Poderosísima santa muerte
Crítica: 'Bad boys for life' ·
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Crítica: 'Bad boys for life' ·
Valoración 2 / 5
Dirección: Bilall Fallah, Adil El Arbi.
Intérpretes: Will Smith, Martin Lawrence, Vanessa Hudgens, Kate del Castillo.
Guion: Joe Carnahan, George Gallo, David Guggenheim, Anthony Tambakis, Chris Bremne.
Fotografía: Benoît Debie.
Música: Lorne Balfe.
Nacionalidad: Estados Unidos, 2020.
Duración: 123 minutos.
Cines: Antiguo Berri, Urbil, Niessen, Mendibil.
A mí gustarme, lo que se dice gustarme, Will Smith solo me gustó cuando fue príncipe en Bel Air y, actualmente, como modelo para el ... agente secreto de esa cosa tan linda y animada que es 'Espías con disfraz'. En cuanto a Martin Lawrence, puedo pasar el resto de mi vida sin reírle ninguna de sus gracietas, escritas por cuatro guionistas tirando a, literaria y cinematográficamente, pánfilos.
A mí del reparto de esta tercera entrega de las aventuras de este par de polis fuera de toda ley lo que realmente me interesa es que la mala, la Doña de un cartel que ríanse ustedes del de Sinaloa, esté encarnada por Kate del Castillo, cuya leyenda (que es lo que importa en esto del Cinematógrafo) asume, aunque los tribunales mexicanos sentenciaran lo contrario, que fue quien puso en relación al aturdido Sean Penn con el Chapo Guzmán.
A mí lo que me encanta de esta por otra parte palurda película son esos chispazos de malaje y mala follá que de pronto surgen de su patidifuso libreto. Al principio no más, cuando los dos polis negratas se ríen de los blancos de Miami cuando penetran en sus recintos de ocio a bordo de un Porsche Carrera 911 4AS de imposible y bellísimo color azul. O esa línea de guión quenombra, contraponiéndolas, las actitudes de Luther King y Malcolm X.
A mí lo que me complace de esta tercera entrega, que a buen seguro tendrá un spin off y si no me creen, permanezcan atentos a la escena-epílogo con hijo enjaulado cual Lecter pero sin bozal, son las motos, el quad y el sidecar. Más la galanura de los especialistas que doblan a Martin y Will. A mí me sulivella la chaladura de los dos directores. Chaladura que no les viene de su orígen arábigo sino de ser compatriotas de Tintin y el Mannenken pis. A mí me fascina el escenario final, el hotel devastado. Y que aunque los guionistas gringos no se enteren de qué va el asunto, la advocación a la que se acoge la Doña sea la de la Santa Muerte. Tampoco está mal que Will le robe a Darth Vader su inmortal frase.
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