Conducir con el depósito en la reserva: malo para el coche y el bolsillo

Es un testigo rojo que se enciende junto a la aguja del aforador en el cuadro de instrumentos de tu vehículo, que alerta de que el combustible se está agotando y habrá que acudir más pronto que tarde a una estación de servicio para repostar. Circulando en reserva, la distancia que se puede recorrer antes de que el motor se pare por falta de carburante suele bastar para llegar a la gasolinera más próxima. Los coches más compactos, cuando se enciende la luz de reserva, pueden recorrer unos 40 o 50 kilómetros, mientras que los coches más grandes alcanzan los 100 kilómetros de autonomía. Con todo, es una referencia que no debes tomar muy en cuenta, porque subiendo un puerto de montaña o corriendo mucho en una vía rápida, la reserva baja con mucha más intensidad.

Las tiene en primer lugar para tu bolsillo, porque si te quedas sin gasolina en mitad de la carretera te pueden poner una multa de hasta 200 euros –100 euros por pronto pago–. Y si transportas gasolina en un depósito que no está homologado, la sanción puede ascender hasta los 3.000 euros.

Repasamos las tres más comunes y lo que cuesta reparar, según las consultas realizadas en medios especializados.

-Inyectores: Es un sistema electromecánico del coche que le permite la formación de una mezcla de aire/combustible. Los inyectores se encuentran ubicados en el múltiple de isión para que rocíen combustible directamente en las válvulas de isión y son controlados de forma electrónica. Intervienen en la preparación de la mezcla correcta de aire y combustible que, a su vez, proporciona una combustión eficiente al motor. Es un elemento tan importante que si está en mal estado puede producir un gasto exagerado de combustible.

Cuando el vehículo está en reserva, el sistema encargado de aspirar el carburante tiene que recurrir al que se encuentra en el fondo y allí puede recoger sedimentos y residuos que pueden terminar en los inyectores, obstruyéndolos y dañándolos. Además, al haber poco combustible se fuerza más al coche para seguir tirando. Ello provoca más temperatura de la cámara de combustión y un mayor desgaste en los inyectores. Según consultas realizadas en varios medios especializados, una reparación ronda los 270 euros de media, aunque en motores diésel el coste puede ascender hasta los 600 euros. Es la avería que mayor daño puede hacer en tu cartera.

-Bomba de combustión: Es el componente del vehículo encargado de que el sistema de inyección obtenga constantemente el combustible para que el coche circule. Si apuramos la reserva, corremos el riesgo de sobrecalentarlo al tener que esforzarse más para realizar su trabajo, con el riesgo de dañarlo. Sustituir uno dañado por uno nuevo cuesta entre 250 y 300 euros, según las fuentes consultadas.

-Aforador: Es un instrumento que se utiliza para indicar el nivel de combustible en un tanque. El aforador es un componente instalado en un depósito de combustible, ya sea diésel o gasolina, para medir el nivel que queda en el tanque, de esta manera se pueda controlar que no se agote la reserva. Si quedan muy pocos litros, el aforador puede quedarse atascado en el fondo y averiarse.

Así, cuando volvemos a llenar el tanque del vehículo ya no volverá a medir correctamente la cantidad que hay. Por consiguiente, la mostrará mal en el tablero de instrumentos, con lo que le tocará pasar por el taller para seguir sabiendo cuándo nos toca repostar. Un aforador cuesta en torno a 60 euros.