«El pueblo ha quedado arrasado, han sido horas de máxima tensión»

El donostiarra Josean Pérez se encontraba haciendo la comida en su casa, ubicada en el municipio navarro de Obanos donde veranea desde hace 21 años, cuando él y su familia tuvieron que dejar todo empantanado y salir corriendo ante el avance de las llamas, que amenazaban de fondo. «Empezamos a ver que había un humo tremendo en la zona de Uterga y Legarda, más hacia el norte. Nos giramos hacia el sur y por la zona de la ermita de Eunate salían también dos columnas de humo enormes. Serían como las tres de la tarde. De repente aquello empezó a arder como la pólvora. Estábamos rodeados de fuego y avanzaba hacia nosotros. Miraras donde miraras había fuego. Oías cómo ardía todo. Era como una barbacoa gigante», repite impresionado este hombre, tras una noche sin cuartel por el miedo a que los rescoldos pudieran reavivar el fuego que se desató en buena parte de su jardín.

Aún con el susto en el cuerpo, esta familia donostiarra relata a DV cómo han vivido el avance de las llamas en esta localidad. No es el único foco desatado este pasado sábado en la Comunidad Foral. Navarra se quema y los servicios de emergencia forales no dan abasto. Cientos de efectivos trabajan contra reloj para tratar de controlar las llamas que amenazan desde este domingo varias localidades. Tierras y hogares calcinados y poblaciones evacuadas, once al cierre de esta edición. El escenario es dramático. Preocupan las fuertes rachas de viento, que han llegado a alcanzar los 100 km/h, el cambio de orientación que ha modificado el avance de las llamas, y las altas temperaturas que dificultan el trabajo de los bomberos. Anoche se mantenían descontrolados tres focos, Legarda, a las puertas de Pamplona, Ujué y Olleta.

Este donostiarra aún se muestra sorprendido por cómo se originó todo, «en cuestión de minutos. Cuando vimos que se acercaba el fuego nos montamos en el coche a todo correr y dejé a mi mujer y a los nietos en Puente la Reina y mi hijo y yo nos volvimos a casa de nuevo» para comprobar hasta dónde habían alcanzado las llamas. «Cuando llegamos se estaba quemando parte del jardín, así que empezamos a echar cubos de agua, manguerazos y tierra con la ayuda de unas palas». Varios vecinos colaboraron con las labores de extinción con lo primero que encontraron a mano. «Por suerte no ardieron unos pinos que tenemos dentro del terreno, aunque se han quemado unos doscientos metros de jardín». La vivienda de al lado no corrió la misma suerte. «Es un poco más baja que la nuestra y tiene un terreno de 4.000 m2 con frutales y se ha quemado todo. Además, prendió una leñera y acudimos rápido para apagar el fuego», relata este hombre.

La faena se alargó hasta las once y media de la noche, ya que «hubo rescoldos que se avivaron con el viento. Mi hijo se pegó una buena tunda, no paró. Fueron horas de mucha tensión, pasamos mucho miedo, fue muy duro».

La Comunidad Foral continúa en estado de máxima alarma por los numerosos fuegos. Según se actualizó anoche tras la reunión del Comité Asesor de Emergencias, anoche se mantenían activos cinco focos, aunque tres eran los que más preocupaba, en Legarda –a pocos kilómetros ya de Pamplona, en la ladera sur del Perdón–, en Ujué y en Olleta. El foco de Obanos fue desplazándose hacia el norte (preocupaba la situación en el entorno de Arguiñáriz). Y preocupaba especialmente el área de Puente la Reina y San Martín de Unx, al igual que Los Arcos, que anoche estaba controlado, pero también vigilado como el de Berriozar.

A última hora permanecían desalojados once municipios: Artazu, Eslava, Maquirriain, Sansoáin, Olleta, Lerga, San Martín de Unx, Guirguillano, Ujué, Amatriain y Echarren de Guirguillano también tuvieron que abandonar sus casas. Los vecinos de Obanos pudieron volver a sus casas este domingo.

Según cuenta esta familia donostiarra, «a nosotros nos dejaron quedarnos. Vino la Guardia Civil y nos trajo una bomba de agua para ir refrescando el terreno, porque con el viento enseguida salían chispas». Tras una noche de desvelos, el panorama al amanecer era desolador. «Mi hijo y yo hemos ido a dar una vuelta por el pueblo con el coche y está todo arrasado, todo negro. Los campos de cereales han ardido, al igual que varias casas. Es una pena, no ha quedado nada y hay un fuerte olor a quemado. Obanos es como una isla quemada», señala este donostiarra, rumbo ya a Donostia.

Ante la extensión de los fuegos en Navarra, los bomberos de Gipuzkoa se sumaron este domingo por la mañana a las labores de extinción. La Diputación ha movilizado a una dotación y desde el parque de San Sebastián también se han personado con dos vehículos cinco bomberos y un cabo. Los efectivos se encontraban este domingo sofocando las llamas del incendio de San Martín de Unx, «donde han apagado dos incendios, pero todavía quedan otros frentes. Están trabajando sin descanso». En concreto, Euskadi ha aportado medio centenar de profesionales y diecisiete vehículos procedentes todos ellos de los principales parques de los tres territorios. También DYA Gipuzkoa envió este domingo a siete voluntarios con dos vehículos 4x4 y otro de servicios sociales.

En el operativo, coordinado por un técnico de la Dirección de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco, participan bomberos de las capitales y efectivos de la Brigada de Montes de la Diputación de Bizkaia. El amplio dispositivo se coordina con los bomberos de la Comunidad Foral.

El fuego se extiende también en otros lugares de España. Tras calcinar más de 25.000 hectáreas en la sierra de la Culebra (Zamora), el fuego concedió este domingo una tregua en esta zona. Es uno de los incendios más graves de los últimos diez años en toda España y el peor en la historia de Castilla y León. La bajada de las temperaturas, el cese del viento y la llegada de algunos chubascos permitieron contener las llamas. En Cataluña, uno de los siniestros más graves se registró en Lleida.

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