Eneko Agirrezabal y Nuria Lugueros ganadores de la Behobia - San Sebastián 2021

Fernando Ibarreta, el jefazo de la Behobia-San Sebastián, repite constantemente que a él lo que le gusta es que la victoria se la lleve el «vecino del quinto». Lo dice con total naturalidad. Y este domingo, Eneko Agirrezabal fue el ejemplo perfecto de lo que el patrón de la carrera quiere decir.

El fondista segurarra recuperó la txapela que Gipuzkoa había perdido, la victoria que un atleta del territorio no lograba en categoría masculina desde que Diego García ganara en 1994. Y a Elena Silvestre, turolense afincada en Rentería desde hace una década y a la que podríamos considerar ya guipuzcoana -«hasta habla euskera», como dice su entrenador Ricardo Jiménez-, solamente la berciana Nuria Lugueros le impidió subir a lo más alto del podio.

Un currante del atletismo como él cumplió este domingo en el Boulevard el sueño que durante las tres últimas ediciones había acariciado otro guipuzcoano como Iraitz Arrospide, un atleta -ahora recuperándose de una lesión- que no dudó en felicitar al flamante vencedor tras su gesta. «Me alegra ver que un hombre humilde como él se lo ha llevado».

Fue una carrera preciosa, emocionante a más no poder. El tiempo acompañó, aunque todos los favoritos coincidieron en señalar que soplaba viento. No fue para nada rápida. Agirrezabal (1h01:41), luciendo orgulloso la camiseta del Txindoki -el club al que ha representado toda su vida y del que es presidente- se escondió durante los primeros compases de la prueba. Fue cuando ya habían subido Gaintxurizketa, en plena bajada, cuando atacó. Y se fue, pero poco a poco le dieron caza Jesús Olmos -segundo en meta-, Alejandro González -tercero- y Jaume Leiva -cuarto-.

El maratoniano guipuzcoano, el madrileño y el catalán ya corrían solos al paso por Errenteria. Olmos, que estuvo a punto de retirarse, sufría. Y Agirrezabal hacía la goma, sin perder de vista a Leiva y González, que no se decidieron a dar el hachazo definitivo. Subiendo el alto de Miracruz, el zaragozano y 'runner frutero' Olmos, tirando de «cabezonería», se fue acercando. El segurarra ya estaba completamente metido en el grupo.

Los cuatro llegaron juntos al último kilómetro. Olmos atacó cuando aún quedaba un kilómetro. Demasiado pronto, tal vez. Y cuando le dieron caza, Agirrezabal cambió. Se fue, le costó durante los últimos metros pero ya lo tenía hecho. El triunfo de la humildad.

Los atletas guipuzcoanos, aprovechando que no fue una Behobia para nada cara, rindieron a gran nivel. El quinto puesto del tolosarra Unai Arroyo, el séptimo de Alexander Oiarbide, el noveno de Pablo Salaverría y el décimo de Aitor Etxeberria lo demuestran.

Mientras que en la carrera masculina la batalla fue bestial hasta los últimos metros, en categoría femenina se supo prácticamente desde el comienzo quién se llevaría el gato al agua. Y eso que Nuria Lugueros, que debutaba, no salió demasiado rápido, tal vez por falta de conocimiento del recorrido. Elena Silvestre lo intentó y le plantó batalla hasta el paso por su actual localidad, pero no fue suficiente.

Mucho mérito, eso sí, el de esta fondista del Atlético San Sebastián que está dando pasos de gigante en su camino para convertirse en una 'peligrosa' atleta en ruta.

Un 19,57% de los corredores inscritos no tomó este domingo la salida. Fueron 20.414 los que se reunieron en Behobia, con un 25,58% de mujeres. 20.270 cruzaron la línea de meta en el Boulevard donostiarra.

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