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Ignacio Cepeda, presidente de la Fundación Guitrans, deja claro que «sin conductores no hay transporte» y que si el sector, que supone el 4,6% ... del PIB y mueve el 96% de las mercancías que se transportan, no se cuida, «el país y Europa se paran». Por ello, pone voz a las reclamaciones del sector, que piden medidas para atraer a los jóvenes a esta profesión y también para mejorar la rentabilidad de las empresas. En unas jornadas celebradas el pasado mes diciembre en Ficoba en Irun, la Fundación, organizadora del evento, presentó un estudio en el que se apuntaban algunas medidas, como impulsar la formación de conductores. Al respecto, indica que Gipuzkoa es pionera en un grado medio que existe en el Instituto Plaiaundi de Irun, «en el que los jóvenes salen con el carnet y un puesto de trabajo».
– El estudio indica que hay un déficit de 500 conductores en Gipuzkoa, 25.000 en todo el Estado y 120.000 a nivel internacional. Este problema se agravará en los próximos años ¿Está cuantificado?
–El estudio que ha realizado la Fundación Guitrans revela eso y también que de aquí a 10 años se jubilarán el 50% de los conductores en Gipuzkoa, cuya edad media es de 55 años, con lo que se necesitarán aproximadamente de 500 a 1.000 chóferes.
–Se han detectado diferentes problemas para poder atraer profesionales al sector.
–Entre los problemas que se han detectado destacan la dificultad para conciliar, las condiciones laborales y salariales, el trato que reciben de los cargadores y la escasez de áreas seguras y equipadas, además de la carestía de las licencias y la formación.
–Las empresas señalan que no pueden pagar todo lo que les gustaría. ¿A qué se debe?
–Para que la empresa pueda mejorar los salarios las cargadoras tienen que pagar lo que corresponde. Tienen que repercutir los costes tomando como base el observatorio de costes, que es una herramienta de que dispone actualmente el sector y que trimestralmente actualiza el Ministerio de Transportes. Los cargadores tienen que tener en cuenta la rentabilidad también de las empresas de transporte. ¿Por qué? Porque si la empresa de transporte no gana dinero es imposible que pueda pagar al conductor lo que necesita. Ante esta situación, los conductores se buscan otros empleos donde el sueldo es parecido y se puede conciliar más, como puede ser conduciendo un autobús en trayectos internos. Eso está pasando.
–¿No todos los cargadores están cumpliendo?
–No todos los cargadores están cumpliendo con esto.
–¿Está funcionando la inspección? ¿Se ponen multas?
–El Ministerio saca trimestralmente o semestralmente el listado de aquellos cargadores que, por circunstancias, no pagan en los plazos adecuados. Eso está funcionando muy bien. Pero, además, tiene un buzón para que se pueda denunciar si un cargador no paga el precio que corresponde o se demora en los pagos.
–También se alude al trato que reciben los conductores de las empresas cargadoras. ¿Todavía les obligan a cargar y descargar?
–Ahora la carga y descarga la tiene prohibida el conductor. Y el cargador no le puede obligar. Lógicamente hay que mejorar todo esto, porque es reciente.
–Dicen que la rentabilidad se resiente.
–No va al ritmo que todos quisiéramos. Todo esto es una labor de todo el mundo que se tiene que ir mentalizando de que esto tiene que mejorar. El tema de la conciliación familiar es esencial.
–Hablemos de la formación ¿Qué se está haciendo en Gipuzkoa al respecto para paliar el déficit de conductores?
–En el Instituto Plaiaundi de Irun hay un grado medio de formación dirigido a los jóvenes con clases teóricas y al mismo tiempo llevar a cabo las prácticas en empresas de transporte. Es un curso de más de mil horas y cuando ese joven finaliza el curso sale con el carné de conducir y con el puesto de trabajo, en la empresa que ha hecho prácticas o en la que quiera, porque puesto de trabajo lo tiene seguro. Además, el coste de un carné de conducir ronda los 4.000 euros y el curso apenas cuesta dinero gracias a que es un programa en el que colaboramos nosotros y también el Gobierno Vasco y la Diputación.
–¿Desde cuándo está en marcha?
–Lleva dos o tres años.
–¿Y cuántos jóvenes salen con el título cada año?
–Una veintena al año.
–Frente a un déficit de 500 conductores es claramente insuficiente. ¿Qué más habría que hacer?
