«¡Claro que se puede con 50. La de años que nos quedan aún!»

Con la sonrisa cosida a la boca, Olarreaga rezuma optimismo. «¡Claro que se puede! La de años de carrera profesional que nos quedan todavía por delante», asegura. A su juicio, y en eso coincide con Amaia Olazabal, la responsable de Recursos Humanos de la empresa, «lo ideal es encontrar un equilibrio entre los perfiles más jóvenes y los más experimentados».

Y añade que los junior «pueden darnos mil vueltas en cuestiones de informática, pero nosotros tenemos una experiencia que nos permite saber qué va a suceder ante cada decisión y, así, anticiparnos de alguna manera. Cada uno puede aportar una cosa». «La vida y la experiencia acumulada nos dan un pensamiento crítico que es también muy importante para las empresas», dice.

Junto a esa visión positiva, Olarreaga subraya la importancia de «prepararte», y explica que ella realizó un curso de curso de Gestión contable, Análisis de Balances, Gestión de Nóminas y Seguros Sociales en la Cámara de Comercio.

Amaia Olazabal destaca que el código ético de su empresa (a la que ella misma accedió en 2020 con 50 años) no permite discriminar por edad, y resalta que a los senior «todavía nos queda un montón por aportar a la sociedad».

La directiva, que reconoce que su empresa tiene «muy poca rotación», incide en que la falta de talento es un problema universal: «En el grupo lo vemos aquí, en Francia, en Alemania y hasta en China, sólo se salva Brasil». Munksjö Tolosa trabaja de lunes a domingo a cinco turnos, algo que, reconoce, incomoda a los más jóvenes.