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En el cielo magia... en el asfalto menos. Quizás la borrasca 'Cecilia' en sus pacíficos momentos de ocio es maratoniana. De lo contrario no se ... puede entender cómo después de la ciclogenésis del sábado y de los litros de agua de la madrugada, la ventana de buen tiempo permitiera, justo después del pistoletazo de salida, disfrutar de unas condiciones casi ideales para correr. Quizás fuera que Simon y Garfunkel pidieran de nuevo a su Cecilia eterna que no rompiera más el corazón a esos atletas que no podían echar por el desagüe su preparación de meses. Desde luego existió hechizo o seducción entre ese cielo amenazador de noviembre y el asfalto también gris y mojado pero donde el teatro del maratón permitió felizmente ver una obra decente.
La fiesta del maratón donostiarra recuperó algunas de sus esencias perdidas en los últimos tiempos por una falta de intensidad evidente. Cifra de 3.000 inscritos y un grupito de atletas profesionales, hombres y mujeres, con unos objetivos que obligaban a levantar los ojos. Este circuito invita a empujar más. Tampoco alguna mánager de atletas ha ayudado. En ocasiones los compromisos se esfuman cuando un puñado más grande de dólares se cruza. Poco edificante cuando menos. Yo anotaría el tema en la agenda y a pasar factura a quien ha tenido nula sensibilidad con este maratón. Por su culpa fallaron atletas-liebre y ayer se notó. Dos liebres que se les pidió un trabajo de 1h05 o algo menos en el medio maratón. Estuvieron un minuto peor. Y fue una lástima. De haber acelerado ese ritmo, la cabeza de carrera, sobre todo el vencedor, hubiese corrido más rápido ya que demostró que tenía potencial. De nuevo se comprueba lo importante que es tener buenos atletas que sepan y quieran lanzar un maratón.
En definitiva, la edición 42 de los 42 kilómetros resultó ser generosa con los populares gracias al cielo y abrió una ventana de esperanza para que esta carrera tenga más punch deportivo. Abro una reflexión sobre el recorrido del año que viene. Presumo abundantes dificultades para trazar un circuito dulce por las obras en la ciudad. Será necesario ser imaginativo. Explorar nuevas zonas. Miedo me da.
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