Accidente en Errenteria

Ander S., un apasionado de los coches clásicos que quería exponer el vehículo en el que ha perdido la vida

En ese turismo llamado a deslumbrar más pronto que tarde a otros amantes de la automoción, Ander S., un joven lezoarra de 22 años, ha encontrado la muerte la madrugada de este domingo tras colisionar en la variante de Errenteria (Gi-636) con otro vehículo con matrícula sa (un BMW 116) que, según las primeras investigaciones, se habría salido de su trayectoria en una curva invadiendo el carril por el que venía de frente el Orión. El conductor del BMW, otro joven de 21 años de edad de nacionalidad sa, ha sido detenido acusado de un delito contra la seguridad vial y otro de homicidio por imprudencia grave.

Junto a Ander, al que sus allegados definen como una persona «muy cabal en la vida y prudente al volante», viajaban tres amigos (dos chicos y una chica). Uno de ellos, Iñaki V., de 20 años y vecino del barrio donostiarra de Altza, también ha fallecido en el accidente. La mujer se encontraba a última hora de la tarde en estado crítico en la UCI y se temía por su vida. El cuarto varón también había sido evacuado al hospital en estado menos grave, al igual que los tres ocupantes del BMW.

En el barrio Lopene de Lezo, donde residía Ander junto a sus padres y su hermano menor, la noticia ha causado una enorme conmoción. Sus vecinos y amigos coincidían este domingo en definirle como un «chaval sano, alegre, educado, trabajador...». «Todo lo que un joven debe ser», sentencia el padre de uno de sus amigos.

Además de su gusto por los automóviles de décadas pasadas, a Ander le gustaba el heavy metal. «Fue a ver el concierto de Iron Maiden al BEC, y tenía entradas para los conciertos del año que viene de Judas Priest en Pamplona y de Rammstein en San Sebastián», evoca otro allegado.

Un vecino le recuerda «jugando con mis perros en el parque». Era un chico «fenomenal, alegre, jovial...». «Me llevaba muy bien con él, a pesar de que era de Osasuna», señala con una tímida sonrisa al recordar los piques vividos a cuenta del fútbol que no es capaz de esconder la amargura que le atenaza.

A pesar de haber vivido en Lezo desde que nació, «hacía más vida en Errenteria, donde había estudiado en Telleri», recuerda otro amigo de la familia. «Luego hizo un módulo en Ortzadar y un grado de soldadura en Don Bosco», añade otro allegado. Esto último le permitió encontrar trabajo en el fabricante de ascensores Orona, donde «iban a hacerle ya fijo», añade. Un sueño que se ha visto truncado de golpe esta madrugada, como el de exponer su Ford Orion en ferias y muestras de vehículos clásicos.