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Los zarpazos de la inflación y la subida generalizada de los precios de los alimentos está modificando la cesta de la compra: se adquieren ... productos de menor precio, como los que ofrecen las marcas blancas; se hacen más compras en promoción y se realizan más visitas al supermercado pero con carros que salen más vacíos. ¿El resultado? Una bajada del gasto medio por ticket; esto es, las compras realizadas son de menor importe. Son los principales cambios que observan los supermercados por parte de los guipuzcoanos, que amortiguan la subida de los precios reinventando su consumo en tiempos de crisis.
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El principal antídoto de las familias guipuzcoanas para intentar recortar los gastos en alimentación están siendo los productos de marca blanca, que cada vez adquieren más presencia en el pastel de la distribución alimentaria frente a las marcas de fabricantes. En un contexto de crisis económica, con las facturas energéticas disparadas y con los precios de los alimentos que no parecen tocar techo –según los últimos datos del IPC, han subido un 15%–, este tipo de productos más asequibles para el bolsillo son una opción que cada vez eligen más consumidores. De hecho, en supermercados como Eroski, suponen ya un 30% en el carro de la compra. «El consumo de marca propia Eroski, muy apreciada por el cliente, ha aumentado de manera especial en el último semestre, también el surtido de estos productos, con una tendencia ascendente clara desde el último trimestre del 2021 (un 3% de incremento), lo que significa que la participación de las marcas propias en la cesta de la compra está adquiriendo cada vez más peso», según explican estas mismas fuentes, aunque no observan que haya determinados productos de marca blanca que se consuman más que otros, como puede ser la leche, los yogures o los artículos de higiene personal. «No hay categorías ganadoras frente a otras», añaden. No ocurre lo mismo en otros supermercados como BM, donde «los derivados de lácteos, quesos, yogures, leches, huevos, repostería, aceites, conservas vegetales y congelados» son las categorías de productos de marca blanca que más se demandan. «También hay un consumo notable en droguería, celulosas (pañales, papel higiénico, compresas...) perfumería y parafarmacia». En esta cadena, aunque cuentan con un surtido de marca propia «muy amplio» en todas las categorías, el peso sobre la marca del fabricante «no es muy significativo, en torno a un 12%», si bien su demanda ha aumentado un 2% respecto al año pasado y «es cierto que, ante la situación actual, la marca de distribuidor se está viendo beneficiada de forma general en el mercado». En el caso de Eroski, igualmente el surtido de marcas de fabricante sigue siendo mayoritaria, aunque si se mira a otras cadenas como Aldi o Lidl, el 88% de las referencias son de marca propia.
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Sea como fuere, los supermercados no obvian este consumo más austero que se está instalando en los hogares y están activando promociones enfocadas a fomentar el ahorro, lo que les está llevando a «potenciar la marca propia», según coinciden las cadenas de alimentación consultadas por este periódico. Desde Eroski detallan que «estamos siendo especialmente activos en promociones, por ejemplo con los 800 productos de marca propia más adquiridos por nuestros clientes. Gracias a estas iniciativas, hemos sido capaces de trasladar 180 millones de euros en ahorro al consumidor este último año». Por su parte, fuentes de BM Supermercados indican que «desde primeros de año estamos realizando promociones y descuentos personalizados a cada tipo de consumidor, sobre todo muy focalizados en los productos frescos, que son el pilar de nuestro modelo».
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Las compras de 'despensa', con carros hasta los topes, están dejando paso a carros con cada vez menos productos. Es otra de las tendencias que observan los principales supermercados del territorio. Y todo por una clara razón: miramos mucho más el precio y se hace una selección de productos más pequeña y más minuciosa. Así, la compra del mes comienza a ser historia y el carro va más vacío. «Es una tendencia que venimos constatando desde hace un tiempo, sobre todo después de la pandemia y creemos viene para quedarse», comentan fuentes de Eroski supermercados. La pandemia dejó curiosamente imágenes totalmente contrarias, con cestas de la compra a rebosar por miedo a un posible desabastecimiento. También la crisis provocada por la guerra de Ucrania y la posterior huelga de transportistas trajo consigo cierta psicosis en los consumidores, que hicieron acopio de productos básicos como el aceite de girasol o la leche, que tuvo que racionalizarse. Ahora, en tiempos de inflación persistente, se invierte la tendencia y las familias se acercan al 'modo crisis'.
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Aunque la lista de la compra sea cada vez más corta, las veces que visitamos el súper por semana «sobre todo tiendas de proximidad, que van al alza», ha aumentado. «Al final es un poco de psicología. Nos puede dar la sensación de que si realizamos compras más pequeñas no estamos gastando tanto como en una compra grande».
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