El inesperado problema de El Conquistador en la Patagonia

El Conquis 2024 vuelve a Argentina. Lo hace para celebrar su vigésimo aniversario en una edición muy especial en la que a buen seguro la organización deparará sorpresas del todo inesperadas. Por lo pronto, 'El Conquistador del fin del mundo' dice adiós a las exigencias de un lugar tan inhóspito como el parque natural de Los Haitises de República Dominicana para adentrarse en los parajes únicos (y fríos) que presenta la Patagonia. Será allí donde los concursantes tengan que dar lo máximo de sí mismos para intentar ondear la preciada ikurriña.

El equipo de 'El Conquistador del fin del mundo' tiene por delante una ardua labor no exenta de imprevistos. Con todo, nada tienen que ver con los que vivieron al inicio del reality de aventuras, en los que determinadas variables pusieron en peligro el proyecto en la Patagonia. Una de ellas fue el de símbolos como la ikurriña, que no se veían con buenos ojos en el lugar. «Son muy, muy escrupulosos y meticulosos con el tema de los signos y las banderas. Y hubo unas cuantas quejas porque pusimos la ikurriña. Se comenzó a complicar todo y tras unos problemas con los permisos nos tuvimos que marchar de allí», observaba uno de los primeros directores del programa.

Sea como fuere, no fue el único que se encontraron para un proyecto de semejante magnitud. Curiosamente, hasta el propio nombre del programa (El Conquistador del fin del mundo) entró en la lista de conflictos pendientes por solucionar. ¿La razón? El propio término, que trae a la memoria episodios históricos pasados en la relación de España con las que por aquel entonces fueron colonias suyas al otro lado del Atlántico.

«El nombre de El Conquistador nos creó problemas al principio. Porque allí daba a entender lo siguiente: '¿Has venido con los espejitos de colores?' En Latinoamérica el nombre de El Conquistador suena mal, suena medio raro, pero luego se adaptó», explicaban los rectores del reality de aventuras con motivo de su décimo aniversario, allá por 2014. Es más, reconocieron que quizá no había sido una buena elección para denominar al espacio. «El Conquistador es una de las cosas quizá menos afortunadas del programa», aseguraron.

Pese a los numerosos problemas que surgieron a lo largo de los primeros años, El Conquistador del fin del mundo (con sus sucesivas nominaciones) no ha hecho más que creer, en dificultad, en intensidad… y en audiencia. Y es que a día de hoy el reality de aventuras es una de las grandes apuestas de ETB, cadena que cumplirá 20 años con el formato en antena. Los números no engañan: la edición del año pasado de El Conquis logró de media un 25,3% de cuota de pantalla, con una audiencia acumulada que alcanzó los 290.000 espectadores. Y la final, que se llevó finalmente Locuras, congregó a hasta 324.000 telespectadores, con un share del 26,9%. Palabras mayores.

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