La agraciada con el sacrificio ha sido la diputada Mari Cruz Rodríguez, que fue jefa de gabinete de Miguel Ángel Gallardo. Quítate tú para ponerme ... yo. Lo de salvar el pellejo del soldado Gallardo da vergüenza ajena. Pero parece que no propia. El líder del PSOE de Extremadura, imputado en el caso de David Sánchez, ha decidido hacerse diputado en la Asamblea. Así puede enfrentarse a Guardiola. Así puede ser aforado y someterse al TSJEx, con lo que el asunto se alargará.
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En el otro extremo del comportamiento humano, leo en La Vanguardia el caso de un joven que ha donado un riñón (sin conocer a nadie necesitado) y ha propiciado un trasplante múltiple que ha beneficiado a cinco personas. Adrià Montoro dice que no buscaba una satisfacción personal, que Cristo ha sido su inspiración. Lo de Gallardo no será la mayor infamia vista pero, no sé, entre el altruista y el nuevo diputado hay un valle de mediocridad silenciosa donde pacemos la mayoría.
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