informe en el que advierten del aumento del número de personas que viven con el VIH sin diagnosticar en Europa, pero no tanto en la UE. En 2021, hubo casi 300 nuevos diagnósticos de VIH cada día en 46 de los 53 países de Europa, incluidos 45 al día en la UE. Esto es, 106.508 infecciones, y 16.624 de ellas en la UE. Según el Gobierno Vasco, en Euskadi hubo 119 infecciones -105 en 2020 y 147 en 2019-, El 84 % eran hombres con una media de edad de 38,9 años.

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