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«Es un hombre sencillo, bueno y humilde. Hace unos diez años nos vino a visitar a Errenteria y también tuve la oportunidad de estar ... con él en una reunión internacional de las distintas federaciones de la Orden Agustina, en Madrid». Así describe la monja agustina Sor Rosalía –una de las cuatro que mantienen con vida el monasterio de la Santísima Trinidad de Errenteria– al recién elegido como Papa, Robert Prevost, o León XIV, a quien ha tenido «el placer» de conocer en varias ocasiones. Además de ser el Papa número 267, es el primer Pontífice agustino, algo que, sin duda, ha generado una «sorpresa tremenda y una gran alegría».
Como gran parte del mundo, las monjas agustinas del monasterio de la Santísima Trinidad de Errenteria se pasaron el jueves pegadas a la televisión, con esperanza de que la esperada fumata blanca hiciera saber que 'Habemus papam'. Y así fue. A las 18.07 horas el humo blanco apareció en todos los televisores del mundo. La mayor sorpresa, sin embargo, llegó poco más de una hora más tarde y se vivió con especial «emoción» en el ahora casi desierto monasterio de la villa galletera, pues el de Errenteria es el único monasterio de la Orden de las Agustinas que se mantiene abierto en Gipuzkoa. «¡Yo le he conocido!», exclamó rápidamente la responsable de las agustinas, Sor Rosalía.
Uno de los encuentros en los que coincidió con el ahora papa fue breve, pero en opinión de la errenteriarra de 92 años, fue toda una muestra de su «humildad». Por aquel entonces, aunque «no me acuerdo bien de la fecha, hace unos diez años aproximadamente», Robert Prevost era «Prior General de la Orden», es decir, su superior máximo, y realizó una ruta por el Estado para «visitar a los hermanos agustinos que estaban en el monasterio. Antes vivían agustinos en el piso de arriba», explica Sor Rosalía; de ahí que León XIV realizara una pequeña parada en Gipuzkoa.
Aunque el encuentro fue «corto, porque simplemente pasó a saludar antes de continuar con su ruta por diferentes lugares», Robert Provest no pasó desapercibido en el monasterio de la Santísima Trinidad de Errenteria. «Fue muy amable y a todos nos pareció un detalle que viniera a saludarnos», cuenta a día de hoy con una sonrisa, recordando aquel encuentro. Si hace diez años le hubieran dicho que aquel Prior General que visitó su «casa» acabaría siendo papa, Sor Rosalía no se lo hubiera creído.
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El siguiente encuentro, alrededor de estas mismas fechas, fue uno menos íntimo, pero igual de memorable. Y es que el monasterio errenteriarra es uno de los trece que conforman la Federación de Monjas Agustinas Nuestra Señora del Pilar y Santo Tomás de Villanueva –una estructura organizativa dentro de la Orden Agustina–.
Así, uno de los fines de la federación es el de «favorecer el mutuo conocimiento» a través de jornadas agustinianas y cursillos federales e interfederales. Precisamente, en uno de estos últimos, fue donde decenas de monjas agustinas tuvieron la oportunidad de coincidir con el ahora papa, León XIV. «Fue un encuentro internacional y Robert Provest fue el que la presidió», recuerda Sor Rosalía. La foto que acompaña esta información es de aquel día; León XIV aparece en primer plano, mientras que las fieles agustinas posan por detrás.
«A mí casi no se me ve», lamenta Sor Rosalía, pero el recuerdo es lo importante. «Tanto en este cursillo que tuvimos en Madrid como en la visita que nos realizó en casa —el monasterio de la Santísima Trinidad de Errenteria–, se mostró como un hombre muy bueno, una persona muy sencilla. Era muy fácil acercarse y conversar con él», destaca Sor Rosalía. «Es sencillo, humilde y atenderá a todos los que necesiten de su ayuda, sin arrogancias. Estamos muy contentas de que el papa sea agustino», confiesa.
Otra cosa que ha dado de qué hablar, además de «que por fin tengamos un Pontífice agustino» , es el nombre que ha escogido: León XIV. «Nos extrañó un poco que utilizara este nombre, podría haber elegido Agustín», bromea. Con todo, «creo que tiene un significado», comienza a explicar Sor Rosalía. Y es que «el último papa en llamarse León –desde 1878 hasta 1903–, fue uno de los más influyentes del siglo XIX.
León XIII fue el autor de diversas encíclicas, entre ellas 'Rerum Novarum' (Sobre las cosas nuevas) en la que defendía los derechos de los trabajadores y, por ello, se le considera el padre de la Doctrina Social de la Iglesia. Para muchos, su nombre es clave para comprender su compromiso social. Sor Rosalía coincide. «Su nombre tiene un motivo, y yo creo que se ha basado en este escrito, no hay otra causa».
Asimismo, la agustina señala que «me gustaría que León XIV continúe con lo que comenzó el fallecido papa Francisco, porque el mundo está cambiando mucho y seguirá cambiando. Necesitamos un papa que mire hacia delante, no hacia atrás. Además, el papa Francisco le dio varios nombramientos, lo que significa que le veía como buena persona y buen trabajador».
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