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El inicio de esta semana fue trágico por la coincidencia de dos asesinatos machistas separados por apenas unas horas que siguieron un patrón casi ... idéntico: un hombre mata a su pareja en la casa que ambos comparten y, posteriormente, se suicida para evitar responder ante la Justicia. Ese fue el presunto 'modus operandi' que siguió el vitoriano Jesús para apuñalar hasta la muerte a su mujer, la soraluzetarra María Luisa Larrañaga, en el apartamento en el que residían gran parte del año en Benidorm, antes de coger el coche y empotrarse contra un camión-grúa a 14 kilómetros de allí para acabar con su vida. Prácticamente a la misma hora, un hombre cometía un crimen muy similar en Palencia, donde asesinó a puñaladas a su mujer ante sus hijos de 7 y 2 años, que estaban en el domicilio. Después, caminó hacia unas vías cercanas y se arrojó contra un tren.
La tendencia suicida tras cometer un crimen machista no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años se ha acrecentado hasta alcanzar a casi un tercio de los hombres (30%) que asesinan a sus parejas. En lo que va de año, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género ha contabilizado 33 muertes de mujeres a manos de sus parejas. Diez de esos hombres acabaron suicidándose, mientras que cinco más tuvieron una tentativa de suicidio que no se consumó. En el resto de los casos (18), los presuntos feminicidas no intentaron quitarse la vida. En total, los números entre los suicidios consumados y en grado de tentativa (15) y los 18 hombres que no intentaron quitarse la vida, están casi igualados.
Los hombres que matan a sus mujeres y después se suicidan han aumentado proporcionalmente en los últimos años, en un contexto en el que, desde 2020, los asesinatos por violencia de género han bajado de las 50 víctimas anuales. Si en los primeros años desde que el Gobierno español ofrece registros detallados sobre los asesinatos machistas, a partir de 2003, el porcentaje de hombres que se suicidaban tras cometer un crimen oscilaba entre el 7% y el 19% –con una media de 70 mujeres asesinadas al año–, en los dos últimos años las cifras de suicidios han ascendido hasta el 29% del año pasado (con 47 mujeres asesinadas) y el 30% en lo que va de este año (con 33 víctimas). Lo que demuestra que cada vez es más habitual que los hombres busquen acabar con su vida una vez consumado el asesinato de su pareja.
Otra forma de comprobar esa tendencia es que nunca antes desde que hay registros los asesinos de sus mujeres que no han intentado suicidarse han marcado un número tan bajo: 18 en lo que va de 2022. El año pasado fueron 27, el anterior 31 y el anterior, 36. En la década de los 2000, era habitual que más de 50 feminicidas cada año no hicieran ningún intento de quitarse la vida, mientras los suicidios consumados no llegaron a la decena en varias ocasiones.
Balance En lo que va de año se han producido 33 víctimas: 10 de los autores se han suicidado, 5 lo intentaron y 18 no hicieron tentativa
Muerte y posterior suicdiio La noche del domingo se dieron dos casos casi calcados en el asesinato de María Luisa Larrañaga y el de otra mujer en Palencia
La violencia de género contra las mujeres sigue siendo una asignatura pendiente en la sociedad española, aunque las cifras de víctimas de los últimos años al menos se han reducido en comparación con las primeras de las que hay registros. Hacia 2003 –primer año en el que el Gobierno decidió publicar las trágicas cifras de los feminicidios precisamente para concienciar a la sociedad de esta lacra– las víctimas anuales eran 71, 72... hasta las 76 de 2008, récord histórico desde que hay datos. Hace una década, en 2012, la cifra de mujeres asesinadas descendió hasta las 51 y, desde entonces, aunque con altibajos, solo se ha acercado a las 60 en años puntuales.
La llegada de la década de 2020 ha marcado un punto de inflexión porque en España se han encadenado tres años por debajo de las 50 víctimas por violencia de género. Sigue siendo un total escalofriante, pero al menos es sensiblemente inferior a los asesinatos que se producían hace 20 años. En este 2022, a falta de tres meses para cerrar el año, la cifra de muertes se sitúa en 33 tras los tres asesinatos de esta semana.
A pesar de las elevadas muertes por violencia de género que se producen todos los años en el Estado, Gipuzkoa lleva una década sin sufrir uno de estos asesinatos en su geografía aunque, por desgracia, desde que Ángeles Caridad fue asesinada en Tolosa en 2012, ha habido que lamentar otros tres feminicidios de guipuzcoanas fuera de nuestro territorio. El caso más reciente ha sido el de la soraluzetarra María Luisa Larrañaga, asesinada el pasado domingo en Benidorm. Además, la arrasatearra Mariam Ibarlucea fue asesinada por su pareja en Gran Canaria en 2020. Y, en 2017, la eibarresa Raquel López y su hijo Markel fueron asesinados por la pareja de ella en Madrid.
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