Un buen suelo para crecer los próximos año

La barra de la inscripción se ha desmoronado. Era una incógnita en esta edición tan especial después del Covid. El resultado ha sido el ya anunciado: 25.376. Caída del 25% respecto al 2019, una edición 'dopada' por el efecto centenario. Los atletas quisieron estar en esa efeméride y la participación se disparó a 33.379, la segunda más alta de la historia.

Esos 25 mil y pico hubiese sido una decepeción mayúscula en otro momento. Ahora es solo un dato. La peor cifra desde 2011 no se recibe con enfado. Al contrario. Es un suelo para crecer en las próximas ediciones. Todo es una incógnita. No solo por la evolución de la pandemia sino por las sensaciones de los populares de que pueden dirigirse a volver a la costumbre y correr o mostrar un temor y decir no a este tipo de competiciones multitudinarias.El esfuerzo por llegar a algunas comunidades autónomas con una presencia escasa en la Behobia se ha frenado. Todo es diferente. La renovación de 'behobieros' sigue siendo una máxima. La labor pasa por consolidar a los que inician la aventura.

No va a ser sencillo llegar a esa acuación de 50/50 en el 2025, objetivo de la organización. La paridad va a costar más tiempo. Este año la cota de participación femenina repite en el 25%, solo un par de décimas menos. No es mala señal. Eso sí, es necesario redoblar los esfuerzos porque en esta vía el escenario de crecimiento tiene un potencial sobresaliente.

Por otro lado, el palmarés podría estrenar dos nombres. En categoría femenina es casi seguro. En la parcela masculina dos veteranos estarán en la pelea pero Jesús Olmos presenta una baraja de opciones muy interesantes. Hasta el madrileño Alejandro González de Miguel, el tapado del listado, podría tener sus opciones si no le perjudica ese factor tan importante como es el del conocimiento del peculiar recorrido.

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