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Ander Barrenetxea está cuajando un principio de temporada sobresaliente. Ni los más optimistas apostarían a que en la jornada cinco el donostiarra podría llevar ... ya tres goles. Que es un diamante en bruto todos lo sabíamos. Que tiene una calidad asombrosa y que es un jugador diferencial, también. Él mismo lo ha demostrado muchas veces. Pero le faltaba regularidad y consistencia, algo que ha encontrado gracias a un Imanol que ha apostado definitivamente por él. Mérito de ambos.
El donostiarra jugó descalzo en la nueva Casa Blanca. Hay pocos estadios en el mundo que impongan más que el Santiago Bernabéu. No importa, el canterano juega como si estuviese en el patio de la Ikastola Larramendi con sus excompañeros de bachiller. Ayer llegó con tiempo a clase. Es un alumno aventajado. De esos que gustan a los profesores; educados, trabajadores, sonrientes y a los que si le mandas tarea aceptan sin rechistar. Eso sí, encuentra en Kubo el mejor compañero de clase. Barrenetxea firma el gol final, pero la jugada coral de la Real en el 0-1 es de matrícula de honor.
Tras una cadena de pases el cuero cae en Traoré, ese 'malote' de clase repetidor que se imponía siempre por superioridad física. Cedió a Kubo, que siempre tiene apuntes para repartir. Claves resultan en la jugada los dos movimientos del propio africano y Oyarzabal, que se lanza al primer palo para generar espacio a su compañero. Pocos aprecian ese movimiento, pero resulta fundamental para que Barrenetxea pueda rematar de primeras. Paró Kepa, portero de la Ikastola contraria con la que siempre hay rivalidad, pero a la segunda, balón a la cazuela. 21 años y Barrenetxea ya ha marcado tres goles al Real Madrid, el primero de ellos en Chamartín.
La Real revoloteó al patio y Barrenetxea se tuvo que poner el mono de trabajo. De estar descalzo ponerse zapatos de seguridad, aquellas botas amarillas industriales creadas para evitar accidentes laborales. Ahí también disfruta el extremo, que tuvo que perseguir a Carvajal, el agresivo de la otra clase. El lateral generó muchísimo peligro en la primera mitad y fue Tierney quien cogió su marca. Pero Barrene volvió a asomar por el ataque varias veces. Dispuso de un tiro franco que se marchó arriba que pudo ser el 0-2 y otro chut desviado por Tchouaméni.
El gol nada más comenzar la segunda mitad trastocó los planes puesto que el Madrid dio un paso hacia adelante. Lógicamente la Real se vio obligada a defender más atrás y Barrenetxea perdió fuelle, pero como la mayoría de los futbolistas txuri-urdin. Si en el primer acto los de Imanol llegaron mucho ímpetu, en los segundos 45 minutos apenas pisó con peligro el área de Kepa, que solo tuvo la necesidad de salir de puños a una internadad de Barrene, para aquel entonces ya con las pesadas botas de seguridad.
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