
Secciones
Servicios
Destacamos
Estrenada en 2002, 'Lilo & Stitch' fue una suerte de revulsivo en la animación de Disney. La compañía insistía en uno de los temas que más le obsesiona: la muerte de los padres y el posterior crecimiento y desarrollo de los pequeños en su ausencia. Sin embargo, lo hacía desde la sencillez, evitando cualquier atisbo de épica. Aquí era Nani, una adolescente a punto de iniciar su carrera universitaria, quien tenía que hacer de madre y padre de Lilo, su hermana pequeña, una niña algo traviesa que veía, por fin, colmadas sus necesidades de amistad y cariño cuando adoptan a Stitch, un extraño perro de color azul. El animal, un especimen diseñado genéticamente como la perfecta arma de matar, a manos de un científico loco en la otra punta del universo, era el verdadero elemento disruptor en el mundo casi siempre almibarado de Disney.
Gamberro, glotón e impulsivo, Stitch pronto hacía piña con Lilo para sembrar la acuarelada Hawai de caos y destrucción, haciendo las delicias de los más pequeños. A todo ello había que sumar la persecución del animalito a manos de su creador, Jumba, y de Pleakley, un estudioso de la fauna y la flora de la Tierra, un planeta protegido por la organización intergaláctica a causa de su rica colonia de mosquitos. El resultado era una comedia igual de divertida que otras películas de la factoría, pero bastante más desenfadada.
En ese afán de Disney por llevar sus clásicos de animación a la acción real, ahora le toca el turno a esta extraña pareja. Dean Fleischer Camp es el director de una cinta estupenda, que hace algunos cambios para acercarse a la credibilidad que demanda un largometraje así, pero sin trastocar la esencia del título original, logrando por el camino una de las mejores adaptaciones desde que la compañía decidiera iniciar este recorrido. Cabe preguntarle a Fleischer si no le daba un poco de miedo ponerse a los mandos de un clásico como este. «Desde luego. Quiero decir, era tan fan de la original, que me intimidó mucho, pero al final se ha convertido en un gran honor», responde por videoconferencia.
Una de las claves de la renovada 'Lilo & Stitch' es que mantiene un ancla con la película de hace casi 23 años. No solo porque Tia Carrere, la actriz que ponía la voz a Nani en la película original, sea aquí la mujer de servicios sociales que irrumpe de vez en cuando en el hogar de las dos hermanas para ver que todo está en orden, sino porque Chris Sanders, guionista y director de la película original junto a Dean DeBlois, vuelve a poner la voz a Stitch. «Una de las primeras conversaciones creativas que tuvimos fue: '¿Cómo recuperamos a Chris Sanders?'», se sincera Fleischer. Tanto él como el productor Jonathan Eirich tenían claro que Sanders debía volver a doblar al extraterrestre, pero también querían que les diera algún tipo de '' y les supervisara en la medida de lo posible.
Fue, de hecho, una de las primeras personas en recibir los bocetos conceptuales de Stitch, después de varios meses de árduo trabajo perfeccionándolos. «Me apoyó muchísimo», sostiene Fleischer, que asegura que también participó con varias ideas en el estudio donde se redoblaban algunas secuencias. «Es un colaborador realmente generoso y cuando se trata de hacer la voz de Stitch se entrega por completo. No sé cómo no pierde el conocimiento a partir de las tres de la tarde», afirma entre risas. Eirich lo corrobora a su lado: «Es un esfuerzo enorme para su voz, pero lo hace increíble». Cuando vio la película terminada, «le encantó», explica el productor, que recuerda la proyección como una de las más estresantes en las que ha participado.
Permanece el humor, pero también la trama más seria y emocional que dibuja a Lilo como una niña vulnerable, incapaz de encajar con otros niños. ¿Creen que una película así puede ayudar a los padres y los niños que pasen por un trance similar? «Sí, desde luego», asevera Fleischer. «Las situaciones que Lilo vive al principio de la película no son acoso 'per sé', pero tú, como padre, quieres que tus hijos puedan manejar esas situaciones sin comprometer su identidad. Y creo que hay una gran belleza en el arco argumental de Lilo en esta película, que tiene aún más significado que entonces, con las redes sociales», argumenta el productor. «Creo que esta película celebra la belleza del caos y el desorden y el no ser perfecto y eso está bien. No te preocupes por eso. Solo encuentra gente que te quiera», resume.
Jonathan Eirich
Productor de la película
A juicio del director, solo hay una forma de abordar una película como esta y es hacerlo desde «el amor por la original». Se trata, dice, de «ser respetuoso con su legado, mientras intentas hacer una obra que se mantenga por su propio pie y que impacte al público de la misma manera en que lo hizo la cinta original». En este sentido, la clave es que quienes la hagan «sean fans» de la original. «Tienes que pensar -agrega Eirich- en qué te enfurecería que hicieran con la película, pero también hay que tomar otras decisiones que tienen que ver con que la película se desarrolla en un mundo real y tiene que ser creíble, así que hay que cambiar un poco las cosas, aunque eso haga que la historia evolucione en una dirección ligeramente diferente, lo cual también me parece genial porque ofreces al público algo nuevo».
¿Un ejemplo? A diferencia de lo que ocurría en la cinta de animación, Jumba y Pleakley, a los que dan vida Zach Galifianakis y Billy Magnussen, respectivamente, no mantienen su aspecto alienígena mientras se disfrazan con ropa del planeta para pasar desapercibidos en la Tierra, sino que, como ocurría en 'Critters', usan un dispositivo que les permite adquirir forma humana. «Es que no hubiese sido creíble», desliza Fleischer. «Pero eso nos dio la oportunidad de tener a Zach y Billy juntos en cámara, con esa química tan natural que tienen», completa el productor.
¿Otro? La representación de Stitch en la pantalla. El personaje es puro caos, una violencia descontrolada, que en la película de animación se desbocaba y que aquí se suaviza de alguna manera. «La violencia es realmente muy difícil de representar y se desarrolla de forma muy diferente. En una película de animación, podrías tener un accidente de diez coches realmente absurdo en la autopista, pero retaría a cualquier director de acción real a mostrar un choque así y que fuera divertido», reflexiona el director.
Por cierto que a la hora de trasladar al personaje al set de rodaje, el equipo optó por todo tipo de acercamientos. «No hay una solución universal, cada toma y escena requieren su propia solución, pero teníamos varias estrategias», apunta el cineasta. Desde un títere muy realista con el que Maia podía interactuar, hasta un perro real que también aparece en la película surfeando olas, pasando por el coach de interpretación de la joven Maia. «Es un reto cinematográfico que las películas tienen que afrontar cada vez más hoy en día, a medida que las películas híbridas evolucionan y la animación y la acción real se fusionan», dice el director.
Pero Stitch no sería nada sin Lilo, a quien da vida la pequeña Maia Kealoha, y Lilo tampoco encontraría su verdadera voz sin Nani, encarnada por Sydney Agudong. Cuenta Fleischer que hicieron muchísimas audiciones y seleccionaron un grupo muy amplio como punto de partida. «Sabíamos que queríamos contratar a actores locales, pero cuando se acerca la producción siempre da miedo no tener un reparto definido y empiezas a pensar: 'Ojala pasen por esa puerta en los próximos dos minutos'. Pero al final creo que el elenco es fenomenal y estamos muy contentos», concluye.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.