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Eduardo Junkera (Durango, 1955), hombre amable en el trato y pausado en el hablar, está a punto de completar su mandato de seis años al ... frente de Adegi, responsabilidad en la que se puede decir que ha visto absolutamente de todo. Tanto es así, que si arribó al cargo en mayo de 2018, ejercicio que junto a 2019 resultaron magníficos para Gipuzkoa y sus empresas, desde el mismo asiento ha visto después una pandemia, dos guerras, una crisis energética e inflacionaria y una subida de tipos como no se daba hacía mucho. Un entorno, este último, que él mismo calificó de «endiablado».
Pero esa montaña rusa no ha alterado su carácter ni tampoco su discurso, siempre dedicado en primer lugar a la defensa de la empresa como creadora de empleo y riqueza para el territorio.
«Si vamos a una recesión, lo primero debe ser cuidar a las empresas; eso sujeta todo», señalaba en este diario en octubre de 2022, cuando nada estaba claro salvo que los precios crecían a un ritmo del 9%. Entonces no le dolió en prendas reclamar a las istraciones que se endeudaran «como nunca» para paliar una situación «extraordinaria».
En estos seis años al frente de Adegi, Eduardo Junkera ha ampliado ese muro de protección para la empresa también a los propios empresarios, a los que ha denunciado constantemente y de forma vehemente, no se les ha tratado «de forma justa», incluso desde algún rincón del ámbito político.
Las fortalezas del tejido productivo del territorio guipuzcoano, como puedan ser la capacidad de innovación o la internacionalización como seña de identidad, se han mantenido. Igual que se han mantenido los grandes retos estructurales.
Así, y Junkera no ha dejado de alertar sobre ello, la falta de personas y el envejecimiento han estado en el frontispicio de las preocupaciones empresariales desde el principio. Y ahí siguen.
Es lo que el presidente de Adegi definió en su día como «el invierno demográfico», que poco a poco atenaza al tejido por la simple razón de un envejecimiento de las plantillas sin que haya a la vista relevo posible.
La demanda de una fiscalidad que favorezca la actividad empresarial ha sido otra de las prioridades de Junkera en su discurso al frente de Adegi.
Bajo su mandato, la organización ha abierto las puertas de Fabrika, puntal de una forma de hacer empresa que el presidente saliente defiende a capa y espada. Es más, cuando en junio de 2020 se le preguntó si se encontraba fuerte para un segundo mandato de tres años contestó: «Estaría dispuesto. Estoy muy enchufado con la Nueva Cultura».
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