El proyecto de la empresa pública noruega Statkraft de construcción de dos parques eólicos en Gipuzkoa ha reabierto el debate sobre estas instalaciones poco conocidas. Hasta EH Bildu, que gobierna en los municipios que acogerían los molinos de viento, como Azpeitia, ha modulado su tradicional postura contraria, debido a la crisis energética y la necesidad de renovables. Han pasado más de veinte años desde que se instalase el primero en Euskadi. Fue en 2000 cuando Iberdrola, el Ente Vasco de la Energía (EVE) y la Sociedad de Eólicas de Euskadi, se decantaron por la zona situada entre Elgea y Urkilla para la construcción de 78 molinos de viento (40 en Elgea y 38 en Urkilla) en la muga entre Álava y Gipuzkoa, en el collado de Uradakotxena. Dos décadas después, este parque eólico sigue funcionando y suministrando energía a más de 50.000 hogares vascos, según datos de la empresa eléctrica vasca, y alimentando a pueblos como Barrundia, San Millán, Oñati, Eskoriatza y Aretxabaleta.
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El parque de Elgea-Urkilla -mitad alavés, mitad guipuzcoano y con una inversión de 24 millones de euros- es el más grande de los cuatro actualmente en funcionamiento en Euskadi (los otros son Badaia, Oiz y Punta Lucero-Bilbao). Entre todos abastecen a 110.000 de los 913.000 hogares vascos, según datos del EVE y de Iberdrola. Los dos parques de Statkraft suministrarían luz a 68.000 hogares más. Iberdrola va instalar en Elgea-Urkilla un novedoso sistema de almacenamiento (ya empleado en Oiz) de baterías, para guardar y no desperdiciar energía cuando el viento no sopla. El parque tendrá así 5 MWh extra de almacenamiento que podrán suministrar energía a 2.700 hogares (5.400 contando las de Oiz) durante seis horas. Este sistema es una de las claves para seguir abordando el reto de la transición energética, y está llamado a convertirse en un elemento esencial en el sistema eléctrico del futuro, según Iberdrola, que destaca sus «más de 20 años apostando por las renovables en Euskadi de la mano del sector público».
Pero, ¿cuánto mide y cuánto vale un solo molino de viento? ¿En cuánto tiempo se construye una central eólica? ¿Qué impacto medioambiental tiene? ¿Dónde se fabrican las piezas? DV responde a estas cuestiones durante su visita a Elgea-Urkilla junto al técnico de proyectos de Iberdrola Renovables, Nacho Armentia, y la oficial de mantenimiento, Leire Eseverri. Eso sí, lo primero que percibe el visitante es el fuerte aire que sopla en la zona y que llega a provocar hasta dolor de cabeza.
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En el País Vasco tan solo existen cuatro parques eólicos en funcionamiento (Punta Lucero y Oiz, en Bizkaia; Badaia, en Álava, y el de Elgea-Urkilla), aunque cinco multinacionales eólicas tienen proyectados 16 centrales eólicas en Euskadi. La última en sumarse a la lista ha sido la empresa pública noruega Statkraft, que prevé invertir 90 millones de euros en la construcción de dos parques; Itsaraz (ubicado en la muga entre los tres territorios entre Aramaio y Eskoriatza) y Piaspe (en Azpeitia, Zestoa y Errezil). La potencia actual de las centrales eólicas de Euskadi es de 153 MW y no se construye un parque eólico en el País Vasco desde 2006.
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Los molinos captan la energía del viento que, por el enclave en el que se sitúa este parque se acelera justo en el cordal de la sierra. Esa velocidad extra la captan las aspas y el rotor y se genera energía mecánica. Posteriormente, una multiplicadora eleva las revoluciones y pasa a un generador eléctrico. Es ahí donde se genera energía a 690 voltios y después se eleva con transformadores a 30.000 voltios. Toda esa energía viaja a través de unas líneas soterradas (en el caso de Elgea-Urkilla de 9 kilómetros de distancia) hasta una subestación eléctrica que se eleva a 220.000 voltios y entra en las redes de transporte de alta tensión que se distribuye a todos los hogares.
