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Cuando la tenista ucraniana Dayana Yastremska finalizó ayer su partido ante la rumana Ana Bogdan en el torneo de tenis de Lyon con victoria por ... 3-6 7-6 (7) 7-6 (7), lo primero que hizo fue llorar. No por salvar dos bolas de partidos ni por haber jugado un partido exigente que tuvo una duración de más de 3 horas. No. Con lágrimas en los ojos y arrodillada en la pista lloró por su país y por sus compatriotas que están soportando el ataque bélico e invasión de Rusia. «Sé que este triunfo no significa nada en comparación con lo que ocurre en mi país, pero me hace feliz representar a mis compatriotas y brindarles esta victoria. Ha sido el partido más duro de mi vida», dijo al finalizar el partido embargada por la emoción ante los aplausos del público de la ciudad sa. La tenista ya está en segunda ronda del torneo en el que jugará contra la española Cristina Bucsa.
Yastremska, 21 años, antigua 21ª del mundo y actual 140ª de la lista WTA recibió la invitación para jugar este torneo dos días antes de que Vladímir Putin ordenara atacar Ucrania por tierra, mar y aire. Relata que escapó de su país, donde dejó a sus padres, a través de un periplo que la llevó a Rumanía antes de llegar a Lyon el pasado domingo junto a su hermana Ivanna (15 años), con la que disputó el duelo de dobles el lunes, en un partido de primera ronda que perdieron. Sobre este duelo, dijo sentirse «feliz por haber podido jugar el dobles juntas y damos las gracias a la WTA y a la dirección del torneo por las invitaciones. Estoy orgullosa de mi hermana, pero al mismo tiempo no teníamos mucha energía con lo que ocurre en Ucrania», confesó.
Cuenta que el miércoles pasado estaban «en casa, en Odessa (sur de Ucrania). Pasamos tiempo con nuestra familia antes de hacer este largo viaje hasta Lyon. La tarde fue agradable pero al día siguiente por la mañana fuimos despertadas por las bombas», contó. «No nos dimos cuenta ni comprendíamos lo que pasaba. Era una locura. No era ni una película, ni un videojuego. Estábamos muy sorprendidas. Dejamos el apartamento para refugiarnos en el parquin subterráneo mientras siguiesen las bombas», añadió la tenista, que confesó haber pasado tres noches sin dormir.
Bajo suelo permanecieron dos días, antes de llegar a Rumanía. «Teníamos miedo de las bombas o de cruzarnos con tanques rusos. Había una larga fila de coches, y tuvimos que terminar a pie». A punto de dejar atrás territorio ucraniano, se despidieron en un mar de lágrimas de su padre, quien quiso acompañarlas hasta saber que sus hijas pasarían a un lugar seguro. Fue en Bucarest donde pudieron tomar un vuelo a Lyon. Nada más llegar a Francia, y a través de sus redes sociales, Yastremska escribió que habían llegado a Francia, «cansadas, pero mi hermana y yo estamos seguras. Ucrania, manténte firme. Echamos en falta nuestro país y a mamá y papá».
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