–El presidente del Comité de Transporte por Carretera indicaba en las jornadas que a nivel nacional se debería tomar nota de lo que está haciendo Gipuzkoa y extenderlo a otros territorios.
–¿Pero sigue siendo insuficiente?
–Una de las cosas que le pedía el sector al Ministerio de Transportes en estas jornadas de Ficoba es que llevara a cabo una campaña de publicidad para atraer conductores. Eso se recogía en el estudio que se presentó en Ficoba.
–Una campaña que, por cierto, ya ha puesto en marcha. Les han escuchado.
–El Ministerio tomó nota y la presentó al Comité Nacional del Transporte el pasado 5 de febrero recogiendo la inquietud del sector. Es un paso para empezar. Esto no va a resolver todos los problemas, pero también hay que hacerlo.
–¿Y las instituciones vascas deberían hacer algo más?
–Entendemos que la formación debe mejorar también en otras partes del País Vasco.
–Otro de los retos es la escasez de las áreas de descanso.
–Desde 2005 llevamos exigiendo la urgencia de estas áreas seguras y equipadas para darle cobertura al conductor.
–¿La de Astigarraga no es suficiente?
–Es importante pero es insuficiente. Es tal la necesidad de estos centros integrales, que se llaman de alta seguridad, que todos los años en Europa se producen atracos, robos y secuestros de conductores que suponen una pérdida de 8.000 millones, porque las compañías de seguro no cubren estas contingencias.
–¿Por qué no está cubierto?
–No responde si no está en un centro integral. Y cómo le dices a un joven que coja un camión, se vaya a Hamburgo o Dinamarca si en la carretera está pasando todo lo que está pasando.
–¿Cuántas plazas de alta seguridad harían falta?
–Según un informe de la Comunidad Europea, harían falta más de 100.000 plazas de aparcamientos seguras en Europa. En España, serían 25.000.
–¿Y en Gipuzkoa?
–En Gipuzkoa, además del centro integral de Astigarraga, que tiene unas 350 plazas y es el de máximo nivel como requiere Europa, tenemos plazas en Zaisa.
–La contratación en origen de trabajadores extranjeros se complica por las dificultades burocráticas. Reclaman que se simplifique.
–Es muy engorroso. Cuesta muchísimo poder hacerlo. Se están haciendo muy pocas contrataciones en origen. Tiene que mejorar mucho y facilitar que se puedan llevar a cabo. Han empezado con lo de la campaña publicitaria pero queda un largo camino por recorrer.
–Se están negociando las condiciones para la jubilación anticipada.
–Nosotros estamos representados en el Comité Nacional de Transporte a través de Fitrans. En esa mesa se están analizando los coeficientes reductores. Esa jubilación anticipada podría suponer un mayor sobrecoste en las cotizaciones de la Seguridad Social en una actividad, la de los conductores, por la que las empresas ya cotizan un 3% más que por el resto de categorías. Estamos cotizando el 6,70%, cuando por el resto es un 3,70%.
–La descarbonización es otro reto. ¿Cómo afecta al sector?
–Lo que tienen que hacer todas las instituciones es ayudar más al sector en ese proceso. Tiene que haber ayudas para la renovación de la flota, que está muy envejecida. La media es de diecisiete años. Solo ha habido ayudas para el achatarramiento.
–Hacen hincapié en que el transporte por carretera es vital y hay que apoyarlo.
–Los datos reflejan que el transporte es esencial para un país teniendo en cuenta que representa el 4,60% del PIB y que por carretera se transporta el 96%. Si esto no se cuida el país y Europa se van a hacer puñetas. Sin conductores y sin camiones no hay transporte. El país se para.
–Reclaman, asimismo, que los tráiler puedan elevar en cuatro toneladas, hasta las 44, la carga máxima.
–Desde la Fundación Guitrans hicimos un estudio, junto con la Escuela de Ingenieros, sobre la repercusión que tiene para el sector las 44 toneladas. Esperamos que el Gobierno lo apruebe en pocas semanas.
–¿Cuáles son las principales ventajas?
–Los viajes y las flotas se reducirían un 13,7%. Y entre el 43% y el 53% de la flota española podría aumentar esas cuatro toneladas. Todo ello conllevaría una disminución de entre un 5% y un 11,6% del coste de transporte por tonelada y kilómetro. Ese descenso del precio redundaría en una ganancia de la productividad.
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