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La altura de los molinos, en este caso el del parque de Elgea-Urkilla, alcanza aproximadamente los 40-45 metros (en el caso de los de Statkraft serán menos molinos pero de 205 metros) y están hechos de acero. Las aspas tienen una longitud de entre 25 y 27 metros y la punta de la pala tiene una velocidad lineal de 250 kilómetros por hora. Las revoluciones por minuto alcanzan las 1.500 y las aspas están hechas con fibra de vidrio y epoxi. El precio de un solo molino eólico (en este caso los de Elgea-Urkilla) es de unos 1,5 millones de euros y una vida útil de 20 años, aunque puede extenderse otros cinco con el recambio de varias piezas.
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Prácticamente la totalidad del año. El parque de Elgea-Urkilla se encuentra emplazado en una zona privilegiada (collado de Uradakotxena) de mucho viento que le permite trabajar durante los 365 días del año, con la salvedad de unos pocos días -entre 10 y 15- en los que las condiciones meteorológicas (anticiclones, hielo...) le obligan a parar su actividad.
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El parque de Elgea-Urkilla genera cuatro empleos directos (tres oficiales y un encargado, en este caso de Iberdrola Renovables). Además, hay subcontratas que realizan mantenimientos correctivos y preventivos como Gamesa, Ekinor... En total, cada día, pueden trabajar en torno a ocho personas.
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Euskadi es una de las puntas de lanza de las energías renovables en el Estado gracias al robusto tejido industrial de la comunidad. La firma guipuzcoana Echesa, comprada por Gamesa a principios de siglo, fabrica las multiplicadoras (engranaje de transmisión mecánica que conecta el rotor con el generador eléctrico); Indar, en Beasain, produce generadores; Erreka (en Bergara y An-tzuola), se dedica a la monitorización de tornillería para toda la tecnología; Forjas Iraeta (Zestoa) fabrica bridas gigantes para ensamblar los diferentes tramos de la torre de los aerogeneradores; Haizea Wind (Zierbena) que produce las torres para parques off-shore, y otras tantas empresas como Ormazabal, Mesa o Ingeteam, que desarrollan las baterías de almacenamiento.
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Las baterías son una parte fundamental para la integración de las energías renovables y para que estas sean las primeras en el sistema eléctrico. Es necesario que la energía del viento pueda ser almacenada para que, cuando el aire deje de soplar, entren en juego las baterías, que pueden suministrar energía durante seis horas para 2.700 familias (las de Elgea-Urkilla tienen una potencia instalada 5MW y 5MWh de capacidad de almacenamiento). Si con el tiempo se demuestra que estas baterías son realmente necesarias, se irán incrementando hasta que existan baterías capaces de almacenar cantidades ingentes de energía para inyectarla en momentos en los que haya una gran demanda de energía, reduciendo precios. Se cargan en una hora.
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Cada central eólica debe superar la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), un proceso que puede demorarse hasta cuatro años realizando diferentes estudios para que técnicos y organismos públicos den el visto bueno. En primer lugar, hay que completar un estudio de todo el ciclo (un año) de la biofauna. Posteriormente, se analiza y se estudia a todos los niveles el impacto paisajístico, diversidad, fauna, flora... Una vez analizados todos los posibles escenarios, si las instalaciones son compatibles con el medioambiente, se emite el DIA. Después de conseguir este informe, pueden pasar unos cuantos meses hasta que el parque eólico entre en funcionamiento. En Elgea-Urkilla existen diferentes tramos en los que hay una separación considerable entre varios aerogeneradores para facilitar el paso de aves, así como pozas o charcos protegidos donde residen anfibios. También hay un monolito tumbado que se preserva.
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Iberdrola tiene en marcha dos nuevos proyectos en Aixeindar, la sociedad formada por Iberdrola y el EVE para la construcción de dos proyectos de 40 MW. Uno se encuentra en Labraza (Oion), y el otro en Azazeta (Arraia-Maeztu y Bernedo), con aerogeneradores de 5 MW. Esos proyectos se encuentran en la fase de recibir el DIA. En Gipuzkoa se sigue estudiando la posibilidad de instalar más parques eólicos, aunque la orografía del territorio (s y pendientes más pronunciadas) dificulta su construcción y los molinos son cada vez más grandes.
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El objetivo de estas comunidades energéticas pasa por que los vecinos de una localidad vean su factura eléctrica reducida al mínimo. Iberdrola ya está negociando con la junta vecinal de Labraza una comunidad eólica con energía para todo el pueblo. La forma de llegar a ello se puede conseguir a través del crowfounding, cooperativa... El objetivo es coger un porcentaje de la energía que genera el parque eólico y verterlo con un precio cero o mínimo a la red.
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