Alberto Sagaria | Premio Dedicación a la Danza
«Ser pianista acompañante es un trabajo muy desconocido»
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Alberto Sagaria | Premio Dedicación a la Danza
«Ser pianista acompañante es un trabajo muy desconocido»Una sustitución encaminó a Alberto Sagardia Ribera (Irun, 1962) hacia la profesión de pianista acompañante de danza. Debutó con el maestro de ballet Peter Brown ... en el desaparecido Conservatorio Municipal de Danza de la calle Easo. Tras pasar por las aulas de Elvira Ubierna en Hondarribia, estuvo vinculado a las escuelas oficiales de Navarra y Burgos. En la actualidad, compagina su labor en el Conservatorio Municipal de Danza José Uruñuela de Vitoria con su colaboración con el Malandain Ballet Biarritz. La Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa ha puesto forma de trofeo a su fiel relación de treinta años, designándolo como Premio Dedicación a la Danza 2025.
– Este domingo recibe un premio que anteriormente recogieron sus mentores, Peter Brown y Águeda Sarasua, ¿qué significa para usted este reconocimiento de los profesionales de danza guipuzcoanos?
– Para mí es un gran honor. No me puedo poner a la altura de ellos, pero estoy muy agradecido con la muestra de cariño de la asociación hacia mí. No soy una persona de palabras, sino que lo mío es tocar. Seguramente diré gracias y poco más, aunque estoy tremendamente agradecido a todos los profesionales que han creído en mí, que me han dado la oportunidad de demostrar mi valía y que aún siguen confiando en mí.
– Pero antes abre la XXVIII Gala del Día de la Danza con una pieza en la que bailará su hija, Ione.
– La pieza se titula 'Hala suertatu da', que traducido sería 'así ha sucedido' y recoge lo que pasa en una clase de ballet: ejercicios de barra y de centro encadenados. Y termina con una música que toqué el día que nació mi hija. Actualmente ella está en la Escuela de Danza de María de Ávila en Zaragoza. Para mí va a ser muy emocionante porque en el público estará mi madre que tiene 95 años y nunca ha visto bailar a Ione.
– Lleva tres décadas como pianista acompañante en las actividades de la asociación, ¿en qué consiste esta profesión?
– Como indica el nombre, nuestra labor es acompañar al maestro de ballet en las clases. Los pianistas acompañantes tenemos la capacidad de improvisar la música en cada momento, que depende del profesor, del estilo y de la musicalidad. El profesor es quien te inspira lo que vas a tocar en cada clase. Otra característica de un pianista acompañante es que todo va sobre la marcha. Tocamos a la carta.
–¿Qué cualidades debe tener un buen pianista acompañante de danza?
– La capacidad de improvisación es clave, es decir, no seguir la partitura al pie de la letra sino estar pendiente de los bailarines, que son para quienes tocas en definitiva. También hay que tener mucha intuición, ser capaz de entender los pasos o los ejercicios para poder crear una música que vaya con ellos. El mismo ejercicio con cuatro profesores diferentes son cuatro formas diferentes de tocar y ahí está el secreto.
–¿Cómo empezó usted en esta profesión?
–Tendría unos 21 años cuando empecé con Peter Brown y Aguedita en el Conservatorio Municipal de la calle Easo. El pianista Javier Pérez de Azpeitia me pidió que le sustituyera y me pasó unas partituras. Peter me transmitió mucha calma y paciencia, y me ayudó un montón. Estuve tres años y fue una experiencia muy bonita. Ser pianista acompañante de danza es un oficio que se va aprendiendo con el tiempo y también es un trabajo muy desconocido. Al principio, cuesta mucho eso de improvisar y de estar a las órdenes de un maestro de ballet.
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– Actualmente trabaja en el Conservatorio de Vitoria, pero también ha pasado por las escuelas de Navarra y Burgos.
– Después del conservatorio donostiarra, trabajé dos o tres años con Elvira Ubierna en Hondarribia. Luego me establecí en Pamplona y estuve unos quince años en la Escuela de Danza de Navarra. En un cursillo conocí a Juan Carlos Santamaría, quien me invitó a la Escuela Profesional de Castilla y León, en su sede de Burgos. Más tarde, me incorporé al Conservatorio Pablo Sarasate como profesor de piano complementario. Hace un par de años, me incorporé al Conservatorio de Vitoria. Me quedan unos cuatro años para jubilarme y espero seguir disfrutando de mi profesión, pero mientras tanto me gustaría ayudar a quien quiera aprender el oficio de pianista acompañante de danza.
–También está vinculado al Malandain Ballet Biarritz, ¿cuál es la diferencia de tocar para un bailarín profesional y para un estudiante?
– La diferencia está en la velocidad: en una clase de conservatorio, mientras la profesora marca el ejercicio te da tiempo a pensar qué vas a tocar. En una compañía de ballet, no hay tiempo ni para pensar ni para equivocarse. El año que viene se jubila Thierry Malandain y supongo que quien venga traerá su propio equipo. Veremos.
– Por último, ¿qué es la danza para usted?
– Yo soy músico, pero estoy todo el día metido en temas de ballet, así que, para mí, la danza clásica es mi vida y me ha dado un oficio que me ha hecho muy feliz. Es mi trabajo y mi pasión.
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