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Es una gesta pero...

Antxon Blanco

San Sebastián

Sábado, 12 de octubre 2019, 11:30

Eliud Kipchoge ha entrado en la historia de la ciencia ficción del atletismo al romper el límite de las 2 horas NO en un maratón ( ... plusmarca 2h01:39), sino en una carrera de 42 kilómetros y 195 metros (1h59:40), que parece igual, pero no es mismo. Es una gesta, sin duda, pero más en el apartado mental que en el del deporte/atletismo donde los límites del reglamento están establecidos para todos y tiene unas condiciones legales que cumplir y en Viena fue todo menos eso. La prueba ha carecido de la emoción de un maratón, liebres y más libres y un ritmo casi calcado kilómetro a kilómetro. El interés se limitaba a ver el crono final. Era seguir a un láser verde a ritmos impresionantes (17 segundos por cada 100 metros, intenten hacerlo y quizás no sean capaces de hacerlo ni tan siquiera durante esos primeros 100 metros), con una legión de liebres o ' escoltas de un láser' arropándole, con unas zapatillas Nike Vaporfly que ahorran el 4% de energía, con un circuito casi permanentemente en recta, programación de la carrera a la hora que las condiciones meteorológicas determinaran… Era puro laboratorio, mercadotecnia y trucos en búsqueda del 1h59. Nada que ver con la emoción del maratón de Berlín hace unas fechas donde Kenenisa Bekele se quedó a dos segundos del verdadero récord mundial.

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