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A los 51 años, el bilbaíno Richar Vaquero, director de un centro de menores en excedencia y cara poco conocida en Podemos Euskadi hasta hace ... un año, cuando se estrenó en las Juntas Generales de Bizkaia, coge las riendas del partido en su momento más bajo. No obstante, asume con ilusión el reto de recuperar a su gente, salir a la calle y volver a tener voz en las instituciones. Se define como «un bicho social y no político» y prueba de ello es que lleva 25 años atendiendo a los colectivos más vulnerables.
–¿Cómo se siente al tomar las riendas del partido?
–Ilusionado porque creo que podemos hacer algo bueno, pero con un sentimiento de responsabilidad muy grande porque no queremos defraudar y porque queremos recuperar nuestro proyecto y el revulsivo que fuimos, y eso supone un esfuerzo enorme.
–Va a liderar el proyecto en las horas más bajas del partido...
–Sí, por eso hablo de responsabilidad. Lo fácil sería liderar el partido cuando uno está en la cresta de la ola y con representación tanto en la calle como en todas las instituciones. Pero no es así. Lo más importante en este momento, insisto, es recuperar ese gran proyecto que tuvimos, ese impacto que supuso nuestra irrupción en la política... Y creo que lo vamos a hacer bien.
–Entonces lo más urgente será remontar el vuelo, ¿no?
–Así es. Nuestra prioridad es recuperar los círculos, recuperar la motivación de nuestra gente, la posibilidad de participar para que la gente sea escuchada, recuperar en definitiva la militancia para volver a ser el apoyo de los movimientos sociales.
–¿Podrá Podemos volver a 'asaltar los cielos', el eslogan de Pablo Iglesias en los inicios?
–No sé si volveremos a asaltar los cielos. En realidad muchas de las cosas que decíamos o hacíamos hace años, las han ido copiando el resto de fuerzas políticas. Y eso es bueno, porque al final todos se han ido vistiendo de morado. Porque todos nos copiaron. Ahora no somos tan originales, pero hacemos lo que prometemos.
–¿Qué les copiaron?
–Desde el principio de Podemos, nosotros decíamos que había que escuchar a la gente de la calle. Siempre hay que escuchar a la ciudadanía. Pues ahora resulta que lo están haciendo todos los partidos, escuchan a la gente porque la gente está haciendo ruido. Al final haber generado un precedente o haber generado esa jurisprudencia y que la gente sea escuchada es bueno.
–¿Cree que Podemos está desdibujado en Euskadi? Con su representación no pueden influir en la política del día a día.
–Hemos perdido representación en el Parlamento Vasco. Pero seguimos en otras instituciones importantes como son las Juntas Generales de Gipuzkoa, Álava y de Bizkaia, y en los ayuntamientos. Estamos desdibujados en el sentido de que no tenemos a tanta gente en las instituciones, pero seguimos teniendo gente y fuerza en la calle, y eso es importante.
–Ahora que habla de las Juntas. ¿Qué papel van a tener en Álava y Gipuzkoa? ¿Van a entrar en la política de pactos?
–Yo creo que ir a una negociación es algo lógico, pero parece ser que otras fuerzas no lo ven de esta manera. Si intentamos defender una iniciativa y el resto de fuerzas con las que tenemos que negociar no están por la labor, pues no habrá ningún acuerdo. Nosotros tenemos unas líneas rojas muy definidas, y la más importante es a nivel fiscal, que pague el que más tiene, pero otras fuerzas no lo consideran así.
–¿Fue usted partidario de romper con Sumar en Euskadi? Una ruptura que resultó negativa para ambas formaciones.
–A ver, yo fui partidario de escuchar. Si somos capaces de negociar con el PNV, con el PSOE o con el PP incluso, ¿cómo no íbamos a hacerlo con Sumar? Yo participé en el proceso, en la Asamblea entre ambos partidos a favor de la recomposición y vi que no había un acercamiento, que por mucha propuesta que se hiciera, no había solución. La otra parte no quiso escuchar y al final se rompió. Al final no se alcanzó un acuerdo y cada uno por su lado.
–Pero les perjudicó...
–Bueno, nos perjudicó en un primer momento...
–Dijo Ortuzar en una entrevista que publicó este domingo este periódico que Podemos es un partido tóxico para el gobierno de Sánchez. ¿Qué opina?
–Pues me hace gracia y me gusta. Por una vez voy a estar de acuerdo, sin que sirva de precedente. Ortuzar dice las cosas como las piensa. ¡Que somos tóxicos! No bailarle el agua y exigir responsabilidades a los diputados de Repsol me parece bien. Es que es la empresa más contaminante a nivel estatal. Y si los diputados de Repsol nos llaman tóxicos, pues adelante. Pero es el mundo al revés, no tengo ningún problema y me encuentro cómodo en ese rol.
–El Gobierno de Sánchez está en su momento más bajo y la relación con Podemos es cada día más tensa. ¿Qué está pasando?
–Bajo la argumentación de la responsabilidad, nos exigen un apoyo continuado y para ello, lógicamente, debemos pedir contrapartidas. Si nos piden respaldo para una iniciativa y nosotros les preguntamos a ver qué van a hacer con la vivienda y nos dicen que nada, no podemos apoyarles. Entonces nos reprochan que si no tienen nuestro respaldo, llegará la ultraderecha. Siempre estamos con la espada de Damocles de que lo que está por venir es peor que lo que tenemos. Pero aquí y en Madrid, debemos defenderla. Y en esa tesis estamos, en ese tira y afloja, y claro que apoyaremos al Ejecutivo si lo que nos conceden es bueno para la gente. Y ahí está el PNV, que no sé si está celoso o es que defiende solo intereses particulares. Pero tenemos claro que saldremos a la calle con los movimientos sociales, y recuperaremos sitio en las instituciones para dar voz a la gente que no la tiene.
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